Hermana Guadalupe: "Aprovecha el momento, lo esencial lo tienes dentro" Monjas de clausura animan a la introspección: "Se nota el silencio inmenso"
Los conventos de clausura de las Agustinas, las Clarisas y las Anas son una isla de recogimiento y paz dentro de la ajetreada vida de Murcia
Sus religiosas comparten estos días el "encierro" con la inmensa mayoría de la población
La clarisa Guadalupe, que lleva 21 años haciendo vida de clausura, manifiesta entender el "sufrimiento y la angustia" que vive la población ante la crisis generada por el coronavirus
"(El confinamiento) puede venir bien para adentrarnos en nosotros mismos", ahonda Guadalupe
La clarisa Guadalupe, que lleva 21 años haciendo vida de clausura, manifiesta entender el "sufrimiento y la angustia" que vive la población ante la crisis generada por el coronavirus
"(El confinamiento) puede venir bien para adentrarnos en nosotros mismos", ahonda Guadalupe
| Pedro Lizarán
(EFE).- Los conventos de clausura de las Agustinas, las Clarisas y las Anas son una isla de recogimiento y paz dentro de la ajetreada vida de Murcia, pero sus religiosas, que viven un confinamiento voluntario y animan a la introspección, comparten en los últimos días el "encierro" con la inmensa mayoría de la población: "Se nota el silencio inmenso".
La conversación telefónica entre un periodista confinado obligatoriamente por la pandemia del Covid-19 y la clarisa Guadalupe, 21 años haciendo vida de clausura, comienza con un trasiego en el teléfono entre las seis monjas del convento de las Claras, entre ellas Inés, que cuenta que cumple 90 años ese día como si no fuera con ella la cosa.
Finalmente, Guadalupe recoge el auricular, uno de los pocos medios de contacto con el resto del mundo, y manifiesta entender el "sufrimiento y la angustia" que vive la población ante la crisis generada por el coronavirus, pero defiende su modo de vida como el camino para llegar a uno mismo: "Lo esencial lo tienes dentro", apostilla.
"A veces, oigo a la gente decir 'pobrecitas, aquí encerradas', pero... ¿quién está realmente encerrado?", se pregunta la monja antes de apelar a las personas que tienen que estar en casa confinadas a que aprovechen este momento y "dejen de encerrarse en egoísmos que no nos dejan vernos a nosotros mismos".
"(El confinamiento) puede venir bien para adentrarnos en nosotros mismos", ahonda Guadalupe antes de lamentar que el coronavirus también ha trastocado su rutina diaria, puesto que, a diferencia de los monjes de clausura, ellas ya no pueden recibir la eucaristía porque ningún sacerdote puede entrar en el convento.
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