Francisco pide elaborar "historias que construyan, que no destruyan" El Papa invita a "tejer relatos" teñidos de verdad en mitad de un mundo marcado por "chismes y habladurías"
"Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos”
“En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvado”
“Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos”. Así concluye el mensaje del Papa Francisco para la Jornada de las Comunicaciones Sociales, en la que el Pontífice invita a “tejer relatos”,y saber teñirlos de verdad, en un momento en el que “nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías” y no paramos de consumir “violencia y falsedad”.
“En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvado”, resalta el mensaje.
Francisco comienza su mensaje reclamando la necesidad de “respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, que no destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”.
Una narración “que separa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros”, explica, dando relevancia a la importancia del relato, porque “el hombre es un ser narrador”.
“No tejemos solo ropas, sino también relatos”
“No tejemos solo ropas, sino también relatos”, subraya Bergoglio, quien advierte: “desde el principio, nuestro relato se ve amenazado: en la historia serpentea el mal”. “¡Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices”, destacó, denunciando “cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos”.
¿Cómo? “Recopilando información no contrastada, repitiendo discursos triviales y falsamente persuasivos, hostigando con proclamas de odio, no se teje la historia humana, sino que se despoja al hombre de la dignidad”
Frente a ello, “una buena historia es capaz de trascender los límites del espacio y del tiempo”. “En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados. Necesitamos paciencia y discernimiento para redescubrir historias que nos ayuden a no perder el hilo entre las muchas laceraciones de hoy; historias que saquen a la luz la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana”, destaca el Pontífice.
La Sagrada Escritura, "una historia de historias"
Y entre las historias, “la Sagrada Escritura”, que “es una Historia de historias”, recuerda Bergoglio, quien apunta que el título del mensaje de este año 'Para que puedas contar y grabar en la memoria' está tomado del libro del Éxodo, que “nos enseña que el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando, de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente. El Dios de la vida se comunica contando la vida”.
“El mismo Jesús hablaba de Dios no con discursos abstractos, sino con parábolas, narraciones breves, tomadas de la vida cotidiana. Aquí la vida se hace historia y luego, para el que la escucha, la historia se hace vida: esa narración entra en la vida de quien la escucha y la transforma”, añade el Pontífice, quien señala que “no es casualidad que también los Evangelios sean relatos”.
En otro momento, el Papa subraya la necesidad de “recordar”, que significa “llevar al corazón, 'escribir' en el corazón”, incluso “con los renglones más torcidos”, como sucediera con la Confesiones de Agustín, El Relato del Peregrino de Ignacio, la Historia de un alma de Teresita del Niño Jesús, o Los Hermanos Karamazov.
“Cada uno de nosotros conoce diferentes historias que huelen a Evangelio, que han dado testimonio del Amor que transforma la vida. Estas historias requieren que se las comparta, se las cuente y se las haga vivir en todas las épocas, con todos los lenguajes y por todos los medios”.
Y, junto al recuerdo, de nuevo el relato, porque “contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil; aunque la crónica de los acontecimientos permanezca inalterada, cambian el sentido y la perspectiva”, y sirve para “remedar los rotos y los jirones”.
Y, “con la mirada del Narrador —el único que tiene el punto de vista final— nos acercamos luego a los protagonistas, a nuestros hermanos y hermanas, actores a nuestro lado de la historia de hoy”. “Sí, porque nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar”, señala el Papa, “incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio”.
“No se trata, pues, de seguir la lógica del storytelling, ni de hacer o hacerse publicidad, sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones, de revelar a cada uno que su historia contiene obras maravillosas”, concluye Bergoglio quien invoca a la Virgen María: “Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos”.
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