Sobre la relación entre el bautismo de todos y todas y el profetismo de la Iglesia, reflexionó el cardenal arzobispo de Santiago, Celestino Aós, al concluir la Jornada de Inicio del Año Pastoral 2023.

El encuentro, que se inició con una misa en el Templo de la Gratitud Nacional, reunió a cerca de 600 personas que son agentes de pastoral en sus respectivas parroquias y movimientos apostólicos. También estuvo presente parte del clero de Santiago, sus diáconos y seminaristas.

Sociedad chilena

El cardenal Aós, a su estilo, abordó algunos de los problemas que afectan a la sociedad chilena e incluso la necesaria reforma de la Iglesia. Junto con el derecho a la vida en relación con el “aborto, la eutanasia, la marginación de los enfermos, de los adultos, de los migrantes”, el arzobispo criticó “una sociedad que no reacciona ante la vulneración de los niños y jóvenes con los que se quiere experimentar y adoctrinar, en lugar de procurar una buena enseñanza y una sana y valórica educación”.

En otro aspecto el arzobispo se refirió a “una sociedad que no acaba de comprometerse para respetar la igual dignidad de varones y mujeres, que no sabe o no quiere dialogar para darse una Constitución y un marco de convivencia social”. Esto lo señaló en el contexto político que vive Chile, que el próximo 7 de mayo, la ciudadanía deberá elegir a los consejeros constituyentes en el nuevo proceso de generar una nueva constitución, luego que el anterior fracasara el año pasado.

50 años del golpe militar

También el cardenal chileno, que es de origen vasco y capuchino, se refirió a la necesidad de “procurar una más justa remuneración del trabajo y distribución de los bienes”, e hizo una mención especial a los 50 años del golpe militar que se conmemora este año 2023.

El cardenal Aos dijo: “Una sociedad que debe recordar grandes y negros momentos de dolor y muerte para hacer del fin del 50 aniversario del golpe militar una instancia de verdad, justicia, encuentro, perdón y sanación”. Y a continuación sentenció: “El profeta no se evade y sabe que él debe contribuir a la reforma y mejora de la Iglesia”.

En su reflexión sobre profetismo, el cardenal señaló que “un profeta es alguien que Dios ha enviado a hablar en su lugar para declarar su voluntad y juicio en el presente y lo que aún está por venir. Jesucristo proclamó ambas cosas. El profeta es representante de Dios ante el pueblo y es representante del pueblo ante Dios. El profeta conoce e interpreta la historia con ojos de Dios. Con ojos de Dios. Requiere una experiencia profunda de Dios. Dialoga con Dios. Reza el camino del bautizado. Aunque lo etiquetamos de sinodal, no será profético si no rezamos. Jesús profeta es capaz de leer la muerte con una luz diferente”.

Y añadió: “El profeta, el testigo, anuncia que Dios ha venido a salvar a su pueblo. El profeta anuncia la salvación y no calla. Denuncia el pecado y el juicio, y exhorta a la conversión. Es consciente, sabe, entiende. El profeta no se evade en medio de la masa como levadura que, en medio de las tinieblas, es como luz en medio de la corrupción, como sal en medio del hedor, como perfume”.

Poder y clericalismo

En la jornada, el obispo auxiliar de Santiago y vicario de pastoral, Carlos Godoy, fue el encargado de reflexionar sobre la sinodalidad, porque “estamos viviendo un tiempo de escucha y discernimiento pastoral a propósito del Sínodo que se realizará en Roma este próximo mes de octubre con el lema Por una Iglesia sinodal Comunión, Participación y Misión”, indicó.

Pero “¿por qué insistir tanto en la sinodalidad?”, se preguntó. Y para responder aludió al ejercicio de la autoridad en la iglesia. “La sinodalidad no busca tocar el sentido de la autoridad”, explicó, “sino el modo de ejercerla dentro de los carismas que suscita el Espíritu y los ministerios establecidos por la Iglesia”.

Asimismo, en su explicación, también señaló el clericalismo. “No sólo los pastores hemos sido clericalistas, también lo han sido laicos y laicas, religiosos y religiosas, diáconos y agentes pastorales (porque) la psicología clerical nos afecta a todos y muchos sentimos la tentación de movernos más bien por la lógica del poder que del servicio y el amor. Naturalmente, esto necesita mucho más que una comprensión intelectual. Requiere de conversión interior” indicó.

Luego detalló los temas de comunión y participación, concluyendo con un llamado ante la proximidad de la Semana Santa. Para ello, aludió a la obra de teatro “El Cristo Roto” que fue presentada en esta jornada. Así, el obispo Godoy dijo que “el Cristo Roto nos invita a dialogar con Jesús desfigurado. Roto en la vida de tantos hermanos y hermanas que sufren. Roto por nuestros pecados y delitos. Desfigurado por la violencia y división de hermanos que convivimos en un mismo país. Destrozado por nuestros egoísmos y envidias”.