Piden adhesión mediante una campaña de firmas Voces cristianas se unen contra la deuda externa en Ecuador: "Son ya muchos los muertos en este mercado de muerte"
"Se hace necesario que la voz del Papa en Roma, de los obispos en cada país y cada diócesis, de las organizaciones cristianas; de cada iglesia, templo y congregación del Evangelio, del Consejo Mundial de Iglesias, de los dirigentes de comunidades tanto de las comunidades judías como musulmanas. Que todos, unánimemente levanten su voz para detener conjuntamente esta hecatombe"
"No se puede traficar con la vida, con las medicinas que salvan vidas, con las vacunas que deben prevenir, con los instrumentos de bioseguridad"
"¡La vida antes que los negocios de muerte!". Con estas palabras distintas voces cristianas de Ecuador se han unido para denunciar con indignación la deuda externa que oprime a los ecuatorianos.
Misioneros en la Amazonía e intelectuales católicos, entre otros, han publicado un comunicado que tiene el propósito de exigir al Gobierno nacional, a la Asamblea Nacional, al FMI, al BM y a los tenedores de bonos de la deuda que dejen de actuar en contra de lo que permite vivir al pueblo: "Son ya muchos los muertos en este mercado de muerte".
En un contexto de malestar social, a vista de la renegociación de la deuda de la que dependen los sueldos y empleos de los ecuatorianos, así como las centrales hidroeléctricas, telefonía y el petróleo, los líderes católicos llaman urgentemente a los cristianos a comprometerse con una campaña de firmas contra quienes "con sus sucios negocios" se aprovechan "del dolor y la necesidad".
Comunicado completo
Querida Amazonia N. 15: "Es necesario indignarse, como se indignaba Moisés ( Ex 11,8) como se indignaba Jesús (Marcos 3,5), como se indignaba Dios ante la injusticia ( Amos 2,4-8; 5,7-12; Salmo 106,40), no es sano que nos habituemos ,al mal, no nos hace bien permitir que nos anestesien la conciencia social..." Papa Francisco
"No se pude reclamar el pago de las deudas contraídas si el precio que tienen que pagar exige sacrificios insoportables" (n. 53) La necesidad de encontrar los medios de ALIVIAR, APLAZAR o incluso EXTINGUIR la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y a su progreso. Juan Pablo II, (Centesimus annus, n 53).,
"Este no es el tiempo del egoísmo, pido que se afronten por parte de todos los países las grandes necesidades del momento (la pandemia del Corona Virus),...REDUCIENDO o incluso CONDONANDO LA DEUDA que pesa en los presupuestos de aquellos países más pobres. (Papa Francisco, Misa de Pascua 2020).
El día lunes 3 se agosto se terminará un primer plazo dentro de la renegociación de la deuda externa y comienza un largo y espinoso camino en tratar que el peso que debe soportar el cuerpo ecuatoriano no termine con él.
Las condiciones en las que se han firmado diversos acuerdos han saltado por los aires en los meses que llevamos de pandemia, que va dejando a su paso muerte y destrucción para unos y mayor riqueza para otros.
Todos, en el mundo, han sufrido los estragos de este mal y resulta sospechoso que mientras muchos millones de personas se están quedando sin trabajo (305 millones de personas en solo cuatro meses) ya nos acercamos a un millón de muertos, pero los únicos que parecen con saldo positivo son las bolsas y sus especuladores. Pero el clamor de los pobres está llegando hasta el cielo. Y así como para el año 2000 se alzó el grito del AÑO BIBLICO DEL JUBILEO, hoy se alza el clamor de los pobres. Si hace unos años el Papa Francisco se hizo eco del grito TIERRA, TECHO Y TRABAJO (las “tres T”) hoy se alza el “no opriman a mi pueblo”.
Se hace urgente oír la voz de los seguidores de Jesús, el Nazareno que dijo: “lo que hagan con uno de mis pequeños, conmigo lo hacen”. Se hace necesario que la voz del Papa en Roma, de los obispos en cada país y cada diócesis, de las organizaciones cristianas; de cada iglesia, templo y congregación del Evangelio, del Consejo Mundial de Iglesias, de los dirigentes de comunidades tanto de las comunidades judías como musulmanas. Que todos, unánimemente levanten su voz para detener conjuntamente esta hecatombe que se cierne sobre la humanidad y más en concreto con los más pobres.
No se puede traficar con la vida, con las medicinas que salvan vidas, con las vacunas que deben prevenir, con los instrumentos de bioseguridad. Son ya muchos los muertos de este mercado de la muerte. "Los países en desarrollo no deberían correr el riesgo de ser cargados con DEUDAS cuyo servicio absorbe la mayor parte de sus ganancias" (Populorum Progressio. Pablo VI).
Y, para más dolor, ya no solo el hedor de los cadáveres insepultos, sino el hedor de los traficantes de la muerte con sus sucios negocios que se aprovechan del dolor y la necesidad.
Por eso: Hacemos un llamado para alzar nuestras voces cada uno en su comunidad, movimiento, parroquia, diócesis, iglesia: ¡La vida antes que la deuda! ¡La vida antes que los negocios de muerte! ¡La vida del planeta antes que su extinción!
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