El lienzo de 'San Agustín meditando' del templo de la Purísima Un experto atribuye a Rubens un cuadro de una iglesia de Salamanca

El lienzo de gran tamaño de San Agustín, que se encuentra en el retablo de la iglesia de la Purísima de Salamanca junto a la Inmaculada, de José de Ribera, es obra del pintor flamenco Peter Paul Rubens y no de artistas italianos, según el presidente de honor del Instituto Moll, Matías Díaz Padrón.

Este experto, exconservador jefe de pintura flamenca y holandesa del Museo del Prado, ha publicado estas conclusiones en un artículo de la prestigiosa Revue Belge d'Archeologie et d'Histoire de l'Art, editada por la Real Academia de Arqueología e Historia del Arte de Bélgica.

Díaz Padrón ha explicado que este trabajo es fruto de la investigación que durante décadas ha realizado sobre esta imagen y como consecuencia de que desde su etapa de estudiante la "curiosidad" le llevó a recorrer España en busca de la pintura flamenca.

Ha subrayado que el San Agustín meditando sobre el misterio de la Santísima Trinidad, nombre completo del cuadro, se encuentra en el lado derecho de la Inmaculada de Ribera y no es una pieza italiana, como se creyó en un primer momento, ni de un autor desconocido de la pintura flamenca del siglo XVII, sino de uno de sus máximos exponentes, Peter Paul Rubens.

"La monumentalidad de la imagen está en consonancia con la estatuaria de tantos senadores de la Roma clásica que Rubens dibujó en su estancia en Roma. Es un diseño majestuoso y rico en brocados del periodo genovés de Rubens con ecos renacentistas", ha asegurado Díaz Padrón.

De ahí que "la estética y la calidad del estilo" en dicha pintura llevara al investigador, según ha confesado, a cuestionar el origen italiano de la obra, como lo es el del resto de pinturas que acompañan a la Inmaculada Concepción.

Época del lienzo

Tras confesar que se alegra de "haber aportado un granito de arena a la pintura del barroco que se encuentra en Salamanca", ha señalado que la obra "podría catalogarse estilísticamente entre 1614 y 1620, cuando Rubens trabaja con materia más sólida y dominio de los tonos locales y vivos".

"La solemnidad de la silueta y los brocados de oro viejo corresponde a la época más fecunda del pintor" en un lienzo en el que "el santo se detiene al ver un niño que intenta verter las aguas del mar en un pequeño pozo" ante la mirada de un angelito con su mitra.

(RD/Efe)

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