La monja de 61 años, perteneciente a la comunidad franciscana de María Inmaculada, había sido secuestrada el 7 de febrero de 2017 por el grupo extremista Al Qaeda en la aldea Karangasso, en el círculo de Koutiala, en la frontera entre Malí y Burkina Faso. El pasado sábado, 9 de octubre, la colombiana fue liberada por este grupo, tras cuatro años de cautiverio.
En W Fin de Semana, su hermano Edgar Narváez expresó su agradecimiento con las autoridades internacionales y colombianas por la gestión que permitió que hoy Gloria Narváez disfrute de su libertad. Sus primeras palabras, a uno de los miembros del equipo de comunicación del Sínodo, fueron claras: "Siempre me aferré a Dios".
Narváez indicó que durante el tiempo en que la religiosa estuvo secuestrada, la familia jamás perdió la fe en volverla a ver con vida y en libre: "Nunca perdí la esperanza y jamás tuve la idea que ella iba a morir, siempre tuvimos la esperanza que Dios nos iba a ayudar, como nos enseñó nuestra madre".
Su hermana se encuentra en el Vaticano reunida con el papa Francisco, quien se alegró por su liberación y se encontró personalmente con ella para saludarla.
El familiar de la religiosa confirmó que ella permanecerá en el Vaticano durante cuatro días, en la casa de reposo de la comunidad franciscana, en donde se le realizarán los correspondientes exámenes médicos y psicológicos antes de regresar a Colombia.