"En ninguna parte, se percibe ni el odio, ni nada por el estilo a España" La España de Bergoglio y las interpretaciones torticeras
Los prejuicios, sin duda condicionan el juicio previo o incluso impiden una lectura y una escucha serena y equilibrada.
En ninguna parte, se percibe ni el odio, ni nada por el estilo a España. Ver fantasmas es aflorar probablemente los propios. Esto respecto a la peregrinación al camino de la cultura religiosa europea.
Bergoglio me consta que ama nuestro país. Algunos Cardenales (Osoro, Omella, Cañizares…) lo podrían corroborar, pero es preferible que no entren al trapo para no hacer seguidismo de los que han hecho afirmaciones intencionadamente torticeras.
Bergoglio me consta que ama nuestro país. Algunos Cardenales (Osoro, Omella, Cañizares…) lo podrían corroborar, pero es preferible que no entren al trapo para no hacer seguidismo de los que han hecho afirmaciones intencionadamente torticeras.
Unas lecciones básicas de hermenéutica nos llevan a preguntarnos, por ejemplo, cuando leemos un texto o escuchamos una entrevista: que ha escrito, que ha dicho, pero también que ha querido escribir o que ha querido decir. En el fondo, la literalidad es siempre traicionera, sino se hace el esfuerzo de contextuarla. Por otro lado, nadie lee o escucha de forma neutral. Esto no existe. Los prejuicios, sin duda condicionan el juicio previo o incluso impiden una lectura y una escucha serena y equilibrada.
Todo esto es a propósito de la entrevista de Carlos Herrera en la Cope al Papa Francisco. En concreto, en las secuencias referidas a España y Cataluña. Declaraciones que han sido intencionadamente manipuladas por algunos personajes de la fauna política de la piel de toro.
En lo que se refiere a un posible viaje Papal a España, Francisco deja bien claro dos contextos para interpretar sus palabras. Lo primero ha optado en lo que respecta a Europa por viajes a países pequeños, y lo segundo cita el ejemplo de su viaje a Estrasburgo, cuya finalidad era visitar el Parlamento Europeo, por lo tanto concreta claramente que no fue un viaje a Francia. Cuando habla de un posible viaje a Santiago de Compostela, precisa de manera enfática, que no es un viaje a España. Es una manera de acentuar la identidad marcadamente religiosa de ese viaje, que sería único y puntual. Evidentemente todo viaje Papal tiene una finalidad esencialmente religiosa, pero en estos casos se determina su identidad de manera mas palmaria. En ninguna parte, se percibe ni el odio, ni nada por el estilo a España. Ver fantasmas es aflorar probablemente los propios. Esto respecto a la peregrinación al camino de la cultura religiosa europea.
A continuación, Francisco se ha referido al caso concreto de España, y dice textualmente: “lo más clave en este momento en cualquier país que tiene este tipo de problemas (Cataluña), es preguntarme si se han reconciliado con la propia historia…Yo no sé si España está totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo la historia del siglo pasado… si no lo está, creo que tiene que hacer un paso de reconciliación con la propia historia, lo cual no quiere decir claudicar de las posturas propias, sino entrar en un proceso de diálogo y de reconciliación…Las ideologías son las que impiden cualquier proceso de reconciliación…cualquier gobierno, sea del signo que sea, tiene que hacerse cargo de la reconciliación”. Así ha emplazado a los españoles a llevar adelante la historia “como hermanos y no como enemigos o al menos con ese inconsciente deshonesto que me hace juzgar a otro como enemigo histórico”. ¿Tan ofensivo es que nos hable de reconciliación…?
Estas opiniones del Papa Francisco, sin duda, son compartidas por muchos analistas de la realidad española diariamente en tertulias, en artículos de opinión y libros. El título VIII de la Constitución referente a las autonomías y las leyes que se han desarrollado posteriormente al respecto no han resuelto las tensiones patentes y latentes que existen en nuestro país, y que en algún momento reciente, nos han llevado a las primeras páginas de la prensa mundial. Las actuaciones de las ideologías, representadas por los partidos políticos en liza actualmente en España, son un claro ejemplo de lo que está diciendo el Papa. El día a día de la falta de sentido de Estado Global es evidente.
Y, por supuesto, en ningún momento ataca directamente como algunos han afirmado, la modélica “Transición” española que algunos vivimos muy de cerca. La Transición dio una solución global a España, gracias a la generosidad y sentido de Estado de los políticos en ese momento, pero muchos problemas quedaron sumergidos y aplazados, y por eso han emergido en el tiempo. Que el Papa nos llame a la reconciliación de manera reiterada probablemente nos duele porque es cierto, si no lo fuera habríamos pasado olímpicamente.
Bergoglio me consta que ama nuestro país. Algunos Cardenales (Osoro, Omella, Cañizares…) lo podrían corroborar, pero es preferible que no entren al trapo para no hacer seguidismo de los que han hecho afirmaciones intencionadamente torticeras. Además no veo motivos para pensar que un Papa odie un país de todavía de tradición y mayoría cristiana, aunque las estadísticas últimamente matizan claramente esta afirmación.