Figuras políticas y religiosas de distintos países árabes han redoblado en los últimos días un intenso operativo clamor para que el papa Francisco vaya a la cumbre climática COP28 que se hará del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Emiratos Árabes Unidos, convencidos de que la presencia del pontífice puede dar el empuje definitivo a lo que consideran la "última oportunidad" para una acción concreta a nivel mundial para frenar el calentamiento global, en un diagnóstico compartido con la última exhortación del Papa, Laudate Deum.

El rey de Bahrein fue esta semana el último de los líderes del mundo árabe que transmitió al Vaticano la importancia que tendría la visita del Papa a la COP28, especialmente después de que el propio Bergoglio pidiera al mundo por el éxito de la reunión en su último escrito, en el que además lamenta los idas y vueltas de las anteriores cumbres. Otro gran "sponsor" de la posible visita papal es el Gran Imán de Al-Azar, Ahmed el-Tayeb, "hermano" del Papa y co-artífice del Documento de la Fraternidad Humana de 2019.

Francisco, plantean algunos observadores vaticanos, "ya le puso todas las palabras posibles al tema, y ahora estaría dispuesto a ponerle también el cuerpo" a la lucha contra el cambio climático con la realización de un viaje que hasta hace pocos meses no figuraba en el radar de la maquinaria organizativa de la Santa Sede. En ese sentido, la confirmada cancelación de la visita a Kosovo a causa de las disputas internas en el país europeo abrieron un hueco en el calendario.

La COP28 de este año tendría varias particularidades que ayudarían a un eventual viaje papal: en primer lugar, el agravamiento de la cuestión climática a nivel mundial, evidenciado a lo largo de 2023 en múltiples ambientales extremos que pusieron en evidencia eso que Francisco llama "el grito de la Tierra" ante el maltrato del ser humano.

Por otro lado, la COP29 de 2024 aparece aún en la nebulosa por las disputas geopolíticas en torno a la sede, luego del veto ruso a que se haga en un país europeo, en una cumbre que puede llegar a tener lugar con un nuevo presidente ya elegido en los Estados Unidos, habida cuenta de las elecciones del año próximo y de los riesgos que supondrían la posible vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca.

Capital mundial de la fraternidad

Además, en un contexto de guerra en Ucrania y una escalada por ahora sin límites de la violencia en Medio Oriente, la presencia del Papa en Emiratos Árabes, una especie de capital mundial de la fraternidad tras la firma del Documento de 2019, podría ser la ocasión para un fuerte mensaje por la paz mundial al tiempo de un recordatorio del destino indisoluble ya de los seres humanos y de su Casa Común. 

Francisco tiene 86 años y cumplirá 87 a mediados de diciembre, pero su capacidad discursiva está intacta. Si bien el mismo reconoció a mediados de septiembre que ya viajar no es lo mismo que hace unos años, el viaje a EAU, de 5 horas y media, aparece dentro de la escala de lo realizable. 

La definición del Vaticano parece inminente, especialmente teniendo en cuenta que quedarían apenas cinco semanas antes de la partida que no pocos estiman posible para el 29 o 30 de noviembre. Si bien la esperanza del mundo árabe está puesta en la visita, no olvidan que el Papa ya dio el marco humanístico para la cumbre al señalar en Laudate Deum: "no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente".