Hoy, 8 de abril, la Comisión Permanente de la Hermandad ha visitado su sepultura 'Este joven setentón…': En recuerdo de Eugenio Merino, primer consiliario general de la HOAC

Eugenio Merino
Eugenio Merino

Este 8 de abril, se conmemora el 71º aniversario de la muerte de Eugenio Merino, primer consiliario general de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC)

Su historia es la de la fuerza en la debilidad, donde a pesar de su “salud gastada, sus pocas fuerzas, su mucha edad y una tan quebrantada vista”, como él mismo diría cuando tomó posesión como consiliario nacional en 1950, nos dejó este legado incalculable

Gracias D. Eugenio por hacernos entender y vivir que el compromiso es acción de gracias, que nuestra vida debe ser honrada las veinticuatro horas al día en gracia de Dios y que nuestra despedida debe ser siempre… ¡Hasta mañana en el Altar!

(HOAC).- El pasado 8 de abril, se conmemoró el 71º aniversario de la muerte de Eugenio Merino, primer consiliario general de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC).

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Por este motivo, la Comisión Permanente de la HOAC ha acudido, esa mañana, a la sepultura donde reposan los restos de Eugenio Merino, en el cementerio sacramental de san Isidro de Madrid, para elevar una oración por su eterno descanso y para que su ejemplo siga siendo fuente de inspiración en la construcción del reino de Dios.

Semblanza: Este joven setentón

“… Incluso este joven setentón de don Eugenio Merino, que al cabo de 50 años de vocación social ve realizada su gran ilusión, tiene espíritu y alma de muchacho. ¡Qué gran consiliario sería!”. – Marcel Uylenbroeck, secretario del Joseph Cardijn

Este 8 de abril volvemos a recordar y conmemorar a don Eugenio Merino Movilla, en el aniversario de su muerte hace ya 71 años.

Queremos pasar por el corazón y por la memoria el papel fundamental que nuestro don Eugenio tuvo como consiliario general, en los 3 años que asumió esta responsabilidad, asentando uno de los pilares fundamentales de la HOAC: la mística.

Su historia es la de la fuerza en la debilidad, donde a pesar de su “salud gastada, sus pocas fuerzas, su mucha edad y una tan quebrantada vista”, como él mismo diría cuando tomó posesión como consiliario nacional en 1950, nos dejó este legado incalculable desde la comprensión de que “no vivimos únicamente los domingos o los días de labor cuando estamos en las iglesias, comulgando y asistiendo a las exposiciones. Vivimos todo el día y en todas las partes y en todos los cargos y actuaciones. Eso, la vida entera que lleva consigo cada uno, sea la que fuere, con tal de que sea honrada, eso es lo que tenemos que santificar”.

"Gracias a él y las traducciones que hizo de los manuales de la JOC, hoy rezamos, en la HOAC, la Oración a Jesús Obrero y nos formamos con la Revisión de Vida Obrera"

Desde su encuentro con la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y Joseph Cardijn en 1935, su empeño se centró en difundir sus planteamientos y que en España se creara la especialización obrera de Acción Católica, pero tuvo que esperar más de diez años para ver su sueño cumplido y algo más, para que él pudiera participar de ese proyecto. Gracias a él y las traducciones que hizo de los manuales de la JOC, hoy rezamos, en la HOAC, la Oración a Jesús Obrero y nos formamos con la Revisión de Vida Obrera.

El cura que salió al encuentro de los obreros | El Norte de Castilla

Junto con la mística, otro pilar que ayudó a construir fue el de la formación. Para él, formar a los obreros no era una inutilidad como se pensaba en su época, sino esencial para que oración y acción se aunaran y provocaran la encarnación. Lo tenía claro: “Es imposible que Dios hiciera incognoscibles a sus fieles cristianos los principios fundamentales y vitales de la religión. San Pablo predicó resueltamente a los ignorantes, auténticos paganos, esas verdades tan hondas y tan sublimes. ¿Por qué las vamos a ocultar nosotros?” Por ello solía decir que si no enseñaba más teología era porque no tenía, pues su deseo residía en dar a conocer la identidad cristiana, su espiritualidad y la necesidad del compromiso en la realidad concreta.

Él consideraba que para estar a la altura de las respuestas que había que dar en cada momento, era imprescindible conocer y profundizar en la doctrina social de la Iglesia: “Creo en ellas con toda la fe de mi corazón y deseo verlas escritas en lenguaje de todos y divulgarlas por todos los ámbitos de mi patria, y explicadas con ejemplos y practicadas sin escrúpulos ni temores y entendidas con sencillez en su nítida claridad y profunda sabiduría”.

Gracias D. Eugenio por hacernos entender y vivir que el compromiso es acción de gracias, que nuestra vida debe ser honrada las veinticuatro horas al día en gracia de Dios y que nuestra despedida debe ser siempre… ¡Hasta mañana en el Altar!

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