IV domingo de Cuaresma: "Estaba muerto y ha revivido" "Así de sencillo, así de fácil. Todo es amor. Fuera del amor no hay vida"

Parábola del hijo pródigo
Parábola del hijo pródigo IA

"Jesús quiso, a fariseos y escribas que le criticaban por acoger y comer con pecadores, mostrarles que su proceder era semejante al proceder de Dios, su Padre, acogiendo y festejando la conversión del pecador. Y les narró la parábola del hijo pródigo"

"Las gentes reconocían que Jesús se atribuía una autoridad superior a Moisés que no le correspondía. Mientras los pecadores se alegraban de que alguien rebajase la pena moral, los observantes se decían: '¿Quién se creía que era Jesús para interpretar el juicio de Dios: punitivo o compasivo? ¿Qué orden cívico habría si se perdonaba todo?'"

"Dice Marcos (9,49): 'Todos serán salados por el fuego', y lo interpreto: Todos seremos purificados y preservados de la muerte (salados) por el gran amor de Dios (el fuego)"

“En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: -Ese acoge a los pecadores y come con ellos-. Jesús les dijo esta parábola:

-Un hombre tenía dos hijos, el menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me toca de la fortuna-. El Padre les repartió los bienes. El hijo menor se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Recapacitando entonces, se dijo: ‘Cuantos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros’… Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuelo y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: -Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo-. Pero el padre dijo a sus criados: ‘Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido’. Y empezaron a celebrar el banquete… Su hijo mayor al volver a la casa oyó la música y la danza y preguntó a un criado qué era aquello. Le contestó: ‘Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud’. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: -En tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, (resumido) a mí nunca me has dado una fiesta. El padre le dijo: ‘Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido” (Lc 15,1-32).

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Jesús quiso, a fariseos y escribas que le criticaban por acoger y comer con pecadores, mostrarles que su proceder era semejante al proceder de Dios, su Padre, acogiendo y festejando la conversión del pecador.

Por qué condena Jesús a los fariseos? | La vida de Jesús

La parábola del hijo pródigo o del padre misericordioso es fuerte y provocadora en sus tres personajes, y quiere mostrar el proceder de Dios y el de los hombres. La enseñanza de Jesús es que nosotros debemos actuar misericordiosamente con el hombre que nos ofende y viene a pedirnos perdón.

Las gentes reconocían que Jesús se atribuía una autoridad superior a Moisés que no le correspondía. Mientras los pecadores se alegraban de que alguien rebajase la pena moral, los observantes se decían: ‘¿Quién se creía que era Jesús para interpretar el juicio de Dios: punitivo o compasivo? ¿Qué orden cívico habría si se perdonaba todo?

No sé si Jesús fue bien entendido o lo lio aún más, porque lo que entendemos nosotros por amor es un cóctel de sentimientos, emociones y pasiones con unas gotas de justicia retributiva. Somos herederos de la teología y moral veterotestamentaria de Israel, y nosotros, los cristianos, creemos que la justicia es necesaria para el orden social y que un mal comportamiento merece una sanción.

Cabe pensar que el comportamiento del padre es una enseñanza particular, un modelo a seguir para casos concretos. Pero la propuesta de Jesús es una llamada universal a proceder como el padre de la historia. Él vino a perfeccionar con amor la Ley, y como dice a los suyos: ‘si no sois mejores que los fariseos, ¿qué mérito tenéis?’ El discípulo de Jesús está llamado a ir por delante de los hombres llevando la antorcha de la luz, la verdad y la vida, el amor es vida.

El Enviado en cuanto es el Unigénito del Padre es único y universal, no puede haber otro ni lo habrá, es la entrega definitiva de Dios a la humanidad en un gesto sin precedentes. Es salvador, porque siendo Dios y hombre es guía espiritual de la humanidad. Él no se inventa su doctrina, sino que nos dice lo que ha oído junto al Padre, y el Padre es la vida verdadera. “En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera” (Jn 5,19).

El padre amoroso y compasivo de la parábola tenía motivos suficientes para castigar con la indiferencia al hijo menor que había actuado con un desprecio inmenso a su persona dándolo por muerto. Y no solo se gasta en caprichos y vicios, todo el dinero que ha recibido sin sudarlo, sino que cuando la bolsa se agota se emplea en cuidar cerdos, con lo deshonroso que era ese trabajo, y ya, harto de pasar calamidades, se decide por volver a su casa y pedirle a su padre que lo admita como jornalero.

Los fariseos que escuchaban la narración empezaron a temerse lo peor cuando oyen de boca de Jesús, que el padre salía al camino confiado ver el regreso a su hijo y, cuando lo ve, echa a correr para abrazarle y cubrirle de besos Los que eran padres se dirían: ‘¿Cómo nos puede servir de ejemplo ese padre complaciente con su hijo pendenciero?’

Hijo pródigo
Hijo pródigo

Cuando Jesús introduce en la historia al hijo mayor, creció la expectación en conocer el final de la parábola. Los que habían empezado la fiesta con el banquete, la música y los brindis no tenían cuenta del ruido que provocaban, y el joven que de lejos oye el ruido no sabe qué pensar, pregunta y le dicen lo que posiblemente no quería oír: ‘Ha regresado tu hermano y porque tu padre lo ha recuperado con vida, está haciendo fiesta, y hasta el ternero cebado ha matado’.

El hijo mayor se niega a entrar en la casa donde está la comunión familiar, y, con ella, la felicidad, el amor y la vida. Lo bueno para el hombre está en la casa del padre guardando sus preceptos que son luz y guía para todos; fuera está el egoísmo, el consumismo y la muerte. Y el hijo mayor ofendido y frustrado se queda fuera, en la soledad, en la oscuridad.

Y el padre se levanta de su sitio, deja el banquete y sale a razonar con su hijo. Éste va y le explica el comportamiento de su hijo menor y le razona para justificar su rechazo y el correctivo que merece su hermano: ‘a mí nunca me has tratado así, y ahora vuelve tu hijo, que ha dilapidado tu fortuna viviendo a capricho y con malas mujeres, matas el ternero cebado y haces fiesta’. No, padre, no puedo sentarme a tu mesa.

El padre no dice en ningún momento que su hijo menor no sea un golfo y, sin más, merezca acogida y perdón, lo que destaca es: ‘Este hijo mío estaba muerto y ha revivido, estaba perdido y lo he recuperado’, y por este motivo hace fiesta e invita a su otro hijo a sumarse a sus sentimientos.

Pensamos que, si aparentemente nadie nos hace justicia en lo que está sucediendo, al menos nosotros nos hacemos justicia condenando con nuestro desprecio y rechazo al que ha obrado mal, aunque no tengamos materia de ofensa, recuérdese que el patrimonio estaba repartido entre los dos hermanos. El mal uso que el menor hace de lo suyo al mayor ni le aumenta ni le disminuye su parte de la herencia.

Otros motivos de agravio de su padre es que le ha restituido su dignidad de hijo, le pone la túnica propia de su condición, el anillo en la mano y calzado en los pies. Y permítaseme conjeturar que tal vez el ternero cebado estaba reservado para un gran acontecimiento, quién sabe si la boda del hermano mayor, y ahora lo contempla hecho filetes. ¡Vamos demasiado para la mentalidad de un judío observante!

La fe supone que nuestra vida tanto presente como futura está en las manos de Dios, ¿por qué no dejamos que sea él quien nos haga justicia cuando sea preciso? ¿Por qué consideramos que Dios es blando con los demás y a nosotros nos trata con dureza?

Afirmamos que habrá un día de justicia divina al final del tiempo para con todos los hombres, ¿por qué no considerar que ese acontecimiento sea un día de fiesta y alegría a raudales, la boda del unigénito de Dios con la humanidad reconciliada y agradecida? Cuando estemos en la presencia del amor inmenso y abrasador de Dios, ¿quién querrá recordar las injurias recibidas y que no se recuerden nuestras ofensas?

Dice Marcos (9,49): “Todos serán salados por el fuego”, y lo interpreto: Todos seremos purificados y preservados de la muerte (salados) por el gran amor de Dios (el fuego).

Así de sencillo, así de fácil. Todo es amor. Fuera del amor no hay vida.

DIOS, EL PADRE QUE AMA COMO UNA MADRE - Pastoral Siglo 21

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