"Los que un día te ensalzan al siguiente te crucifican" Toño Casado: "¿Quién dice la gente que eres tú?"
"Lo cierto es que la opinión de 'la gente' nos influye. Trolls escondidos en la oscuridad de su cuarto y de su vida, tras una pantalla, comentarios anónimos, webs pseudocatólicas que reparten estopa sin un atisbo de caridad cristiana, blogueros que pontifican sobre lo humano y lo divino..."
"Me llamaron facha por llevar una bandera de España. Me llamaron comunistoide por hablar de salario justo en el sermón. Me dijeron que era un narcisista por llevar una cruz en la oreja. Me señalaron como un rancio por ponerme el clerygman..."
"A Jesús la opinión de 'la gente' se la pasaba por el arco del domingo de Ramos. Así le fue, también es verdad. Pero fue libre. ¿Quién dice la gente que eres tú?"
"A Jesús la opinión de 'la gente' se la pasaba por el arco del domingo de Ramos. Así le fue, también es verdad. Pero fue libre. ¿Quién dice la gente que eres tú?"
La gente habla y como hablar es gratis la gente saca la lengua a paseo mucho más que al perro. Las tertulias televisivas pasan por el pelotón de ejecución a cualquier incauto o noticia de actualidad, siendo todos maestros de todas las ciencias, predicadores de nuevo púlpito, youtubers o influencers a los que siguen y escuchan millones de seguidores que les jalean con sus likes o índices de audiencia.
La gente habla. La gente opina. La gente pela la pava o hace trajes. La gente pasa bulos o memes o whattsapps de no sé que enfermera enterada de las últimas evoluciones del puñetero COVID o a ver si llegamos a los dos milllones de avemarías y Dios se apiada de nosotros por lograr el récord litúrgico.
Y lo cierto es que la opinión de "la gente" nos influye. Trolls escondidos en la oscuridad de su cuarto y de su vida, tras una pantalla, comentarios anónimos, webs pseudocatólicas que reparten estopa sin un atisbo de caridad cristiana, blogueros que pontifican sobre lo humano y lo divino.
La gente. Sus dardos pueden envenenar nuestro corazón.
Muchas veces me ha pesado el juicio de la gente. De personas que ni siquiera saben quién soy. Unos me tachan de "cura yeye", que viejuno suena eso... Otros que si soy muy carca por estar en la Iglesia. Me llamaron facha por llevar una bandera de España. Me llamaron comunistoide por hablar de salario justo en el sermón. Me dijeron que era un narcisista por llevar una cruz en la oreja. Me señalaron como un rancio por ponerme el clerygman...
La gente habla de mí, bien, regular, mal. A veces me llegan las ondas, pero la mayoría de los días voy como los artistas locos que van a lo suyo, embebidos en los vientos de la creatividad o la sequía.
¿Qué dice Dios de mí? ¿ Estaré a la altura de sus expectativas celestiales y vocacionales? ¿Qué pensará mi madre de mí cuando me vea de cura, de artista, de hermano, de tío, de amigo, de persona que va por el mundo?
La gente habla, pero eso no es lo importante. Los que un día te ensalzan al siguiente te crucifican. No hagas caso a la gente. Procura ser fiel a lo que Dios espera de ti, a lo que tu soñabas de niño para ti mismo.
Ya te he dicho que a Jesús la opinión de " la gente " se la pasaba por el arco del domingo de Ramos.
Así le fue, también es verdad. Pero fue libre. ¿Quién dice la gente que eres tú?