"El Papa nos está dando lecciones, pero no estamos siendo fieles a ese mensaje liberador-evangelizador de Francisco" Nicolás Castellanos: "Esta Iglesia fundada en la religión, no en el Evangelio, lleva las de perder y desaparecer"
"La pobreza es un problema planetario"
"La Iglesia va a pasar de una Iglesia de cristiandad a esta otra Iglesia misionera, de la fraternidad, que es el mensaje del Vaticano II, y entonces yo creo que esta Iglesia fundada en la religión, no en el Evangelio, lleva las de perder y desaparecer"
"La comunidad tiene que elegir y presentar al obispo el candidato"
"Yo soñaría que saliera la Iglesia de la mayoría. Del sínodo de la mayoría. Creo esa es una Iglesia plural, eclesial donde están obispos, jerarquía, sacerdotes, religiosos y laicos. Que los indígenas tengan voz y voto. Que la mujer tenga voz y voto en la Iglesia porque hasta ahora, aunque Francisco ha hecho ya algunos cambios, todavía las decisiones de servicio las tomas hombres y, además, mayores"
"La comunidad tiene que elegir y presentar al obispo el candidato"
"Yo soñaría que saliera la Iglesia de la mayoría. Del sínodo de la mayoría. Creo esa es una Iglesia plural, eclesial donde están obispos, jerarquía, sacerdotes, religiosos y laicos. Que los indígenas tengan voz y voto. Que la mujer tenga voz y voto en la Iglesia porque hasta ahora, aunque Francisco ha hecho ya algunos cambios, todavía las decisiones de servicio las tomas hombres y, además, mayores"
"El mensaje del Papa es muy claro, muy liberador y, sin embargo, ¿hasta qué punto obispos, sacerdotes, laicos y religiosos asumimos ese mensaje?". El obispo-profeta Nicolás Castellanos, de visita en España, tiene muy claro que el próximo Sínodo puede suponer una última oportunidad de transformación para la Iglesia.
"La Iglesia va a pasar de una Iglesia de cristiandad a esta otra Iglesia misionera, de la fraternidad, que es el mensaje del Vaticano II, y entonces yo creo que esta Iglesia fundada en la religión, no en el Evangelio, lleva las de perder y desaparecer", subraya Castellanos, que no soslaya el problema de abusos en Bolivia y exige a la institución que se tome en serio la lucha contra la pobreza, que es "un problema planetario". Hablamos con él.
Hoy nos acompaña un muy buen amigo de esta casa, obispo emérito de Palencia, misionero, agustino…, muchas cosas. Nicolás Castellanos. ¿Cómo te encuentras?
-Estando aquí, en Religión Digital, de maravilla.
-Te tratamos bien.
-Y además, creo que estáis haciendo un servicio a la Iglesia y a la sociedad, impresionante.
-No nos gusta que nos lo digan en público, pero conviene de vez en cuando porque no es muy usual. Más bien, suelen llegar las críticas. Pero, bueno, muchas gracias.
A Nicolás no hay que presentarle; todo el mundo le conoce. Acaba de recibir un hoenaje, la semana pasada, en Madrid, en la Casa de Palencia. Presentó hace poco sus memorias, editadas por San Pablo, que también podéis comprar en la tiuenda de RD, y su último libro, que tiene, además, prólogo del Padre Ángel, en cuya casa nos hallamos, 'El arte del bien y buen vivir'. ¿Se puede vivir bien en el mundo de hoy?
-Yo creo que sí.
-Pero no hablo solo de dinero. Hablo de ese buen vivir.
-Yo creo que sí. A veces nos falta un poco de folosofía, los principios, y cuando verdaderamente tenenemos una filosofía y hemos descubierto el horizonte del sentido de la vida, a pesar de las dificultades, de todo lo que implica la globalización, la pobreza en el mundo (que es un problema planetario), creo que se puede vivir bien. Los indígenas, esto lo entendían.
-Nosotros, que vivimos en el primer mundo, tenemos la obligación de vivir bien. Pero elderecho de vivir bien, ¿se lo reconocemos a todos?
-Te voy a decir una frase que tengo acuñada: en el norte tenéis todos los medios para vivir y os faltan razones para existir. En el sur carecemos de casi todos los medios y nos sobran razones para vivir, para existir y para festejar.
-Y para buen vivir. ¿Cómo es tu vida aquí? Porque sigues estando entre Bolivia y España.
-Pues aquí es una vida de mucha relación, de muchos encuentros. Yo no paro. Desde que era joven ya, para mí la vida es encuentro. Y a mí me ha ido muy bien entiendo la vida de esta manera.
Y también, intento tener la oportunidad de mostrar la realidad de allá. Estoy, por ejemplo sorprendido: tuve una charla en el primer centenario de la Asociación de Antiguos alumnos, en los agustinos del colegio de León, Quedé impresionado de cómo impacta, cuando les hablas de que en el año 1993, cuando fuimos a Bolivia, los niños se morían de hambre. Creo que es importante esta comunicación, esta interculturalidad entre el norte y el sur para que vayamos creando lazos de solidaridad, de comunión, de fraternidad. n elmundo de hoy no podemos perder de vista la perspectiva que señaló el concilio Vaticano II. La fraternidad de hombres, mujeres,razas, culturas no es una utopía; tiene que ser una realidad.
-Una fraternidad que casa mucho con el concepeto de globalización, en principio. Pero, es verdad que estamos en un mundo tan globalizado que, curiosamente, cada vez nos preocupa menos lo que suceda lejos, aunque sepamos lo que pasa. Nos preocupamos más, es lógico, de la guerra de Ucrania o de lo que ocurra día a día aquí, en época preelectoral en la que estamos inmersos desde hace años, es algo común pero no del aquellos que están lejos. Antes teníamos la excusa de no saber.
-Hoy día no hay excusa ninguna.
-¿Somos más responsables ahora de la suerte de los empobrecidos que antes?
-Pero, el sistema nos engulle y no vemos más que lo que tenemos delante. Sin embargo, para mí, la pobreza es un problema planetario. Y la felicidad depende para todos de en la medida que ayudemos a reducir la frinteras de la pobreza. A crear un mundo habitable para todos. Que estas son categorías que no se barajan.Y, sin embargo, yo creo que la felicidad personal depende de que yo ayude a los otros a ser felices. De que yo ayude a crear un mundo habitable, de que yo ayude a reducir las fronteras de la pobreza.
-Es curioso que en un mundo global seamos tan parciales, y que tengamos un papa que por primera vez ha pyuesto sobre la mesa, con rango de encíclica, esta doctrina de fraternidad humana, del nadie se salva solo, del somos correspansables no solo de la natuarleza, sino de los que vivimos en ella.
-Pues sí. Yo creo que el papa ha puesto el dedo en la llaga al decir que la fraternidad es la solución a todas las guerras y enfermedades del mundo de hoy. Y qué duda cabe de que la Iglesia va por ahí, hoy en día. La Iglesia va a pasar de una Iglesia de cristiandad a esta otra Iglesia misionera, de la fraternidad, que es el mensaje del Vaticano II, y entonces yo creo que esta Iglesia fundada en la religión, no en el Evangelio, lleva las de perder y desaparecer. Y creo, y esto ya lo decía Ranner, que la Iglesia va a seguir siendo significativa. Pero en pequeñas comunidades que sean fermento. Un comunidad donde se lea la palabra de Dios, se rece, se celebre la eucaristía y se salga a la calle. Porque la Iglesia de hoy está excesivamente centrada en los sacramentos y , además, devaluados: la dimensión social no cuenta. La comunidad tiene que ser un pequeño fermento transformador sembrado en el barrio, en el centro de la ciudad, etc. Y aquí, otra importante, de estas comunidades tienen que salir las vocaciones, los sacerdotes. La comunidad tiene que elegir y presentar al obispo el candidato.
-Pues entonces debemos estar haciéndolo muy mal porque la estructura es radicalmente lo contrario. También lo señala en sus últimos libros José María Castillo, esa pelea entre religión, Evangelio, Iglesia. Pero es verdad que la estructura de la institución no fomenta, precisamente, esa participación. A pesar de que ahora estamos con el ambiente sinodal y todo esto, da la sensación de que parecen más juegos florales que realidades. No sé cómo lo ves.
-Efectivamente el tema es serio. Y para mí este es el tema central de la iglesia, tenemos que su fuerza reside en los rituales, leyes, en normas, prescripciones, etc. Si te das cuenta Jesús realiza un proyecto de humanización. Se dedicó a hacer cosas humanas; curar enfermos, dar de comer a quie tenía hambre…, cuidando las relaciones humanas por una buena convivencia. Si Dios se humaniza, se encarna, es para que nosotros nos humanicemos. Entonces, por ahí tienen que ir los tiros.
Yo creo que esos temas profundos tenían que preocupar a la Iglesia y, de modo especial, a los responsables de la Iglesia. Por otra parte, el Papa nos está dando lecciones, pero también creo que no estamos siendo fieles a ese mensaje liberador-evangelizador del Papa Francisco.
-Necesita ayuda.
-Sí.
-Y no se la estamos dando del todo. Hace 32 años, creo, diste un paso que para un jerarca de cualquier institución, pero especialmente de la Iglesia, es difícil. Dejar los palacios, dejar la dignidad e irte de misionero. No te jubilabas, no era una cuestión de edad… ¿Por qué lo hiciste?
-Pues mira, llegó un momento que pensé: «con lo que yo estoy hablando y estoy siempre cerca de los pobres… ¿por qué un obispo no va a ser misionero?» Y también tenía otro pensamiento de ser Agustín. San Agustín dice: sólo sirve el que preside. Yo no me veía de viejo de obispo, y creo que hice mis deberes de obispo en 13 años. Y, fíjate tú, el primer acto que hice nada más llegar a Bolivia. En el barrio donde vivía los niños se morían de hambre y organizaron en Palencia un festival folclórico con Pepe Castillo. Salieron cinco millones y medio. Al mes teníamos un centro de niños desnutridos, salvamos 5000 vidas de bolivianas y bolivianos. Solo por este gesto, valía la pena renunciar.
-Pero eso ¿cómo lo vas a interiorizando? Porque entiendo que cuando aceptas se ser consagrado obispo, no piensas que te vas a ir en 13 años a Bolivia.
-Sí lo pensaba. Me acuerdo que en una reunión, en una zona pastoral, hablé de que lo ideal para los curas sería estar 10- 15 años en la parroquia y cambiar. Y un cura tuvo la valentía de decir: y el señor obispo, cuando lleve este tiempo, ¿lo hará? Y le contesté: si sigo pensando como ahora, sí. O sea, yo eso lo tenía asimilado.
-¿Debería cambiar también eso? El servicio del obispo, que no sea una cosa eterna.
-Sí. Creo que aplicar el principio desde San Agustín: solo preside el que sirve. Si yo no sirvo, no debo seguir ahí.
-¿Y cómo surge Bolivia?
-Muy sencillo. A mí me invitaron los agustinos de Bolivia, que eran holandeses, a darles unas charlas en 1988. Yo estaba dándole vueltas, buscando la forma de renunciar. Y me enamoré de Bolivia, de la gente. Y por una segunda razón; Bolivia es el país más pobre después de Haití.
Esa fue la idea de ir a Bolivia y se realizó. Tuve dificultades, porque cuatro obismos me rechazaron. No me aceptaban.
-Supongo que aquí alguno intentaría que no fueras.
-No, no creas.
-¿Preferían que te fueras?
-No. Me felicitaron. Recuerdo una carta muy cordial, muy entrañable, del cardenal Marcelo felicitándome. Me dijo que le parecía una decisión muy bien tomada.
-Estos 30 años largos en Bolivia ¿cómo te han cambiado? Cómo ha cambiado el Nicolás que decidió partir?
-Yo creo que no he cambiado, que sigo la misma línea; la opción por los pobres la tuve clara cuando fui agustino y cuando fui obispo de Palencia. Te cambia en el sentido de que te haces más sensible a esas necesidades. A mí me rompe el alma que los niños en Bolivia no pueden hacer tres comidas al día. Allí, por ejemplo, los niños desayunan, 'un tesito' y 'un pansito' (un té y un pan). Y cenan lo mismo. Cuando ibas a las escuelas, veías a media mañana todos los niños así. Están muertos de hambre.
Entonces, lo primero que hicimos fue abrir cuatro comedores. El niño, para ir al comedor, tiene que estar escolarizado, pero una manera de que rindan en la escuela es que estén bien alimentados.
-¿Cómo es el día a día?
-Muy diverso. Igual un día te pasas todo el día en la cárcel porque a un chico joven del plan le han metido en la cárcel, y allí te sale el juicio dentro seis u ocho años. Entonces, es muy variado.
Por ejemplo, el último día, me llama una antigua parroquiana (ahora soy párroco de Hombres Nuevos), ella siempre iba a misa y quería hablar conmigo. Fui a verla y me encuentro que es una especie de choza. Una uralita llena de goteras, sin paredes, con plásticos, un día de frío… Allí, cuando hay solazo es un frío húmedo porque es clima subtropical. Bueno, pues eso ya te implica que hay que moverse y en este caso de hacerle un cuarto con su baño para que pueda vivir.
En el día a día yo leo mucho. Para mí, una cosa importante, lo primero en el día, es la oración. En la fraternidad en la que vivimos tenemos la oración de la mañana, de la noche, el retiro, pero porque nuestro proyecto tiene una mística, que es ser una fraternidad inspirada en Jesús, de esas que salen a la calle, que están más en la calle que en casa.
-Pero no deja de ser también espiritual. A veces, tendemos a parcelar al ser humano, o es es espiritual, o es de acción, político, etc.
-Yo siempre cito a Pablo VI. Decía: un elemento esencial de toda evangelización es la promoción integral de todo el hombre y de todas las mujeres y hombres. Hacer una escuela, de dar de comer, etc, todo eso es evangelizar.
El proyecto Hombres Nuevos evangeliza desde esa promoción integral. Piensa que hemos hecho 100 escuelas, que tenemos la única Facultad de Teatro de todo el país.
-¿Cuántos niños han podido pasar por allí durante estos años?
-En esos años, igual han pasado ya 100.000.
-Sí que mereció la pena esa decisión tuya. Te tengo que preguntar, aunque sea brevemente, por la situación que ha puesto a la iglesia boliviana en el mapa lamentablemente, en los últimos tiempos, con la publicación del diario de un pederasta español. El padre Pica, y la reacción; saliendo otros pederastas, la reacción del Gobierno, incluso el papa Francisco ha respondido hace hace pocos días al presidente de Bolivia diciéndose avergonzado.
¿Cómo se vive esa esa realidad, sabiendo que no toda la Iglesia es, ni mucho menos, así?
-La Iglesia en Bolivia, juntamente con los medios de comunicación son las dos instituciones de mayor credibilidad. La iglesia está en los barrios, está con los pobres. Quiero decir con esto que allí yla Iglesia no está desprestigiada.
-No pasa como aquí. Ni en el caso de los medios, tampoco.
-Entonces en los medios de comunicación ha tenido mucha repercusión. Se habló mucho del caso, pero también algunos hemos dicho, oye, un momento; el padre Pedrajas es un jesuita, pero los jesuitas han hecho una gran labor social, humanitaria y evangelizadora con los indígenas, con los pobres, con los campesinos… Y eso la gente lo palpa y lo vive. Cuando yo llegué a mi barrio, había 75.000 habitantes. Ahora tiene medio millón.
-Sí que es verdad que en el caso de los jesuitas ha habido más de uno y más de dos provinciales que…
-Todo eso se ha denunciado y los jesuitas han estado a la altura, aceptando las cosas como son y
afectando las cosas como son e intentando poner las cosas en su sitio.
Cura Pederasta: Diario de Alfonso Pedrajas llegó a Bolivia y Jesuitas lo entregaron a la Fiscalía https://t.co/mvCb7llulk
— ahoradigital (@ahoradigital1) June 20, 2023
-Cualquier abuso o cualquier encubrimiento es un error.
-Entre la gente, no ha tenido mayor mayor repercusión. Pero sí en los medios y el Gobierno lo ha atizado y ha insistido.
-Pero ¿preocupa? Y si preocupa ¿hasta qué punto?
-No, porque es mayor la credibilidad que tiene la Iglesia. Tú piensa que en todos los barrios hay unas hermanas que tienen un comedor, que han hecho una escuela. Desarrolla una labor social grande.
-Aún así, hay que atajarlo.
-Hombre, por supuesto que hay que condenarlo, censurarlo y cortarlo totalmente.
-Volvamos a la Iglesia universal. Estamos en una época del sínodo, donde muchos están planteando sus sueños, sus ideas y propuestas de todo tipo. Las más políticas y las más evangélicas. ¿Como es la Iglesia que le gustaría que saliera de este proceso? No tanto la que sueña.
-Yo soñaría que saliera la Iglesia de la mayoría. Del sínodo de la mayoría. Creo esa es una Iglesia plural, eclesial donde están obispos, jerarquía, sacerdotes, religiosos y laicos. Que los indígenas tengan voz y voto. Que la mujer tenga voz y voto en la Iglesia porque hasta ahora, aunque Francisco ha hecho ya algunos cambios, todavía las decisiones de servicio las tomas hombres y, además, mayores.
Me parece que ese 50% de la humanidad y de la iglesia, tiene que tener voz y voto. Hay que superar todas las marginaciones, exclusiones, etc.
-La Ceama es un proyecto que va en ese sentido, la Conferencia Eclesial (no, episcopal) de la Amazonia.
-Fíjate que el Papa ha introducido la Asamblea Eclesial. Sabes que cuando los obispos hablaron de otra conferencia como la de Medellín, Puebla, Aparecida, etc., el Papa dijo no, mejor que sea asamblea eclesial de todo el pueblo de Dios. Que, en definitiva es el pensamiento de la eclesiología de comunión del Vaticano II.
-Ahora tenemos un sínodo que sigue llamándose de obispos, pero que por primera vez va a tener laicos hombres y mujeres, religiosos, sacerdotes, no sólo obispos, con voz y también y también con voto. ¿Eso ha llegado para quedarse? ¿Puede ser el germen de algo más? O es, simplemente, una concesión.
-Yo creo y espero, pido y rezo que este sea el nuevo comienzo de la Iglesia, una iglesia sinodal que es lo que fue desde el principio y es una pena que no lo recuperemos. Tengo la esperanza, rezo y lo pido. Que la Iglesia sea verdaderamente sinodal como quiere el papa Francisco.
-¿Y estamos preparados para participar de verdad en una Iglesia sinodal? Porque a mí me da la sensación de que, al menos en la Iglesia española, siguen estando los mismos, con los apellidos que les queramos poner, y que el grueso de los fieles se ha ido apartando, se ha ido alejando y todo esto le suena muy lejano. Como si ahora tuviéramos las herramientas para participar que durante muchos años la generación de mis padres y la vuestra pidió, pero no tenemos a la gente preparada y con ganas para hacer la lucha desde dentro.
-Pues yo tengo mis dudas. Porque el mensaje del Papa es muy claro, muy liberador y, sin embargo, hasta qué punto obispos, sacerdotes, laicos y religiosos asumimos ese mensaje. Entonces, la cosa no es fácil. Pero hay que empezar a dar pasos y hay que tener mucha fe en el Espíritu Santo.
Para mí, una de las deficiencias de la Iglesia de hoy es que no tenemos creatividad y confiamos poco en el Espíritu Santo; hay que fiarse más del Espíritu Santo y hay que rezarlo mucho porque yo creo que nos está abriendo caminos nuevos para que la iglesia, verdaderamente, sea fermento transformador. Sea esa fraternidad de fraternidades.
-Orar, confiar y trabajar… casi el lema de los antiguos monjes.
-Hay que ser tercamente perseverantes. Todo se consigue. Es un lema de nuestro proyecto Hombres Nuevos 'tercamente perseverantes'; se consigue. Hemos hecho cien escuelas, tenemos una escuela de música y todo lo que hacemos es social, para la gente. El mejor resultado que tienes es que la gente te dice, desde que llegó Hombres Nuevos tenemos esperanza. Cosa que aquí, muchas veces, la esperanza, brilla por su ausencia.
-Es verdad. Y para terminar, no sé si te gusta la pregunta, pero ¿te gustaría ser recordado? y, en caso afirmativo ¿cómo te gustaría ser recordado?
-Bueno, es una pregunta que nunca me he hecho, pero para mí el modelo es Jesús: pasar por la vida haciendo el bien, aliviando dolores y sufrimientos. Creer, y creando un mundo habitable para todos. Reducir las fronteras de la pobreza.
Entonces, como pasó con su propia haciéndolo el bien, yo he intentado siempre hacerlo a todos, aunque no siempre aciertas y tienes gente que no comulga y con tus ideas y con lo que haces. Pero, para mí lo importante en la vida es la bondad, la generosidad, la solidaridad, la alegría y la creatividad.
-Y el poder compartirlo con personas como tú. Mucha suerte. Pueden encontrar aquí la web de la Fundación Hombres Nuevos. Hay que seguir colaborando con Bolivia y con el resto del mundo. Hay que seguir construyendo. Muchas gracias.
-Encantado.