Adiós Camino, adiós.


Yo también me alegro de que se vaya. El personaje nunca me gustó. Con frases desafortunadísimas que hicieron muchos titulares que cubrieron de mala gloria a la Iglesia. Tampoco comprendo a que viene ahora el cambio de discurso de Camino en la SER, ciertamente no lo entiendo.

Todo lo que de él me han contado gente que lo trató en la Compañía de Jesús no es bueno. Las antipatías que ha tenido hacia tanta gente son innumerables. Y el amor de los sacerdotes hacia su persona prácticamente inexistente, si hay problema con algo, todo a Fidel que con los otros dos son un peligro contar para algo. Espero que no le muevan de auxiliar, si lo nombran titular de alguna diócesis puede ser otro Martínez nefasto, como el de Granada. Pero tiene 60 años, el problema es que está a 15 años de su jubilación y puede llover mucho o demasiado para entonces. En 10 años sería absurdo moverlo y ya se le habría pasado el arroz.

Sea cual sea su destino, sus malas formas, prepotencia y chulería, pueden dar al traste cualquier obispado. Peor si es grande que pequeño. Y mucho peor lo pasarían los curas si el obispado es pequeño que grande. Aunque claro, el historial de promociones en la Iglesia casi siempre es promover al malo mediante patada hacia arriba. Y si en un obispado cae, no tardará en dar la nota y de competir en peores declaraciones con Demetrio o en chillar como Reig.

Pecado es de los Jesuitas no haber discernido bien si su vocación era el sacerdocio o ser religioso, de religioso está visto que no lo era. Del sacerdocio dudo mucho que lo sea un tipo tan escasamente pastoral y tan excesivamente inquisitorial. Demasiado acostumbrado a hacer daño al prójimo en lugar de a corregir sus errores, difícil es que no haga un sermón del que no salga uno indignado de misa o los cavernícolas felices porque se ha condenado a alguien desde la misa. Los tiempos de confrontación se han pasado, y Camino sobradamente ya ha caducado. Depende del nuncio que sepan reciclarlo o dejarlo abandonado a su suerte como prelado auxiliar, con cuyo auxilio es mejor no contar.
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