Ante la proximidad de la solemidad de la Asunción de María ¡Madre, visítanos!

Asunción de Nuestra Señora a los cielos
Asunción de Nuestra Señora a los cielos

¿Por qué María tiene ese precioso don? Porque ella es una madre que nos escucha y a la que podemos confiar nuestras penas y alegrías. Ella nos acoge y da paz

Dejemos que María nos visite y entre en nuestras vidas como les sucedió a Isabel y a san Felipe Neri. Que ella nos enseñe a visitar a nuestros hermanos como ella lo hizo. Llevemos, como ella, a Cristo en nuestro interior y anunciémoslo con nuestros gestos y, cuando haga falta, también con nuestras palabras

Pronto celebraremos la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, una celebración muy significativa en el calendario de verano, en la que nos acordamos con un cariño especial de la Madre de Jesús. Ella viene a estar con nosotros en medio del verano y las vacaciones.

Más allá del significado teológico de lo que representa esta celebración, preguntémonos qué significa María para nosotros. A lo largo de la historia tenemos testimonios que lo han expresado, como san Felipe Neri en un momento de gran dificultad de su vida.

Cuentan que, en cierta ocasión, a san Felipe Neri se le apareció la Virgen en medio de una visita médica y le curó de una enfermedad. El santo había casi perdido el conocimiento cuando de repente se incorporó, abrió los brazos y habló a la Virgen. El médico se sorprendió ante este cambio súbito. Intentó calmarlo, pero el santo le dijo: «Dejadme abrazar a mi madre que ha venido a visitarme». Esta experiencia llenó de sentido aquel momento de dificultad.

María, en todas sus advocaciones, llena de luz y de esperanza los corazones de muchas personas que le rinden devoción. Así nos lo demuestran tantas expresiones de afecto a la Virgen en nuestros pueblos y ciudades.

¿Por qué María tiene ese precioso don? Porque ella es una madre que nos escucha y a la que podemos confiar nuestras penas y alegrías. Ella nos acoge y da paz. Tiene ese don porque ella es una madre que nos enseña a amar a su hijo Jesús. Pidámosle que nuestro amor a Cristo crezca cada día. Ella ha recibido esa gracia porque es una madre, fuente de esperanza. Ella, que fue asunta al cielo en cuerpo y alma, nos recuerda que nuestra esperanza es que un día también nosotros iremos al cielo y estaremos en plena comunión con Dios. Nos lo expresa bellamente santa Teresa del Niño Jesús en sus últimos momentos: «Madre, tú que viniste a sonreírme en la mañana de mi vida, ven otra vez a sonreírme ahora, pues ha llegado ya la tarde para mí».

Asunción, la gloria divina de lo femenino
Asunción, la gloria divina de lo femenino Jose Moreno Losada

En el texto del Evangelio que leeremos en la solemnidad de la Asunción, María, con Jesús en sus entrañas, visita a su prima Isabel para estar a su lado y darle su apoyo. Dejemos que María nos visite y entre en nuestras vidas como les sucedió a Isabel y a san Felipe Neri. Que ella nos enseñe a visitar a nuestros hermanos como ella lo hizo. Llevemos, como ella, a Cristo en nuestro interior y anunciémoslo con nuestros gestos y, cuando haga falta, también con nuestras palabras.

Queridos hermanos y hermanas, pidamos a María que sea nuestra guía, la estrella que brilla en medio de las tinieblas de la vida. Que nos ayude a llevar la alegría al mundo y nos enseñe a elevar la mirada a lo alto.

† Card. Juan José Omella Omella

Arzobispo de Barcelona

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