Miércoles de Ceniza y derechos humanos Obispo Moronta en la frontera: respeten la dignidad de las personas
El Obispo de San Cristóbal hizo llamado a la conversión a quienes promueven la violencia y la represión del pueblo que exige se les respeten sus derechos humanos en la frontera colombo venezolana.
Criticó que las autoridades cierran estas fronteras, pero otros lugares que son custodiados por militares aún continua el contrabando de gasolina, alimentos, y trata de personas.
Lamentó que las autoridades condecoren a quienes reprimen al pueblo.
Lamentó que las autoridades condecoren a quienes reprimen al pueblo.
| Mario Moronta, obispo de San Cristóbal
El Obispo de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, celebró el rito de Miércoles de Ceniza con los fieles de las parroquias de la frontera colombo venezolana, en las poblaciones de San Antonio y Ureña, desde donde hizo un llamado a la conversión a quienes promueven la violencia y la represión del pueblo que exige se les respeten sus derechos humanos.
“Quiero pedirles a las autoridades que de una vez por todas respeten la dignidad de la persona humana, y abran la frontera. Pues es una cultura que nos une con los hermanos colombianos y el resto de Latinoamérica”, expresó el Obispo en la Basílica de San Antonio donde celebró la Eucaristía a primeras horas de este miércoles 6 de marzo.
El Obispo hizo un llamado “a quienes se hacen llamar protectores del Táchira, que se fijen en la cantidad de enfermos, de niños, que tienen que ir a Cúcuta a tratamientos, y por una decisión prepotente se lo impiden.
Mientras critican que hay un imperio que levanta muros, a escasos metros de aquí hemos visto como levantan paredes para impedir el paso a Colombia”, dijo.
Monseñor Moronta criticó que las autoridades cierran estas fronteras, pero otros lugares que son custodiados por militares aún continua el contrabando de gasolina, alimentos, y trata de personas.
Posteriormente, al mediodía el Obispo también presidió el rito de imposición de la ceniza en Ureña, en la Iglesia Divina Misericordia, a la que también asistieron numerosos fieles. Allí ratificó el compromiso de la Iglesia, a través de sus sacerdotes y laicos con la “oración” y su “voz” para acompañarlos en sus dificultades.
“Una de las cosas que pedimos a Dios en este momento es que toque su corazón y los convierta, y haga el milagro de entender que ellos no son dueños de la frontera”, dijo el Obispo en su plegaria.
También realizó un llamado a los violentos, entre ellos a los llamados “colectivos” a “que se conviertan, escuchando el llamado de Cristo en el evangelio a ser constructores de la paz”. Insistiendo en que “no tiene ningún derecho para andar persiguiendo y amedrentando la comunidad”.
Así mismo lamentó que las autoridades condecoren a quienes reprimen al pueblo. “Lo peor de lo peor, es que han condecorado a los que reprimen, a los que han matados, a lo que impiden el paso a nuestros niños y ancianos necesitados de una ayuda humanitaria. Esa es una condecoración del mal”.
Finalmente, el Obispo exhortó a mantener la esperanza, “manteniendo la mirada en nuestro único Protector, el Santo Cristo”.