Con los calores de julio apago este brasero durante el verano, lugar en el que he compartido con vosotros mis poemas, reflexiones e intuiciones desde mi pobre y defectuosa existencia. Son muchos los pozos envenenados que se abren en el mundo y más aún en internet: trolls agresivos, a veces incluso anónimos, páginas cegadas por la rabia e ideologías que buscan acabar con "el adversario" y hacerle añicos con la mayor de las crueldades. En ese campo de batalla siempre quiero que mis páginas y redes, sean un lugar con paz donde la gente se anime un poco más en la vida, puedan pensar en cosas valiosas y se sientan más queridos siempre desde la óptica de Jesucristo. Por que ser “cristiano” ser “de los de Jesús” es mi mayor ORGULLO existencial.

Yo, como San Pablo, me considero el último de mis hermanos, con una vida familiar y personal compleja y dolorosa y un historial de desastres y luces que es toda una novela, que quizá un día escribiré... A algunos no les gusta mis obras artísticas; es algo dentro de la normalidad. Siempre que un autor pinta, esculpe, compone algo, no quiere decir que le vaya a gustar a todo el mundo. También hay que asumir que no somos billetes de quinientos y hay gente a la que no le caemos bien o no tenemos una buena experiencia en nuestros trabajos o iglesias.

Amigos queridos e incluso familiares muy cercanos me dejaron, decepcionados por mis errores; una gran y secreta herida que rompe mi corazón y mi sueño. Con sonrojo comparto que también hay personas que me tienen envidia por mis cualidades o las cosas que hago; es algo que llevo toda la vida sin comprender pues entre mis muchos pecados jamás tuve ese. Y bueno, yo me conozco y se quien soy. Solo hago lo que debo hacer. Y cada uno somos valiosos con nuestra peculiaridad.

Confieso que escribo, compongo, pinto o canto por que así me lo mandó Dios. Yo soy igual que Moisés tartamudo o Pedro traicionero. Me sorprende mi vocación pero no me detendrán ni mis miserias ni las opiniones de los demás para seguir adelante con mi misión hasta el día que me muera. Y con ello no quiero decir que consiga cosas, que tenga éxito o que yo me ponga por encima de nadie y menos de los santos hermanos que son un ejemplo para mí de dedicación y coherencia. Quizá lo que hago le valga a alguien y sé por la experiencia que mis cosas ayudan a muchas personas o ponen palabras a cosas que ellos sienten; les hago reír o llorar o acercarse a Dios por otros caminos…

Tengo las suerte de tener muy buenos amigos que me quieren y me sostienen, que me conocen y me animan y permanecen a lo largo del tiempo. En tiempos complicados acudieron en mi ayuda con todos los medios que tenían. Amigos dentro y fuera de la Iglesia, personas que me llenan de admiración y de gratitud. Curas y cristianos que se matan por su gente empeñados en ayudar y salvar, no en juzgar y en condenar.

Artistas que llenan el mundo de belleza y que me acogen de corazón, a pesar de todos los prejuicios sociales que envuelven a nuestra amada y pecadora Iglesia. Tantas personas de mi Parroquia del Pilar, niños, jóvenes y abuelos que me dan su cariño todos los días y me dan lecciones de fe y de familia. Su calor me hace seguir adelante escribiendo y creando cosas nuevas. El mismo papa Francisco valora mi obra y me anima a seguir adelante.

A veces contemplo con preocupación las olas de integrismo y violencia que se levantan en la sociedad y en la Iglesia, muy lejanas a los ideales de Jesús. En medio del vendaval agarrémonos a dos columnas invencibles: la Madre y el Pan. María que nos auxilia en tiempos duros es el Pilar al que nos agarramos, ejemplo de humildad y ayuda. Y el Pan es Jesús mismo que nos enseña dándose que el secreto de la Vida es que nos demos a los demás, que nos compartamos pobres y llenos de agujeros, como el pan.

Ando escribiendo una obra preciosa que en primavera florecerá. El tema no está muy de moda, pero la historia está llena de magia, alegría y emoción… ¡Ven!

Tengo un verano de Camino de Santiago, JMJ (miedito me da tanta gente en un sitio tan chico…) y tiempo para escribir.

Te deseo un verano lleno de familia y amigos y de crecimiento en tu comprensión y fe.

Siéntete orgulloso de ser tú, de ser bueno, de ser fuerte y divertido. Orgulloso de tu tierra, de tus costumbres de tu arte. Orgulloso de tu familia y de tus amigos. Orgulloso de tu fe o tus creencias. Orgulloso de ser tú mismo, humilde, con tus victorias y derrotas. Orgulloso de defender el amor, el respeto, la familia, los animales, el diálogo y el encuentro, la diversidad existencial...

Yo me siento orgulloso sobre todo de Jesús que llena mi vida catastrófica de verdaderos milagros. Él es el que debe brillar en nuestras vidas. Todos los días te sorprenderá.

Gracias por leerme y estar ahí. Abrazos.

AVISILLOS

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¡ Nos vemos!