Nombres y biografías de la cara visible de los obispos Presidentes de la Conferencia Episcopal: el eje de la Iglesia en España
Diez obispos han ocupado el cargo de presidente de la Conferencia Episcopal Española desde su creación, en 1966. La mayoría rondaban los 62-65 años al ser elegidos y han estado en el cargo por lo general seis años (dos mandatos seguidos)
Casi todos eran arzobispos y cinco de los diez eran cardenales; solo uno, Blázquez, llegó a ser presidente de la CEE siendo solo obispo; ninguno era miembro de una congregación religiosa
Todos los arzobispos de Madrid desde 1966 han presidido la CEE, salvo Carlos Osoro y José Cobo. De los diez presidentes, el que más tiempo ha estado ha sido el cardenal Rouco, 12 años en total, en dos etapas no consecutivas
El presidente de la CEE modera la actividad conjunta de los obispos en España; no impone, porque la CEE no es un órgano de gobierno, pero sí que orienta e impulsa determinadas líneas pastorales
Ofrecemos un resumen del perfil y la trayectoria de todos los presidentes de la CEE
Todos los arzobispos de Madrid desde 1966 han presidido la CEE, salvo Carlos Osoro y José Cobo. De los diez presidentes, el que más tiempo ha estado ha sido el cardenal Rouco, 12 años en total, en dos etapas no consecutivas
El presidente de la CEE modera la actividad conjunta de los obispos en España; no impone, porque la CEE no es un órgano de gobierno, pero sí que orienta e impulsa determinadas líneas pastorales
Ofrecemos un resumen del perfil y la trayectoria de todos los presidentes de la CEE
Ofrecemos un resumen del perfil y la trayectoria de todos los presidentes de la CEE
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) no es “el jefe de los obispos” porque la CEE no es un órgano de gobierno, sino un órgano de coordinación. Así que el presidente de la CEE modera la actividad general de todos los obispos en España. Modera, que no impone, pero sí que impulsa unas líneas u otras.
Las atribuciones del presidente están recogidas en el Capítulo VIII de los Estatutos de la CEE, entre las que destacan cuidar las relaciones de la CEE con la Santa Sede, con otras Conferencias Episcopales y con las autoridades civiles; también está al frente de los órganos principales del organigrama: Asamblea Plenaria, Comisión Ejecutiva, Comisión Permanente y Consejo de Catedrales. [LEER MÁS: Todos los secretarios generales de la CEE: la figura que lo controla todo]
El presidente de la Conferencia Episcopal es el eje de la Iglesia española, que modera la actividad general de los obispos e impulsa determinadas líneas pastorales
Por buscar una imagen gráfica de su importancia, el presidente de la Conferencia Episcopal es el eje de la Iglesia española, en su acepción de “barra, varilla o pieza similar que atraviesa un cuerpo giratorio y le sirve de sostén en el movimiento”.
El perfil histórico de los presidentes
¿Quiénes han sido los ejes de la Iglesia española en los últimas décadas, alrededor de los cuales han girado las actividades pastorales conjuntas, y cuyas orientaciones han servido de sostén en el movimiento constante de la Iglesia universal y de la sociedad española?
La Conferencia Episcopal Española nació en 1966 (como todas las conferencias episcopales, en la estela de Vaticano II) y desde entonces diez personas han ocupado el cargo de presidente. Todos hombres, pues los Estatutos establecen que el presidente de la CEE debe ser un obispo; ninguno de los nueve pertenece a una congregación o instituto de vida religiosa. [LEER MÁS: Así se elegirá al nuevo presidente de la CEE]
La observación de los datos nos lleva a determinar dos factores que facilitan el llegar a la presidencia de la CEE: ser arzobispo en el momento de la elección (solo uno, Blázquez, era obispo en su primer mandato), incluso ser cardenal (cinco de los diez lo eran cuando fueron nombrados presidentes); y gobernar la diócesis de Madrid: todos los arzobispos de la capital desde 1966 han sido presidentes de la CEE, salvo Carlos Osoro y José Cobo (que, no obstante, han sido vicepresidentes).
La mayoría presidentes rondaba los 62-65 años al ser elegidos; el más joven fue Gabino Díaz Merchán, con 55 años, y el mayor, Omella, con 73 años.
Cuatro de los diez fueron vicepresidentes de la CEE y solo dos, Yanes y Argüello, fueron además secretarios generales.
Todos los arzobispos de Madrid desde 1966 han sido presidentes de la CEE, salvo Osoro y Cobo. La media de edad de los presidentes ronda los 62-65 años en el momento de la elección
Hay otro factor que es más una coincidencia que un motivo para conseguir el nombramiento: la relación con la diócesis de Santiago de Compostela. Quiroga Palacios fue presidente siendo el arzobispo; Suquía y Rouco habían sido los arzobispos compostelanos antes de ser presidentes de la CEE; incluso Blázquez había sido auxiliar de Santiago; no hay ninguna otra diócesis que se repita más (salvo Madrid) en la trayectoria de los presidentes. Por poner una nota de color, es como si la cabeza de la CEE estuviera encomendada al Apóstol.
Se observa otra referencia fruto más de la casualidad que de la causalidad: ningún presidente de la CEE ha sido elegido entre los pastores de una diócesis de la mitad sur de la Península; cuatro de los diez gobernaban Madrid y el resto eran obispos en Santiago de Compostela, Oviedo, Zaragoza, Bilbao, Valladolid (dos presidentes) y Barcelona.
A continuación se repasan las biografías y trayectorias de todos los presidentes de la Conferencia Episcopal Española desde su creación, en 1966.
Fernando Quiroga Palacios, el primero (un gallego)
El primer presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) fue un gallego: el arzobispo de Santiago de Compostela Fernando Quiroga Palacios.
Nacido en Maceda (Ourense) el 12 de enero de 1900, fue nombrado obispo de Mondoñedo (1945), adoptando como lema episcopal ‘Hágase todo de acuerdo con la caridad’, y después (1949) fue arzobispo de Santiago de Compostela, convirtiéndose en un gran promotor de la restauración de la diócesis, del impulso de las peregrinaciones del Año Santo Jacobeo y de la introducción de la liturgia en gallego (fue el primer cardenal que celebró misa en ese idioma.
Fue creado cardenal por Pío XII en 1952 y participó como elector en los cónclaves que eligieron a Juan XXIII y a Pablo VI.
Instituida la Conferencia Episcopal Española en 1966, la primera Asamblea Plenaria se celebró en Madrid del 26 de febrero al 4 de marzo de 1966, los estatutos se aprobaron el 27 de febrero y al día siguiente, el 28 de febrero, fue elegido, por una gran mayoría, Fernando Quiroga Palacios como primer presidente; Casimiro Morcillo fue elegido vicepresidente.
El cardenal Tarancón señala en sus memoria que Quiroga era considerado por ciertos analistas como miembro de la llamada “ala conservadora” de la Conferencia, y que, por decisión propia o por ciertas presiones, indicó en varias ocasiones, en privado y en público, que no aceptaría una reelección como presidente de la CEE. Fuera como fuera, lo cierto es que no le volvieron a elegir.
Quiroga Palacios falleció el 7 de diciembre de 1971 y sus restos descansan cerca del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago.
Casimiro Morcillo, el primer presidente arzobispo de Madrid (y otras primeras veces)
En la Asamblea Plenaria del 25 de febrero de 1969, Casimiro Morcillo, arzobispo de Madrid-Alcalá, fue designado como segundo presidente del Episcopado español. Fue en la tercera votación por mayoría relativa, con tres votos más que Tarancón, que saldría después como su vicepresidente con dos tercios de los votos.
Casimiro Morcillo González nació en Soto del Real (Madrid) el 26 de enero de 1904 y en su trayectoria hay muchos hitos de pionero.
Al terminar sus estudios superiores en París y Roma, fue consiliario nacional de Acción Católica, ocupación en la que conoció a Tarancón, con quien entabló una gran amistad. En el levantamiento militar de 1936 estaba en Santander, desde donde organizó el primer Domund en España. En 1938 el obispo de Madrid le nombró vicario general y, terminada la Guerra, trabajó en la reanudación del culto en las parroquias.
En 1943 Morcillo fue nombrado obispo auxiliar de Madrid-Alcalá y desde ese puesto ordenó a los tres primeros diáconos del Opus Dei, entre ellos, Álvaro del Portillo, que después sería prelado de la Obra. Morcillo fue el primer obispo de la Diócesis de Bilbao (1950-1955) y arzobispo de Zaragoza (1955-1964).
Fue el primer obispo de Madrid-Alcalá con denominación de arzobispo (1964-1971) y es el único obispo titular de la diócesis que ha nacido en Madrid. El enorme crecimiento de la ciudad le obligó a crear más de 300 nuevas parroquias y durante su gobierno nació el Camino Neocatecumenal.
Fue procurador en las Cortes por decisión de Franco y formó parte del Consejo del Reino, si bien renunció a estos cargos civiles cuando fue nombrado presidente de la CEE. Había sido el primer vicepresidente del Episcopado y fue presidente después, desde 1969 hasta su fallecimiento, en 1971. En su breve presidencia, intensificó la aplicación del Vaticano II, enfrentando las tensiones entre las diferentes sensibilidades eclesiales.
Tras una grave enfermedad, falleció en Madrid el 30 de mayo de 1971.
Vicente Enrique y Tarancón, vehículo de la Transición
Vicente Enrique y Tarancón nació el 14 de mayo de 1907 en Burriana (Castellón de la Plana) en una familia de labradores. Después de varios destinos como sacerdote, fue obispo de Solsona (1945-1964), arzobispo Oviedo (1964-1969), arzobispo primado de Toledo (1969-1972, cardenal en 1969) y cardenal arzobispo de Madrid-Alcalá (1972-1983).
Coincidiendo con el final del franquismo y el inicio de la Transición, Tarancón, el hombre de Pablo VI, fue el motor (y eje) de la renovación eclesial en España, abogando por la independencia de la Iglesia con respecto del poder político y por la reconciliación de los españoles tras las heridas de la Guerra Civil.
Ya era una figura destacada del Episcopado en la Plenaria de 1969, cuando Casimiro Morcillo salió como presidente y él como vicepresidente. Aquello se interpretó, como se hará más veces en años posteriores, como un equilibrio entre dos sensibilidades de la Conferencia.
A la muerte de Morcillo, Tarancón ejerció como presidente en funciones de la CEE y también la Santa Sede le designó administrador apostólico de Madrid-Alcalá, hasta ordenar su traslado definitivo, que se hizo efectivo en enero de 1972. Dos meses después, el 7 de marzo de 1972, la Asamblea Plenaria le votó como tercer presidente de la Conferencia Episcopal.
Tarancón fue presidente de la CEE entre 1972 y 1981, reelegido dos veces, el máximo que permitían entonces los Estatutos, y su vicepresidente en el mismo período fue José Delicado Baeza. Para la historia quedan sus esfuerzos a favor de la Transición política, el impulso de los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979 y la implantación de la renovación conciliar.
La Real Academia Española, de la que fue académico de número, le define así: “De talante abierto y liberal, se granjeó el respeto de gran parte de la sociedad intelectual española”. Del otro lado de la historia, alguno le recuerda como un traidor a los postulados y la doctrina de la Iglesia, opinión que alcanzó su máxima expresión en las calles de Madrid el 21 de diciembre 1973, en el entierro de Carrero Blanco: “Asesino”, “Tarancón al paredón”, “Obispos rojos”… “Días de auténtico calvario”, escribió él en sus ‘Confesiones’ (PPC, 2005).
Juan Pablo II aceptó su renuncia por edad al gobierno pastoral de Madrid en 1983, se retiró a su localidad natal de Burriana y falleció en Valencia el 28 de noviembre de 1994.
Gabino Díaz Merchán, el arzobispo de la concordia
El día que murió Gabino Díaz Merchán, el 14 de junio de 2022, el presidente de Asturias, Adrián Barbón, despidió a Don Gabino como “el arzobispo de la concordia”. Sin duda es una figura esencial en la Iglesia en Asturias, pero es también uno de los obispos españoles más importantes del final del siglo XX, por su larga trayectoria, por su capacidad intelectual, por los cargos que ocupó y por los difíciles momentos que vivió en la primera línea.
Gabino Díaz Merchán fue arzobispo de Oviedo durante 33 años (1969-2002) y presidente de la Conferencia Episcopal Española durante seis (1981-1987), en ambos cargos sucediendo al cardenal Tarancón.
Nacido en Mora (Toledo) el 26 de febrero de 1926, sus padres fueron asesinados en la Guerra Civil cuando él era un niño, lo que le marcó de por vida, pues convirtió en una de sus señas los llamamientos a la reconciliación entre los españoles. Fue ordenado sacerdote en Comillas e inició su ministerio sacerdotal en Toledo. Después fue obispo de Guadix-Baza (1965-1969) y arzobispo de Oviedo (1969-2002), donde vivió incontables momentos memorables, como recibir a Juan Pablo II en 1989.
En la Conferencia Episcopal desempeñó cargos relevantes, como miembro (1962-1972 y 1978-1981) y presidente (1975-1978) de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, presidente (1996-1999) de la Comisión de Pastoral y miembro del Comité Ejecutivo (1981-2000).
Díaz Merchán se convirtió en el cuarto presidente de la CEE el histórico 23 de febrero de 1981. Reelegido para un segundo mandato, estuvo en el cargo hasta 1987. Fueron los años del primer gobierno del PSOE de Felipe González y la negociación (dirigida por Elías Yanes) de la ley de Educación LODE que reguló el sistema de conciertos, y también de la consolidación del pontificado de Juan Pablo II.
Siguió en Oviedo hasta que Benedicto XVI aceptó su renuncia y, ya como emérito, hasta su fallecimiento, el 14 de junio de 2022.
Ángel Suquía: las reformas
El vasco Ángel Suquía (Zaldivia, Guipúzcoa, 2 de octubre de 1916-San Sebastián, 13 de julio de 2006) sustituyó al cardenal Tarancón en la sede de Madrid-Alcalá y a Díaz Merchán al frente de la Conferencia Episcopal durante dos trienios (1987-1993); sus vicepresidentes fueron Yanes y Fernando Sebastián.
Nació en una familia de labradores, el tercero de una familia de 16 hermanos; a los once años entró en el Seminario, pero interrumpió sus estudios para servir en el Ejército durante la Guerra Civil, principalmente como maestro de los soldados; después (julio de 1939) se fue a Alemania a estudiar Liturgia, pero al estallar la II Guerra Mundial regresó a España.
Fue ordenado sacerdote el 7 de julio de 1940 y comenzó su ministerio en Álava, como consiliario diocesano de Jóvenes de Acción Católica y de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas de Vitoria. Becado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1946-1949), donde obtuvo su doctorado en Sagrada Teología. De vuelta en España, fue profesor y rector (1955-1965) del Seminario de Vitoria, entre otras tareas.
Fue obispo de varias diócesis y en todas acometió reformas de calado: Almería (1966-1969), en el contexto del final del Concilio Vaticano II; Málaga (1970-1973); Santiago de Compostela (1973-1983), en los años del Concilio Pastoral de Galicia de 1974-1978; y Madrid-Alcalá (1983-1994, creado cardenal en 1985).
En Madrid llevó a cambio una reforma de la organización diocesana, creando el Consejo Diocesano de Pastoral, el Centro de Estudios Teológicos de San Dámaso, la Fundación San Justino dedicada a las lenguas bíblicas y orientales, y la Delegación Diocesana de Pastoral Penitenciaria, y además concluyó las obras de la Catedral de la Almudena, que consagró Juan Pablo II en 1993, siendo Suquía su anfitrión por segunda vez (la primera, en Santiago en 1982).
En la Asamblea Plenaria de la CEE de febrero de 1987, fue elegido presidente en sustitución de Díaz Merchán por mayoría simple, y renovó el cargo en un segundo mandato, hasta febrero de 1993. Su vicepresidente fue Elías Yanes y un año después, Agustín García-Gasco fue designado secretario general. Pocos observadores niegan un juego de equilibrios entre la línea apurada de Pablo VI y la pujante de Juan Pablo II.
Suquía falleció en Sebastián el 13 de julio de 2006, pero está enterrado en la Catedral de la Almudena de Madrid, siendo el primer y único obispo que descansa allí.
Elías Yanes, hombre de Conferencia
Elías Yanes (Villa de Mazo, La Palma, 16 de febrero de 1928-Zaragoza, 9 de marzo de 2018) había sido vicepresidente en el primer mandato de Suquía; la Plenaria de 1993 le nombró presidente y luego le ratificaron, ocupando el puesto de presidente de la CEE durante seis años, hasta 1999.
Era licenciado en Teología Dogmática en la Universidad Pontificia de Salamanca, doctor en Teología y licenciado en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y Diplomado en Catequética por el Instituto Pastoral de la Universidad Pontificia de Salamanca.
Fue ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1952 durante el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona pero se incardinó en la Diócesis de Tenerife, donde ejerció multitud de responsabilidades. Después fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo en 1970 (con Díaz Merchán como arzobispo) y arzobispo de Zaragoza, sede al frente de la cual estuvo 28 años (1977-2005).
Es uno de los obispos que más vinculación ha tenido con la Conferencia Episcopal, donde ocupó los puestos de mayor relevancia: secretario general (1972-1977, durante la presidencia de Tarancón), vicepresidente (1987-1993, durante la presidencia de Suquía) y presidente (1993-1999), así como miembro del Comité Ejecutivo (1999-2005), presidente de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1978-1987) y vicepresidente (1993-1999) de la Comisión de Conferencias Episcopales de los Estados miembros de la Unión Europea (COMECE).
Falleció en Zaragoza el 9 de marzo de 2018. Sus restos descansan en la cripta de la Basílica del Pilar.
Antonio M.ª Rouco Varela, el que más ha estado en la presidencia
El cardenal Antonio M.ª Rouco Varela (Villalba, Lugo, 20 de agosto de 1936) es el obispo que más años ha estado al frente de la Conferencia Episcopal.
Al igual que la Plenaria de marzo de 2024, también las Asambleas electivas entre el año 2000 y el 2020 fueron vibrantes, y más a la luz de los resultados, pues durante dos décadas Rouco y Blázquez se alternaron en la presidencia de la CEE varias veces.
Rouco fue elegido presidente de la CEE por primera vez el 2 de marzo 1999; llevaba cinco años como arzobispo de Madrid y en aquella ocasión, salió el cardenal Ricard M. Carles como vicepresidente. Rouco fue reelegido presidente en 2002, y entonces su vicepresidente fue Fernando Sebastián.
En la Plenaria de 2005, para sorpresa de casi todos, el obispo de Bilbao, un tal Blázquez, resultó elegido, porque Rouco se quedó a un voto de los dos tercios que necesitaba para un tercer mandato; para compensar el peso de Blázquez, Antonio Cañizares resultó elegido vicepresidente.
En la siguiente Plenaria electiva, en 2008, después del primer Gobierno de Zapatero, las leyes del matrimonio homosexual, el divorcio exprés o la memoria histórica, y la movilizaciones en la calle alentadas por entidades católicas, Rouco recuperó la presidencia, con Blázquez como vicepresidente, y en 2011 fue reelegido, en este caso con Carlos Osoro como segundo.
Aparte de ser el eje de la CEE durante 12 años, Rouco dirigió la Archidiócesis de Madrid durante 20 años (1994-2014), sucediendo a Suquía y siendo sustituido por Osoro. Antes había sido obispo auxiliar (1976-1982) y arzobispo (1982-1994) de Santiago de Compostela. Fue creado cardenal en 1998.
Ricardo Blázquez, el presidente que empezó como obispo
Muy preparado en lo teológico, el cardenal Ricardo Blázquez es conocido por su carácter humilde, tranquilo, abierto, dialogante y conciliador. Presidente de la CEE en dos etapas, es una de las figuras más relevantes de la Iglesia española de los últimos 20 años.
Nacido en Villanueva del Campillo (Ávila) el 13 de abril de 1942, estudió en Roma y en Alemania y fue secretario del Instituto Teológico Abulense, profesor en la Universidad Pontificia de Salamanca y decano de Teología.
En 1988 fue consagrado obispo auxiliar de Santiago de Compostela, siendo Rouco el arzobispo, y después fue obispo de Palencia (1992-1995), obispo de Bilbao (1995-2010) y arzobispo de Valladolid (2010-2022), siendo creado cardenal por Francisco en 2015.
Era obispo de Bilbao cuando, el 8 de marzo de 2005, fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal, cargo que ocupó solo durante un mandato. En el siguiente trienio fue el vicepresidente de Rouco. Pero, ya como arzobispo de Valladolid, recuperó la presidencia el 12 de marzo de 2014, y fue reelegido en 2017. En total, Blázquez fue presidente de la CEE durante 9 años.
Omella, un mandato de cuatro años
Juan José Omella (Cretas, Teruel, 21 de abril de 1946) llegó a la presidencia de la Conferencia Episcopal Española el 3 de marzo de 2020, en virtud de los nuevos Estatutos de la CEE que establecían mandatos de cuatro años prorrogables solo una vez. Tenía entonces 73 años y su vicepresidente fue Osoro.
Hoy tiene 77, y por eso no puede ser reelegido: los nuevos Estatutos establecen que los candidatos no pueden tener 75 años, y Roma (el Dicasterio para los Obispos) ha recomendado “encarecidamente” que tampoco los vayan a cumplir durante los siguientes cuatro años.
De esta manera, Omella pasará a la historia –entre otras cosas– como el presidente de un solo mandato de cuatro años.
Fue obispo auxiliar de Elías Yanes en Zaragoza (1996-1999), obispo de Barbastro-Monzón (1999-2004) y obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño (2004-2015). Es el arzobispo de Barcelona desde 2015 y desde 2021 está esperando a que el Papa acepte su renuncia. Creado cardenal por Francisco en 2017, es también miembro del Consejo de cardenales, el llamado C-9, que asesora al Pontífice en el gobierno de la Iglesia.
Su vínculo con Bergoglio es incontestable. Quienes conocen a Omella destacan su cercanía, afabilidad e inteligencia, y su disposición natural hacia los pobres y la dimensión social del Evangelio. En todas las responsabilidades ha ido avanzando desde una actitud de escucha y aprendizaje, pero a la vez con firmeza y claridad de ideas.
En una entrevista concedida a Religión Digital al terminar su etapa al frente de la CEE, Omella dejaba una petición de cara a la sucesión: “Nuestra responsabilidad es identificar los retos que tienen la Iglesia y nuestra sociedad en los próximos cuatro años y, a partir de ello, elegir a las personas que mejor puedan ayudarnos a abordar dichos retos en comunión y colegiadamente”.
Luis Argüello, de secretario general a presidente
Nacido en Meneses de Campos, Palencia, el 16 de mayo de 1953, el actual arzobispo de Valladolid fue primero sacerdote en Valladolid y después obispo auxiliar de Valladolid. Todo su ministerio sacerdotal lo había desarrollado allí cuando Francisco le nombró auxiliar del arzobispo Blázquez, el 14 de abril de 2016.
Luis Argüello estuvo seis años trabajando mano a mano con Blázquez en Valladolid. Cuando el Papa aceptó la renuncia del cardenal por edad (lo hizo en 2022), Luis Argüello fue promovido a arzobispo de Valladolid, sede en la que continúa en la actualidad.
Argüello fue secretario general y portavoz de la CEE entre 2018 y 2022, cargos de enorme responsabilidad y gran visibilidad. Abandonó el cargo voluntariamente en noviembre de 2022, después de ser nombrado arzobispo de Valladolid.
Dieciséis meses después, el 5 de marzo de 2024, la 124ª Asamblea Plenaria eligió a Luis Argüello como presidente de la Conferencia Episcopal hasta 2028.
ESPECIAL RD: Todos los obispos de la CEE