La religiosa repite como 'facilitadora' en la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad María Luisa Berzosa: "En la exhortación postsinodal me gustaría leer que estamos gestando una Iglesia de acogida inclusiva"
"Diría que ese servicio de facilitadora me ha resultado apasionante por el desafío que en sí mismo entrañaba. Era algo muy nuevo por los participantes y la metodología aplicada. Fui abierta a la novedad que podía encontrarme y lo viví con gran libertad y mucho respeto por parte de todos los participantes"
"Considero un privilegio haber participado en todo este proceso desde octubre 2021. Me he confirmado en el realismo de nuestra Iglesia, con sus luces y sus sombras, en mi deseo de permanecer en ella colaborando desde dentro, he crecido en pertenencia y por tanto en participación activa desde mi ser de mujer"
"Las muchas horas de escucha como Facilitadora me han regalado tocar de cerca la inmensa diversidad de contextos y situaciones que tenemos en nuestra Iglesia y ser testigo asombrada de tantas personas que se entregan hasta el final de sus días al Señor y a los hermanos en esta Iglesia que es la suya"
"Las muchas horas de escucha como Facilitadora me han regalado tocar de cerca la inmensa diversidad de contextos y situaciones que tenemos en nuestra Iglesia y ser testigo asombrada de tantas personas que se entregan hasta el final de sus días al Señor y a los hermanos en esta Iglesia que es la suya"
"Fui abierta a la novedad que podía encontrarme y lo viví con gran libertad y mucho respeto por parte de todos los participantes". María Luis Berzosa, a punto de repetir experiencia en la segunda fase del Sínodo de la Sinodalidad que se inaugura esta semana en el Vaticano como 'facilitadora', reconoce que esta experiencia le ha resultado "apasionante por el desafío que en sí mismo entrañaba", nada menos que apoyar espiritualmente las dinámicas de conversación y favorecer el encuentro entre las personas, lo que no siempre era fácil.
Esta religiosa Hija de Jesus, que reside desde hace cuatro año en la curia general de su congregación en Roma, se siente muy animada ante la segunda fase de este inédito experimento eclesial iniciado por Francisco en 2021, que se inaugura este miércoles. Más allá de las expectativas generadas, y algunas frustraciones consiguientes, a "la Berzosa", como la llama el Pontífice, cuando éste tenga que escribir su exhortación postsinodal, le gustaría leer en ella "que estamos gestando una Iglesia de acogida inclusiva, de relaciones igualitarias, poniendo el acento en esa igual dignidad que nos confiere el Bautismo, sin tanto clericalismo", reconoce en entrevista con Religión Digital.
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Segunda fase del Sínodo sobre la Sinodalidad. Usted ya ha participado también en la primera como “facilitadora”. ¿Le ha resultado ‘fácil’ esa labor o tiene su enjundia? ¿Cómo se ha presentado ante ella?
Diría que ese servicio de facilitadora me ha resultado apasionante por el desafío que en sí mismo entrañaba. Era algo muy nuevo por los participantes y la metodología aplicada. Fui abierta a la novedad que podía encontrarme y lo viví con gran libertad y mucho respeto por parte de todos los participantes; hubo algún momento en que me sentía un poco “perdida”, pero día a día iba ganando confianza por el ambiente que se creaba en el grupo y me sentía siendo yo misma.
¿Con qué expectativas acude a esta segunda sesión? ¿Será, por seguir con el término, más ‘fácil’ que la primera?
Me siento muy animada para la segunda Asamblea. No dudo que será distinta, las experiencias no se repiten y sí que me siento confiada ante la experiencia vivida el año pasado. Además, vamos a tener tres días de formación previa los Facilitadores/as y eso también ayuda mucho.
Esta segunda fase ya no encierra el aspecto de la novedad en un terreno tan poco transitado como el del abordaje de la sinodalidad en un sínodo que, además, rompió moldes, y en donde tantas cosas parecían posibles porque se habían podido verbalizar. ¿Ha bajado un poco el souflé de las expectativas con respecto a hace un año?
El año anterior tenía toda la novedad de participantes, temas, metodología… Este año ya encontraremos puntos conocidos en el Aula pero, como decía antes, la diferencia somos las personas que estamos en momentos distintos. Creo que las expectativas tienen más realismo de un año caminando o deseando caminar en sinodalidad. Esa experiencia también será interesante si pasamos de hechos puntuales a proceso de cómo ser y estar en la Iglesia de otro modo.Y apostamos por ello.
Del debate sinodal de esta segunda fase han desaparecido temas como el de las diaconisas o la ordenación sacerdotal femenina. ¿Le resta credibilidad al resultado final o es una oportunidad para que el proceso no descarrile en su totalidad?
Creo que esos temas están en la vida y seguirán saliendo. Personalmente no me siento invitada a ninguna de las dos cosas, en la Iglesia actual, pero entiendo y respeto que otras mujeres tengan esa vocación y me parece necesario que se trate. Pero no sería positivo que fueran “los temas” y nos distrajeran del objetivo que persigue el Sínodo de la Sinodalidad, como proceso de cambio eclesial al que me he referido antes.
Considero un privilegio haber participado en todo este proceso desde octubre 2021. Me he confirmado en el realismo de nuestra Iglesia, con sus luces y sus sombras, en mi deseo de permanecer en ella colaborando desde dentro
¿Qué ha aprendido usted en todo este proceso, en el que le ha tocado jugar un papel tan cercano?
Considero un privilegio haber participado en todo este proceso desde octubre 2021. Me he confirmado en el realismo de nuestra Iglesia, con sus luces y sus sombras, en mi deseo de permanecer en ella colaborando desde dentro, he crecido en pertenencia y por tanto en participación activa desde mi ser de mujer. Y sobre todo, voy descubriendo la centralidad de la persona de Jesús y su evangelio, como referente central para mi vida cristiana. La Iglesia es el camino, el puente, el paso, no es la meta.
Ha sido un proceso sinodal ejemplar desde su puesta en marcha en 2021, pero será el Papa quien diga la última palabra en su exhortación final. ¿Qué le gustaría leer en ella?
Me gustaría leer que estamos gestando una Iglesia de acogida inclusiva, de relaciones igualitarias, poniendo el acento en esa igual dignidad que nos confiere el Bautismo, sin tanto clericalismo. Y me gustaría escuchar por tanto, que las mujeres tengamos nuestra presencia y participación de manera corresponsable en los órganos de decisión de la iglesia.
Y, finalmente, que se terminan ciertas actividades, pero que la sinodalidad ha llegado para quedarse y es responsabilidad de todos y todas llevarla adelante.
Muchas gracias por esta posibilidad de reflexionar y expresarme en vísperas de comenzar la nueva etapa sinodal. Las muchas horas de escucha como Facilitadora me han regalado tocar de cerca la inmensa diversidad de contextos y situaciones que tenemos en nuestra Iglesia y ser testigo asombrada de tantas personas que se entregan hasta el final de sus días al Señor y a los hermanos en esta Iglesia que es la suya.
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