La Teología de LIberación no gustaba al poder constituido El asesinato de los jesuitas españoles en El Salvador era, al mismo tiempo, un ataque a la Iglesia
La acusación particular desbarata la estrategia de la defensa presentando como perito a favor del coronel Montano del general Ernesto Mauricio Vargas, miembro de la Tandona, quien intentó el mitin por Fuerzas Armadas en el juicio.
Reconoció que en 2016, se manifestó en contra de las extradiciones a España de los militares procesados en esta causa que se juzga en la Audiencia Nacional.
| Baltasar Bueno corresponsal en Valencia
El asesinato de los jesuitas españoles en El Salvador era, al mismo tiempo, un ataque a la Iglesia. Todo comenzó atacando primero a la Iglesia. En los inicios de la guerra civil en El Salvador mataron al arzobispo Romero. Estos ataques contra la Iglesia comenzaron en la década de los 70. Los Jesuitas estuvieron en el punto de mira de terratenientes y militares y una fuerte campaña mediática, sobre todo en la radio militar Causcatlán y el periódico Hoy, insistieron en poner como diana a los Jesuitas calificándoles de traidores. Se incitaba a odiarles.
Militares y terratenientes se quejaban de que en la UCA, la Universidad a la que iban los hijos de los más pudientes y altos oficiales por su prestigio académico, los jesuitas enseñaban la igualdad y el respeto a los más pobres. Curiosamente en la UCA y por este motivo comenzó el conflicto con la Iglesia. La Teología de la Liberación estaba en plena efervescencia en América Latina y también en El Salvador en aquellos años y eso no gustaba al poder económico, social, político y económico en El Salvador, a los que no gustaba la empatía con los pobres que se predicaba en y desde la UCA.
Así de claro lo ha explicado en la nueva sesión del juicio Jesuitas que lleva a cabo la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional la analista norteamericana doctora Terry Lynn Karl, profesora de la Universidad de Stanford, especialista en asuntos latinoamericanos, quien fu comisionada por Naciones Unidas para investigar la violación de Derechos Humanos en El Salvador, y que aquí comparece como perito al haber aportado los informes realizados como comisionada de la ONU a esta causa.
La profesora Karl hizo a lo largo de una comparecencia de seis horas un minucioso detallado de lo informado. Una de las cosas que dijo es que el juicio que se estaba celebrando en España, debería haberse realizado en El Salvador –allí hubo uno calificado de fraudulento, una especie de paripé, done sólo se condenó a dos militares que al poco fueron amnistiados- y contra todos los autores intelectuales y materiales.
El brillante trabajo realizado por la comisionada de la ONU intentó el letrado defensor degradarlo con una serie de preguntas confusas, profusas y difusas, que hizo entrar la sesión en un tiempo farragoso y tedioso, recibiendo constantes advertencias del presidente del Tribunal con aviso incluso de llamarle al orden. El abogado del coronel Montano pidió que constara en acta en diversas ocasiones su protesta.
Declara el general Vargas
Ya rondando las nueve de la noche, por videoconferencia, compareció el general Ernesto Mauricio Vargas, general retirado, diputado de Arena, a petición del procesado coronel Montano. Se alejó bastante del objeto del juicio, el asesinato de los jesuitas, le recordó el presidente del Tribunal, y tenía que ratificar el informe presentado a la Audiencia Nacional como perito, una contra pericial del presentado por la doctora Karl. Por momentos, parecía su declaración un mitin pro Fuerzas Armadas de El Salvador.
La película que contó fue que en el país surgieron cinco grupos revolucionarios que se dedicaron a matar y secuestrar, que al fusionarse crean el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, FMNL. Más que declarar, Mauricio Vargas dio un mitin conferencia –extrañamente se le consintió- en su intervención telemática desde aquel país sobre lo que pretenden este tipo de movimientos como el FNML. El general jubilado quiso convencer al Tribunal, en la línea defensiva que se atisba va a llevar el letrado del coronel Montano, que todo lo que hizo el Ejército salvadoreño era defender el orden constitucional. En fin, mucho discurso político, nada que ver con el objeto estricto del juicio, que pudiera relacionar o no al coronel Montano, el único que se ha podido sentar en el banquillo por el asesinato de cinco jesuitas españoles asesinados en 1989 por militares de El Salvador en la UCA.
Para el general, lo del asesinato del P. Ellacuria fue un asesinato, pero no resultado de una decisión político-estratégico. Tampoco para él el grupo de militares que integran La Tandona eran para nada mafioso. Que Montano no participó en ofensivas contra el FMNL y que fue nombrado para viceministro de seguridad por el presidente Cristiani. Insistió en que las Fuerzas Armadas actuaron siempre de acuerdo con la legalidad y que el FNML quería provocar la insurrección popular.
La acusación particular, que no el letrado defensor, le preguntó sobre el peritaje que había hecho –objeto de la comparecencia- , que resultó haber sido para dos juicios contra Montano en Estados Unidos, y reconoció que tenía amistad con Montano. Su contra peritaje contra la profesora Karl fue puesto en cuestión por la letrada de la acusación particular que estuvo concisa e incisiva, poniendo en cuestión la metodología científica con la que había realizado su peritaje. Sólo consiguió nada más una carta de adhesión en favor del conocimiento de Montano. En el peritaje trata de la constitucionalidad de la ley de amnistía de El Salvador, cuando fue declarada inconstitucional hace cinco años.
El último dato que muy inteligentemente le arrancó al general Vargas la acusación particular es que él mismo formaba parte de La Tandona, al graduarse con todos los oficiales cuestionados, y respondió que sí, reconociendo ser compañero y amigo de Montano, de quien dijo tenía grandes cualidades. Reconoció que en 2016, se manifestó en contra de las extradiciones de los militares procesados en esta causa que se juzga en la Audiencia Nacional. La sesión concluyó a las diez de la noche, durando un total de siete horas.