Creer en Dios. ¿Para qué? ¿Qué te aporta tu fe?

Todas las mañana cuando nos levantamos miramos el móvil a ver si se cargó. Llega un día en que te das cuenta de que el cargador ya no funciona, lo tiras y te vas a  comprar otro que furrule.

Muchas son las personas que fueron bautizadas e hicieron su primera comunión en nuestro país. De sus experiencias religiosas suelen guardar la foto un tanto vergonzante del niño con las manos juntas en el pecho, con rosario y apoyado en una balaustrada de mármol de mentira.  Un día descubrieron que el cargador de su fe no funcionaba para nada y dejaron de ir a misa por múltiples razones. Pero sobre todo porque esa fe heredada y pequeña ya no les valía para nada. Es mucho mejor ir al rastro o al centro comercial.

Creer en Dios nos debe hacer más felices, más libres, más esperanzados. Saber que Dios es un Padre que nos quiere por encima de todas las cosas, incluidos nuestros desastres personales, es algo maravilloso. Conocer a Jesús como el mejor de los amigos, que nos cuida y nos enseña con calma, que comparte su vida y sus palabras en un sencillo pan y en un alegre vino; un Jesús que vence todas las tinieblas del mundo. Tu condensa todo el amor que puedas sentir y soñar, todo el Amor que existe y existirá en una sola persona: ese es Cristo, el muchacho de Nazaret, el Hijo de María, que vence al dragón de mal, del egoísmo de la muerte. Creer en Jesús es guay. Sabes que alguien da la vida entera por ti, para que tu vivas la viva con pasión, y luches por la vida digna de los demás. A pesar de tu oscuridad te conviertes en otro Cristo que cura, que ayuda y que es especialista en los amigos.

Y para creer nos hace falta la ayuda del Espíritu Santo, que es el que nos hace entender esto del Padre y del Hijo. El Espíritu es el tutorial de la fe, el que nos consuela en las caídas, en el que nos hace fuertes.

Los cristianos no somos más que nadie, ni mucho menos. Pero tampoco somos menos. “A misa van los peores”. Bueno, vamos los que vamos, pero porque queremos ser mejores. Nuestra fe nos ayuda a ser más felices y a intentar ser mejores personas.

Creemos en un Dios plural que es relación y familia. Por eso aceptamos la pluralidad y diversidad en la Iglesia y en el mundo como un regalo. Por eso debemos ser expertos en relacionarnos con los demás, en abrirnos a las personas, en dialogar y salir al encuentro de los otros. Para compartir nuestra fe y nuestra vida como el mayor de los regalos. Y para descubrir en los que no son como nosotros o no piensan igual, las maravillas que Dios hace en ellos. Porque nuestro Dios –Trinidad es multitarea como los robots modernos de cocina: igual te elige un Papa, que te forma una comunidad cristiana, que te ayuda a encontrarte con gente maravillosa, o hace surgir el bien en todos los corazones de las personas buenas del mundo aunque sean de las Antípodas o incluso del Barsa (eso es un chiste, disculpen los del Barsa).

Creer es bueno. Creer es tener un cargador que funciona. Y la fe te llena de valor y de esperanza.

Avisillos.

El lunes a las 20 celebramos la  maravillosa fiesta de San Antonio. Repartiremos el pan y cantaremos los pajaritos. Si están en Madrid estás invitado.

El miércoles a las 20 también en nuestra Parroquia del Pilar haremos una oración por la Paz, que falta hace, con la presencia de nuestro amigo y obispo  Carlos Osoro. Vente!!!