Su presidenta, Liliana Franco, describe el itinerario a seguir La CLAR traza su rumbo: Logros del 2024 y desafíos para una Iglesia sinodal e inclusiva en 2025

(ADN Celam).- La Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR), ente eclesial que congrega a las conferencias nacionales de religiosos y religiosas de América Latina y el Caribe, presentó recientemente los logros alcanzados durante el período del año 2024, así como los desafíos que tendrá que asumir con su voz profética para el 2025.

En sus seis décadas de acción pastoral, la CLAR ha cumplido la misión de promover y transformar los procesos de la vida religiosa en la región, logrando con ello la comunión entre las diferentes congregaciones. Su labor ha estado encaminada en apoyar la formación espiritual y pastoral de religiosas y religiosos atendiendo los signos de los tiempos.

Para hablar sobre las proyecciones del trabajo de la CLAR en el 2025, ADN Celam contacto a la religiosa Gloria Liliana Franco Echeverri, presidenta de la institución, quien habló sobre los diversos aspectos del itinerario a seguir. Destacando temas como la formación, el trabajo en red, fortalecimiento de la esperanza en la Vida Religiosa, el cuidado por la Casa Común, entre otros.

Logros alcanzados: Formación y misión profética

La religiosa destacó que uno los principales logros de la CLAR fue la optimización de los espacios para la formación, desde una mira de trabajo colaborativo en red. Acción que ha dejado la ejecución de encuentros, seminarios y diplomados donde la Vida Religiosa ha podido capacitarse y ofrecer un servicio pastoral más integral

El enfoque orientado al futuro de la Vida Religiosa ha tomado un importante papel protagónico y de cambio gracias a la invitación hecha por la Iglesia, es decir caminar sinodalmente, ser “centinelas vigilantes de las llamadas del Espíritu”. Es así, como la religiosa destacó y valoró la misión de muchos consagrados que misionan en “las orillas más empobrecidas y complejas de la historia”. Su labor de testimonio traspasa fronteras acompañando entre otras acciones a migrantes y víctimas de trata en la sociedad.

Por otra parte, se enfatizó en la necesidad de afianzar la identidad sinodal. Acción lograda a través del método de conversación en el Espíritu y dinámicas participativas, gracias a ello, se ha promovido una corresponsabilidad activa en la dimensión misionera de la Iglesia, que ha permitido hacer una presencia más activa en los distintos entornos donde la Vida Religiosa presta su servicio.

Desafíos: Una Iglesia inclusiva y en salida

Sin embargo, son cada vez más grandes los retos a que se enfrentan. Uno de los principales desafíos está en fortalecer la esperanza en la Vida Religiosa, consolidando su entrega para que su labor se realice con entusiasmo. Asimismo, trabajar en potenciar el compromiso de la cultura vocacional y con nuevos métodos avivar una auténtica fraternidad y empatía.

Otro reto importante, consiste en avanzar en la hacendosa labor formativa que integre el espíritu sinodal, superando cualquier tipo de abuso en la Vida Consagrada. Igualmente, trabajar por una Iglesia inclusiva, con sitio para todos. “Una iglesia en salida y capaz de ubicarse escuchando el clamor de los más pobres”.

Seguir fortaleciendo el trabajo en red, sobre todo en lo relacionado con ecología integral y cuidado del planeta. Las dinámicas que permitan avanzar en la defensa de la tierra y las culturas.

Compromiso con la ecología integral

La conferencia también hizo énfasis en la necesidad de fortalecer el trabajo en red en áreas como la ecología integral y el cuidado del planeta. Avanzar en la defensa de la tierra y las culturas se presenta como un objetivo prioritario, en línea con la misión de una Iglesia en salida que escucha y actúa frente al clamor de los más pobres.

Proyección hacia el futuro

El encuentro cerró con una invitación a renovar el compromiso misionero, apostando por una Iglesia que viva con autenticidad su vocación sinodal. Los logros alcanzados son motivo de gratitud, pero también un llamado a seguir construyendo caminos de esperanza y transformación. La CLAR reafirma así su papel como referente de una Vida Religiosa comprometida con el Evangelio y con los desafíos del mundo actual.