Cuando la noche es negra y silenciosa
En el sofá me siento
Mirando ahí, en mis manos,
Las cenizas que tengo.
Y en medio aun aguanta mi esperanza
como un débil lucero.
Esperanza de que vuelvas a mi casa,
Esperanza de que juntos empecemos
A vivir cosas nuevas,
Esperanza de que se funda el hielo
Que el huracán nos trajo
Instalando el invierno
E hizo que nos volviésemos extraños
Y en vez de hermanos, lobos sin recuerdos.
Esperanza para seguir luchando
por los sueños que hicimos de pequeños:
una familia unida
una mesa con vino y pan del bueno,
y también huevos fritos y patatas
y chistes y canciones sin lamentos.
Esperanza para vivir la vida
Que seguro Dios nos soñó primero,
Donde el mundo se quiera
En vez de poner cepos,
Donde haya menos piedras y pistolas
Y haya abrazos y besos.
En la noche contemplo mi esperanza
Como débil llamita que conservo.
A ver si me llega a Navidades
Y me supera el largo y gris adviento.
Ayúdame Señor, que no se apague
La esperanza de que vendrá lo bello,
Que amanece en tu casa que es el mundo
Con tantos hombre y mujeres buenos.
En la noche del alma y del mundo
La esperanza conservo
De que pronto amanezca
Y volvamos a vernos,
De que pronto amanezca
Regrese mi sonrisa
Y nazcan para todos tiempos nuevos.
Te regalamos ‘Pasado, presente y futuro del Opus Dei’
