"Solo pensando juntos saldremos de este arroyadero" Monseñor Ojea: "Hoy el grave problema es la pandemia, mañana el hambre y la desocupación"
El presidente del Episcopado afirmó que la pandemia desnudó una desigualdad enorme, por lo que pidió unidad en una mesa de diálogo amplia, para afrontar el "gran problema" del hambre y la desocupación
| AICA
El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Vicente Ojea, compartió una reflexión sobre este tiempo de pandemia, en el que llamó a la unidad y a afrontar lo que será el “después” de esta emergencia que desnudó una desigualdad enorme.
“Queridos amigos, ‘nos habíamos acostumbrado’ a vivir en un mundo enfermo, dice el papa Francisco, y no podemos seguir acostumbrados a esto. No se trata de pensar que la pandemia es un paréntesis y que después del paréntesis vamos a volver a la normalidad”, advirtió en videomensaje con declaraciones a la Oficina de Comunicación y Prensa de la CEA.
El presidente de la CEA aseguró que “los jóvenes saben, porque la pandemia ha desnudado una enorme desigualdad y el maltrato que hemos tenido con el planeta, que el paradigma tecnocrático, que nuestro sistema de vida ha mostrado sus fisuras y sus grandes límites”.
En este sentido, el prelado consideró que “solo es posible poder pensar juntos en cambios profundos de estilos de vida, en cambios de hábitos de consumo, en el modo de relacionarnos unos a otros, en el modo de cómo tratar el planeta”.
“En este contexto el Papa Francisco nos ha hablado de la posibilidad de instaurar un salario universal de emergencia, no solo para aquellos que trabajan en la economía popular sino para tantos trabajadores informales que tienen trabajos precarios y que no tienen cobertura social”, planteó.
“Esta propuesta ha sido apoyada por la Comisión para América Latina de las Naciones Unidas; hay una gran sensatez en sentarnos para pensar, y ‘repensar’ el mundo que vamos a vivir, para regenerarlo, para volverlo a hacer de nuevo y aprovechar esta oportunidad, no para echarnos las culpas unos a otros, no para acentuar nuestras divisiones y nuestras heridas históricas, porque ante un peligro común tenemos que unirnos”, sostuvo.
Eso porque tenemos la pancita llena. No todos tienen esa suerte. https://t.co/vxODiIAwxO
— ciroccomontereal (@Cirocco20) June 24, 2020
Monseñor Ojea insistió en advertir que “hoy es el peligro de la pandemia que se ha salido de madre, que no podemos controlar. Mañana será el gran problema del hambre y de la desocupación”.
“Tendríamos -propuso- que sentarnos todos a la mesa a repensar, incluso aquellos que trabajan en la economía popular no pueden seguir recibiendo subsidios considerándose como asistidos, sino que tienen participar activamente del proceso y sentarnos todos para poder escucharnos”.
“Unirnos en el ‘cómo salimos de verdad de este arroyadero’, sin acentuar aquello que nos divide. Hay un cansancio muy grande en nuestra gente cuando acentuamos esto”, aseveró.
El presidente de la CEA refirió también a la reciente celebración de los 200 años de Manuel Belgrano y a la alegría que significa para la Iglesia Católica la beatificación de Fray Mamerto Esquiú, a los que consideró “dos figuras que amaron tanto a la Patria y que amaron inmensamente a los pobres con una gran fe en Jesús y la Virgen”.
“Aprovechemos estos dos grandes ejemplos para poder plantear para el país una mesa grande en la que nos podamos sentar todos para pensar como salimos”, pidió.
Monseñor Ojea compartió un recuerdo vivido en el marco de la actual de la pandemia: “Tuve la dicha como obispo de San Isidro de ser testigo de cómo los soldados en Campo de Mayo cocinaban y entregaban alimentos a un barrio de nuestra diócesis (San Jorge), en medio de Don Torcuato, y me pareció un ejemplo conmovedor” y exclamó: “Se están dando tantas cosas muy buenas en las comunidades”.
“Por eso en esa mesa para pensar el futuro tenemos que repensar que no todo va a depender del Estado o del mercado sino que activamente tienen que participar las personas y las comunidades, los que nos están dando ejemplo y que están de pie para trabajar, para servirse, para atender al prójimo, esas comunidades que nos llenan de orgullo. Que Dios los bendiga”, concluyó.+