Las franciscanas de los Catorce Santos ajustan cuentas con su pasado (y es liberador) "Hubo hermanas que apoyaron el sistema de abuso de nuestro fundador"
"Causa miedo que ahora se publique algo así sobre nuestro fundador. Pero me alegro de que nuestro diálogo también haya dado frutos allí. Al abordar el sufrimiento y la injusticia que nos ha sucedido, también queremos fortalecer a nuestras hermanas en todas nuestras ramas para nombrar este tema y abordarlo”
“Me sorprende el poder que debió tener el padre Natili para que las afectadas que tuvieron que pasar por todo esto no pudieran separarse de él y permanecieran en la comunidad. Debe haber habido una dependencia extrema para que esto sucediera. También debió haber habido hermanas que encubrieron sus acciones y, por lo tanto, apoyaron el sistema de abuso”
“Descubrimos por los expedientes que el padre Natili abusó sexualmente de tres religiosas y de otra mujer muy cercana a la orden. Esta información está comprobada. Pero también suponemos que hay casos no denunciados, es decir, que hay otras personas afectadas. Lo que más me sorprende es que el fundador de nuestra orden abusara de las mujeres que trabajaban para él. Supimos por los registros judiciales que una mujer casada que fue a confesarse quedó embarazada de él. Según la fiscalía, luego le dio un medicamento que provocó un aborto y la muerte del niño”.
Son las palabras de sor Regina Pröls, superiora general de la Congregación de las Hermanas Franciscanas de los Catorce Santos, que acaban de hacer pública una investigación -en colaboración con la Universidad de Ratisbona- sobre los abusos sexuales cometidos por su fundador, el religioso italiano Pedro Natili (1842-1914), juzgado en Alemania, pero que no fue condenado, a pesar de que se consideraron creíbles los testimonios de los testigos y que fue expulsado a su país de origen, donde acabaría fundando un internado para niños.
“Me alegro de que ya se haya publicada la investigación y de que el tema sea ya público”, señala la superiora en entrevista con Katholisch. “Teníamos miedo de abordar un capítulo tan oscuro en la historia de nuestra orden. Hace cuatro años decidimos afrontar el problema y seguir el camino. En realidad, habría sucedido mucho antes. Pero solo ahora nos sentimos capaces de hacerlo. Y estamos contentas de haberlo hecho”, subraya.
Con todo, reconoce Sor Regina que este proceso no estuvo exento de críticas ni de resistencias. “Las hubo y las hay, incluso dentro de nuestra orden. Lo esperábamos. Hay voces que preguntan por qué no dejamos descansar este capítulo después de tantos años ya que ninguno de los afectados sigue vivo. También hay temores que desencadenan resistencia. Y, sin embargo, creo que hemos logrado hacer un buen trabajo para garantizar que muchas de nuestras hermanas hoy digan sí a que aceptemos nuestra historia de abuso”.
Afrontar la verdad de los hechos
En este sentido, la superiora indica cómo poco a poco ha ido creciendo la conciencia de la necesidad de afrontar la verdad de los hechos. “Somos una orden que sigue activa a nivel internacional en varios centros de enfermería y cuidados geriátricos, entre otros campos de actividad. Hay muchísima gente que confía en nosotras, que trabaja con nosotras. Estamos activas también en Perú y la India. En este último país, los fundadores de órdenes son incluso más importantes que aquí en Alemania. Por lo tanto, nuestras hermanas de la India tienen un enfoque diferente sobre este tema. Causa miedo que ahora se publique algo así sobre nuestro fundador. Pero me alegro de que nuestro diálogo también haya dado frutos allí. Al abordar el sufrimiento y la injusticia que nos ha sucedido, también queremos fortalecer a nuestras hermanas en todas nuestras ramas para nombrar este tema y abordarlo”.
Ella misma es un ejemplo de esto, al abordar la cuestión con naturalidad, entereza y decisión. “Me sorprende el poder que debió tener el padre Natili para que las afectadas que tuvieron que pasar por todo esto no pudieran separarse de él y permanecieran en la comunidad. Debe haber habido una dependencia extrema para que esto sucediera. También debió haber habido hermanas que encubrieron sus acciones y, por lo tanto, apoyaron el sistema de abuso”.
Sombras... y luces
“A veces, en el monasterio, existe la idea de que las hermanas debemos aguantar todo, como todos, y no decir nada negativo. No, eso no es así”, señala Sor Regina, para quien “decir no también forma parte de ello. Aprendemos a mirar más de cerca, a cuestionar estructuras y participamos en formaciones de prevención, jornadas de estudio y formación en comunicación. Es importante para nosotras que nuestra comunicación sea honesta y transparente”.
Ser capaces de hacer este análisis, por doloroso que haya sido el proceso, lleva a la comunidad también a otra perspectiva: “A pesar de todos los lados oscuros de la historia de nuestra comunidad, también hay lados brillantes. Sabemos que muchas cosas buenas sucedieron en la historia de nuestra orden, incluso en sus inicios, a través de nuestras hermanas. La comunidad de entonces podría haberse derrumbado debido a esto. Hoy lo sabemos: ¡Eran mujeres fuertes! No se dieron por vencidas y aun así se pusieron al servicio de los enfermos y alimentaron su vida espiritual. Donde hay sombra, también debe haber luz y viceversa”, declara sor Regina al Katholisch.
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