El presidente del Episcopado argentino invita a misa por las Madres de la Patria Ojea: "No se puede usar políticamente el dar de comer a los pobres"
El clima de violencia que se vive en los barrios es importante y esto contrasta con la preocupación que ellas tienen para que la comida alcance, para que los chicos tengan la suficiente cantidad de proteínas, en la alimentación, un poco el desvivirse en esta función tan maternal como es el dar de comer
"Pensamos que la estructura que existía en los comedores de alguna manera tiene que respetarse para que el alimento pueda llegar y, al mismo tiempo, hacer en el campo mismo la auditoría que se necesite hacer porque la transparencia en este punto es muy importante", dice Ojea
Esta misa se realizará el miércoles 19 de junio, a las 11 horas, en el Santuario de la Virgen de Caacupé en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Presidirá monseñor Oscar Ojea
Esta misa se realizará el miércoles 19 de junio, a las 11 horas, en el Santuario de la Virgen de Caacupé en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Presidirá monseñor Oscar Ojea
(adncelam).- Monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina(CEA), atendió a ADN Celam cuando nos acercamos para preguntarle por la próxima celebración de la Misa en agradecimiento por las Madres de la Patria el miércoles 19 de junio. Esto nos decía:
¿Por qué ahora un reconocimiento a las Madres de la Patria en la Argentina? Muchos lo asocian a la necesidad que ha visto la Iglesia de ser faro ante los números de ODSA (Observatorio de la Deuda Social Argentina – Universidad Católica Argentina) que han sido tristemente apabullantes con su indicador de un 55% de pobres, y también lo enlazan con la gestión desde el Ministerio de Capital Humano y el manejo (o desmanejo) con el tema alimentos para comedores populares ubicados en los barrios más desprotegidos y necesitados.
Nos parece importantísimo un reconocimiento actual del trabajo de las señoras en los comedores porque, si bien en tiempos de pandemia valoramos inmensamente ese trabajo y lo hemos destacado muchísimas veces, en este momento reina mucha violencia en los barrios. Muchas veces, cuando la comida no alcanza, ellas son agredidas de alguna manera por gente que piensa que no dan la comida que tienen o que guardan. Así que el clima de violencia que se vive en los barrios es importante y esto contrasta con la preocupación que ellas tienen para que la comida alcance, para que los chicos tengan la suficiente cantidad de proteínas, en la alimentación, un poco el desvivirse en esta función tan maternal como es el dar de comer. El clima actual trae algunas dificultades y nosotros queremos volver a poner en valor a las mujeres en este gesto tan maternal de alimentarnos.
¿Cómo podría definirse el actual vínculo entre los distintos estamentos tanto de la Iglesia como del Estado que están gestionando alimentos y partidas presupuestarias para estos fines? Sin diálogo no hay gestión claramente.
Cáritas Argentina comenzó con un diálogo importante con el Ministerio de Capital Humano acerca de los comedores que estaban dirigidos por esta institución; en esto llegamos rápidamente a un acuerdo lo mismo que sabemos de los comedores que están dirigidos por hermanos nuestros evangélicos.
Sin embargo, luego el Ministerio marcó la necesidad de que fueran auditados los comedores que realmente habían sido —a su entender— manejados políticamente, con comida que no se daba o con hechos ilícitos.
“Las mujeres en los barrios nos llevan la delantera: son verdaderas constructoras de la paz”
Nosotros estamos totalmente de acuerdo con que no se puede lucrar con el hambre de los pobres, que no se puede usar políticamente el dar de comer pero pensamos que esta auditoría debe hacerse en el terreno mismo, porque sino se discontinúa la entrega de alimentos.
Es como querer arrancar la cizaña rápido y no esperar el tiempo indicado para que no se toque el trigo. Pensamos que la estructura que existía en los comedores de alguna manera tiene que respetarse para que el alimento pueda llegar y, al mismo tiempo, hacer en el campo mismo la auditoría que se necesite hacer porque la transparencia en este punto es muy importante.
¿Qué pasa en su corazón cuando va pensando en la misa que se viene el 19? ¿Qué mensaje quiere darle a cada una de estas mujeres —abanderadas de las Patria— que con guisos, mate cocido y brazos abiertos le dan de comer a tantos y tantas que llegan a los comedores con su túper o su cacerolita o comparten quizás su única comida diaria en las largas mesas comunitarias que se arman en las capillas, en los centros comunitarios, Hogares de Cristo?
Junto con mis hermanos obispos y sacerdotes, nosotros deseamos expresarles una enorme gratitud de paz: dar de comer es ser un gran constructor de paz.
Nosotros, cuando comemos, nos igualamos con el prójimo porque compartimos la necesidad de ser sostenidos por la naturaleza, no somos autosuficientes sino que dependemos todos de ella para vivir, es un gesto que va a las raíces del ser humano. Somos parte de la naturaleza, no somos sus dueños exclusivos, sus dominadores. Este gesto de facilitar que podamos encontrarnos alrededor de una mesa, que podamos comer todos, que alcance para todos, que la comida sea lo suficientemente nutritiva como para poder sostener nuestro cuerpo y no enfermarnos, toda esta preocupación merece una inmensa gratitud para estas mujeres que son constructoras de la paz.
La paz es un don pero también es una tarea que se va construyendo todos los días. Y en eso las mujeres en los barrios nos llevan la delantera: son verdaderas constructoras de la paz. De modo que con enorme gusto bendeciremos esas manos, ese corazón y esas mentes. Esas manos que trabajan, esas manos que se tienden para ayudar, que acarician a sus hijos, esas manos que se juntan para rezar. Muchísimas gracias a ustedes que sostienen todos nuestros comedores.
En su reflexión de este domingo 16 de junio, monseñor Ojea detalló algo que, dados los tiempos políticos que se viven en la Argentina, es necesario: “No pensamos invitar a ningún político a esta Misa porque no queremos que algo tan propio del ser humano, que no pertenece a ningún sector político en particular, sea usado de ningún modo; estamos hablando de algo superior que tiene que ver con la comida que necesitamos todos los seres humanos tengamos la ideología que tengamos. El hambre es propia de todos, tenemos necesidad de la naturaleza para vivir; no somos autosuficientes. La comida nos iguala, nos hace cercanos, nos hace más personas, nos enseña a poder compartir, nos enseña a conversar”.
Esta misa se realizará el miércoles 19 de junio, a las 11 horas, en el Santuario de la Virgen de Caacupé en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Presidirá monseñor Oscar Ojea y concelebrarán monseñor Jorge Vázquez, obispo de Morón; monseñor Jorge Torres Carbonell, obispo de Laferrere; monseñor Marcelo “Maxi” Margni, obispo de Avellaneda-Lanús; monseñor Juan José Chaparro, obispo de Merlo-Moreno, y su auxiliar monseñor Oscar “Chino” Miñarro; monseñor Gustavo Carrara, vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires y vicario para las villas porteñas; monseñor Eduardo Horacio García, obispo de San Justo.
Celebraciones en todo el país
El Equipo de sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Argentina acompaña esta Misa promoviendo otras celebraciones en todo el país, en días y horarios cercanos, con la misma intención, es decir: estar al lado de las Madres de la Patria.
Además y en coincidencia de objetivos, la semana pasada este Equipo de Sacerdotes emitió un comunicado titulado “¡¡¡Con la comida no!!!” en el que expresó que “elegimos como ABANDERADAS a tantas mujeres de nuestros barrios. Las hemos aplaudido y homenajeado en la Pandemia. Muchas de ellas son madres de sus hijos y de los del pasillo. Sus manos cuidan el pan de cada día. Hoy nos sentimos en deuda con ellas”.