Trece meses después de ser fulminado por el Papa, previa petición de renuncia no atendida tras graves acusaciones contra Francisco -entre ellas, la no menor de “socavar la fe”-, este mediodía el Vaticano ha anunciado al sustituto de Joseph Strickland para la diócesis de Tyler, Greg Kelly.

Poco más de un año después de ese traumático relevo, un período de tiempo que ha sido considerado prudencial para no convertir al obispo antivacunas -que fue reprendido por el propio nuncio en una asamblea plenaria del episcopado estadounidense- en ‘el Gaillot de la derecha’, como se temieron en la Santa Sede, tal era la simpatía que tuvo (y aún mantiene) este polémico personaje.

Strickland, que fue objeto de una visita pastoral a su diócesis, tras la cual se le pidió que presentara su renuncia, se negó. Antes de conocer ese veredicto, el aún obispo residencial había anticipado en las redes sociales que no iba a ‘vender’ barata su mitra: “Como principio básico, no puedo renunciar al mandato que me dio el Papa Benedicto XVI”, afirmó.

Pero cuando así se lo pidió el sucesor del Papa Ratzinger, Strickland -que despotricó desde todos los púlpitos a que tuvo acceso contra el Sínodo de la Sinodalidad, acusando de cismáticos a quienes proponían las medidas que formaron parte del primer instrumentum laboris- se negó, plantándose frente al Sucesor de Pedro, al que había criticado también por restringir la misa tradicional y su apertura a los colectivos homosexuales.

Hoy Strickland sigue teniendo una fiel y ultra feligresía en los medios y fue jaleado también incluso desde las filas del Partido Republicano de Donald Trump, refugio de no pocos católicos descontentos, como se ha visto finalmente en las elecciones del pasado mes de noviembre. Pero ya es historia en la sede tejana, donde le sucederá John Gregory Kelly, hasta ahora obispo auxiliar de la diócesis de Dallas.

Kelly (15 de febrero de 1956, Iowa) fue nombrado obispo auxiliar de la Diócesis de Dallas en diciembre de 2015 y fue ordenado en febrero del año siguiente por el titular de Dallas, Kevin J. Farrell, quien recibió aquel nombramiento "para nuestra diócesis como un regalo de Navidad adelantado del papa Francisco", según señaló en una declaración.

"[Kelly] es muy respetado, tanto por los sacerdotes como por los feligreses. Ha hecho un trabajo extraordinario como pastor y capellán, y me ha sido de gran ayuda en su función de vicario para el clero", remarcó Farrell.

Cuando supo de aquel nombramiento, Kelly se mostró " verdaderamente abrumado y conmocionado cuando pienso en ello". "Estoy seguro de que la gracia de Dios para realizar este trabajo viene con este llamado, pero les pido que por favor oren por mí".

En aquel momento, se mostró también "agradecido al Santo Padre, a quien admiro mucho", señaló, mostrando su voluntad de "servir al pueblo".