Reflexión de un cura rural en la campiña sur extremeña El Belén día a día, para el hoy de siempre

Belén
Belén

El Belén es un universo donde se reúnen todos los tiempos y todos los espacios. Es el recuerdo de un hecho que marcó la historia del ser humano y es un catálogo de actitudes, miradas, ensueños, ilusiones, proyectos y balances.

Acompañamos en estas breves reflexiones las diversas miradas que podemos dirigir a nuestros belenes. Una mirada interior que alienta a caminar.

Esperamos un futuro que no llega, un desarrollo que no vendrá jamás, una justicia que parece que se ha extraviado en el camino o no quiere hacerse carne entre nosotros. Esperamos.

22 de diciembre de 2020

LOS CAMINOS

caminos
caminos eugenio

¡¡Los caminos!! El Adviento trae la imagen de los caminos: gente que marcha.   Unos a censarse, porque lo manda el César, sin importar la fragilidad o los posibles impedimentos; otros a buscar una estrella, que ellos han descubierto  como especial en medio de los millones de destellos en el cielo, belleza singular e irrepetible; otros  a encontrarse con el plan del Dios de la vida, que ha decidido que todo comience en Belén, con un recién nacido, entre los pobres, en medio del pueblo, que está siempre en los lugares y los momentos en que se construye la realidad, la vida, la historia, aunque sean otros a los que aclaman las trompetas y los aplausos.  Y en el camino están José y María, lentamente, portadores del designio de paz para todos los hombres, para todos los peregrinos de todos los caminos. Detrás de aquella loma está ya Belén.

23 de diciembre de 2020

BELÉN.

belen
belen Eugenio

Belén. Era un pueblo. Un pueblo con historia, con raíces. Todos sabían que allí había nacido el gran rey David; que por allí pasó muchas veces el sabio rey Salomón, a visitar a sus parientes y a recorrer las calles donde se hizo hombre su padre. Algunos, muchos siglos después todavía señalaban una vieja casa desportillada como la casa del gran rey que dio esplendor y gloria a Israel. Pero Belén, cuando se acercaba a ella la pareja que avanzaba paso a paso, era un pueblo pequeño y triste. Demasiado cerca de la ciudad. La gente no quería quedarse a vivir en un pueblo. ¡Dónde va a compararse las comodidades de la ciudad, las novedades de la ciudad, las calles abarrotadas de la ciudad, los grandes mercados con mercadurías variopintas y hermosas de la ciudad! El que se quedaba a vivir en el pueblo era o un nostálgico o un fracasado.

Porque lo mejor estaba siempre en la ciudad. El pueblo... el pueblo un día se quedaría vacío para siempre y se moriría. Todos lo sabían. Ahora no, ahora en el pueblo no se cabía. Por entre las casas cerradas, abandonadas, medio hundidas se estremecía y se arremolinaba una multitud. Todos habían venido al censo. El gran censo. Caprichos de gobernantes. César quería saber cuánta gente había en su Imperio. Y había que censarse. Y Belén estaba irreconocible, mucho mejor que en los días grandes del grande David. La gente llenaba las calles, las casas, las posadas, las cuadras, los chozos, los rincones a salvo del frío y de la noche... Quien llegase tarde a Belén lo iba a pasar mal. Por allí, lentos, cansados, con la incertidumbre en sus ojos, llegan dos jóvenes. Un hombre, llevando de la mano a un burro en el que está una muchacha joven y hermosa, una mujer embarazada. Mal momento este para parir hijos, en una mundo convulso y aterrorizado por la Paz Romana. Pero ya llegan, ya llegan...

24 de diciembre de 2020

LA CUNA.

la cuna
la cuna eugenio

La cuna está vacía. Esperando. Esperando. Esa es nuestra vida: una cuna vacía. Esperamos un futuro que no llega, un desarrollo que no vendrá jamás, una justicia que parece que se ha extraviado en el camino o no quiere hacerse carne entre nosotros. Esperamos. Las horas pasan lentas, lentas, lentas. O quizá demasiado rápidas. Y entre los dedos no nos dejan nada, salvo nostalgia y unas preguntas que parecen escorpiones en nuestra alma. ¿Qué podemos hacer mientras lo que aguardamos no llega? ¿Y si no llega nunca? Mira la cuna. ¿Se cumplirán las promesas de Dios? ¿Nacerá un niño que será la luz que aguarda el pueblo que camina en tinieblas?

Si nace el niño, en el viejo pueblo de Belén que ya no cuenta para casi nadie... ¿vendrán la justicia que no llega? ¿Vendrán con ella el desarrollo o el futuro que no acabamos de ver? La cuna está vacía. Mírala bien. Vacía. Como tantas almas, tantos caminos, tantos proyectos fallidos, tantas mentiras huecas... Pero no quiero apartar ni la mirada ni la esperanza de esa cuna. Porque la necesito para seguir caminando. La necesitamos todos para que no se nos muera a jirones este mundo que marcha ciego hacia ninguna parte, dando tropezones y perdiendo el sentido de lo que hace. La cuna está vacía. Pero la palabra de Dios la llenará de vida. Aguardamos en silencio. En la noche, quizá llegue la luz del Señor.

25 de diciembre de 2020

EL NIÑO.

25
25 Eugenio

¿Quién rechazará a este Dios,

que se nos hace un chiquillo,

llenando de luz la noche

y calmando nuestro frío?

¿Quién podrá darle la espalda,

si por quererte ha venido

y para que tú le abraces,

te sonríe como un niño?

¡Ah, Navidad y mascarillas,

del Dios cercano y sencillo,

del Dios que sale del barro,

del Dios pequeño y sufrido!

¡Ah, Navidad siempre clara,

que en amores me desvivo!

¡Navidad sin soledades

cuando Dios se hace un chiquillo!

26 de diciembre de 2020

VIGÍAS.

vigia
vigia Eugenio

Haznos, Señor, vigías.

Que sepamos discernir los signos de la nueva aurora,

que siembras en corazones y mesa abierta,

en la naturaleza y en la fábrica.

Que aprendamos a reconocer

los signos de un mundo nuevo

que brota en los humildes y en los que tienden la mano,

en los que denuncian la mentira y el expolio.

Que comprendamos tus gestos y tus palabras

y cómo pueden rehacerse las ruinas

y brotar vida en la muerte.

Haznos tus vigías, Señor, para la esperanza.

Que llenos de tu luz seamos luz en el mundo;

que llenos de tu vida

renovemos los tristes eriales

y los duros desiertos.

Que te reconozcamos en lo pequeño

y lo escondido,

en la cuadra y en el jersey viejo.

Que vislumbremos y anunciemos tu presencia

no con las palabras, que pueden manejarse,

sino con el signo cierto de la sonrisa.

27 de diciembre de 2020

EN EL SILENCIO.

Quizá en sus conversaciones hablarían a menudo de aquello: " El Ángel me dijo... ". Las palabras del Ángel resonarían suave, lenta, permanentemente en ellos... Un Mesías, un Salvador... un niño que sería la luz y el camino para su pueblo. Y ellos serían el libro donde ese niño aprendería qué es el cariño, qué es la renuncia, cómo afrontar las oscuridades, las carencias, las ausencias.

"El Ángel me dijo...". ¿Les habló de soledades, de incertidumbres, de preguntas sin respuesta inmediata , de noches oscuras y hondas? ¿Les habló de cansancios y de caminos imposibles, de amenazas y de miedos?

Tal vez sólo recordaban las palabras claras y la presencia luminosa y liberadora.

Sí, seguramente muy a menudo José y María hablarían de esos momentos intensos y únicos en que escucharon las palabras aquellas que cambiaron sus vidas... "El Ángel me dijo..."

28 de diciembre de 2020

EL TIRANO.

tirano
tirano Eugenio

La orden salió del palacio lujoso y lleno de gente sin conciencia, dispuestas a todo para mantener su posición. Había que matar a los niños de Belén. O era a los estudiantes en Méjico, los saharauis que escapaban desde su tierra a Argelia, las niñas que quieren estudiar en Afganistán? Los tiranos cambian de nombre y de época pero mantienen la marca de la casa. La marca de sangre. Les da igual decretar la muerte de unos niños que el éxodo de un pueblo; o la destrucción de terrenos de gran valor ecológico. Su preocupación son ellos y cómo mantenerse en el poder, en su alta silla, a la que subieron escalando un montón de cadáveres y destrucción.

Herodes dio la orden y el humilde carpintero de Nazaret se ocupó de burlarla. El niño fue puesto a salvo en Egipto. No hubo cascos azules, Cruz Roja ni ONG alguna en pro de los derechos humanos. El carpintero sencillo, el que hablaba en sueños con ángeles de alerta y consuelo, hizo realidad los planes de Dios. Planes para la vida y la felicidad del ser humano.

La sangre de los inocentes de Belén regó la semilla del Reino de Dios.

29 de diciembre de 2020

EL TIEMPO.

tiempo
tiempo Eugenio

El tiempo se detiene, como una semilla sembrada en el surco, que aguarda el momento de estallar y pudrirse y resurgir en una vida nueva. El tiempo se detiene en el arado, en el ritmo de las estaciones que se suceden y se distinguen unas de otras por el vuelo de distintas aves (la cigüeña en el invierno, la golondrina que escribe mágicos bordados en la tarde, en verano). El tiempo se detiene y se hace oración a media mañana, convidando a un pequeño descanso, mientras también el sudor se detiene en la espalda y los animales detienen su marcha, aguardando. La tierra da la vida y acoge la muerte; la tierra sueña pacientemente una mañana que no llega nunca porque se repite mil veces el hoy en el que hay afanes, alegría, esperanza, cansancio, lucha, fracaso... La tierra es para las raíces y las raíces le dan sentido. Y no alcanzaremos el sentido que buscamos sin las raíces, sin la paz del tiempo, de la semilla, del sudor estancados. Que aguardan. Simplemente: aguardan.

30 de diciembre de 2020

LA SORPRESA.

He aquí mi noche, nuestra noche. He aquí el anodino desfile de momentos, de minutos, de vací

tiempo
tiempo

os y ecos. ¡Rompe mi noche, Señor! Como hiciste con la noche de los pastores de Belén. Cabeceaban unos de sueño; otros contaban historias viejas; quizá alguno temiera algún asalto... Y... de pronto llegó tu luz, tu mensaje, tu presencia, tu novedad. ¡Sorpresa en la vida de los pobres, de los que arrastran las horas y los días como un equipaje demasiado conocido y en el que no se aspira a encontrar rincones misteriosos, palabras estremecedoras o promesas ilusionantes! ¡Rompe tú mi noche, Señor! Que se abran mis ojos como platos y mis manos dejen caer la cuchara que remueve en triste rancho, el cayado que sosiega a las ovejas, la manta con que tapo mi frío. ¡Que salga a ver tu novedad, a empaparme de tu luz, a dejarme acunar con la voz de tu mensajero! Llena mi vida con tus sorpresas, agita mi barro para hacer un cacharro nuevo, sana las heridas que el tiempo rutinario ha dejado en mis pies. Hazme crecer alas para recorrer el camino de la estrella. Levántame de la tristeza callada y hazme cantar; cantar y brincar al son de los ángeles. Rompe mi noche para que el alba me encuentre sorprendido y enamorado de tu noche rota.

31 de diciembre de 2020

SOLO.

solo 31
solo 31 Eugenio

Viejo y solo. Viejo, al pie del chozo. Ese chozo, un día ya muy lejano, fue un hogar, donde muchas personas (ya no recuerda si seis u ocho, se lo borran los rostros y los sabores y las viejas palabras) se sentaban y partían el pan y las vidas. En ese chozo se tendían las manos (¿eran seis u ocho, Dios mío?) hacia el plato común. En el hogar-chozo hubo riñas, abrazos, afanes y un hondo latido compartido. Hoy es lugar de añoranzas y silencios duros como piedras y que escuecen como un juguete abandonado en un rincón.

Luego vino el tiempo con su guadaña inexorable, desbrozando caminos por donde uno se fue a buscar un sueño, otro vendió sus manos a un extraño que vino desde lejos buscando desesperados que no tuvieran nada que perder, sin alma y sin raíces, apartado de los suyos. Y otro... y otro... tristeza y silencio, palabras destrozadas, ruinas de vidas derrotadas. Y ahora está solo, viejo, junto al chozo vacío que es como un símbolo de su vida, de sus manos.

Oscuro y amargo, con más raíces que frutos, con más ayer que mañana. Cansado de ser y saberse, herido y desolado, como un mundo paralizado y cruel. Mira al chozo y allí está dentro el fantasma del ayer. De cuando fue feliz, porque sus manos se llenaban de la única felicidad común. Por eso no entra nunca allí, para no dejarse caer en llanto a los pies del niño que fue...

1 de enero de 2021

LA MADRE.

1 enero
1 enero Eugenio

Si la infancia es el paraíso del hombre, las madres son el paraíso de la humanidad, son el cariño, la fuerza honda y firme, la resistencia, la paciencia. Sin las madres el sol terrible de las contrariedades agostaría las raíces de la esperanza. Sin ellas avanzaríamos ciega y confiadamente hacia el barranco del olvido y el fracaso. Ellas siembran en nosotros semillas invisibles pero eternas, crean los resortes íntimos que moverán para siempre nuestros sentimientos y nuestros horizontes. Son los más hermosos versos que Dios recita para nosotros mientras aprendemos los primeros pasos vacilantes en la vida hacia la luz. En ellas abrimos los sólidos cimientos del edificio que dejaremos como memoria de nuestros hechos. Ellas son las pioneras junto a la vida, preparándonos lugar para estar, por siempre, en la vida.

2 de enero de 2021

JERUSALÉN.

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Jerusalén es una ciudad grande. Es el lugar donde los poderes se dan la mano, se mezclan y se confabulan para crear nuevos universos: y la religión se engalana de oro; el gobernante se parapeta tras bendiciones; el poder económico se transmuta en inciensos que llenan los pulmones y las prioridades de los hombres. La ciudad tritura los sueños; en ella el sufrimiento se convierte en estadística y un paralítico tarda años sin cuento en encontrar la mano amiga que lo levante de su postración. En la ciudad los niños pueden perderse en el laberinto de las falsas palabras; o pueden salir a las puertas a aclamar a un Mesías al que se despoja de las vestiduras para crucificarlo. La ciudad surgió del reverso de la piel de la primera serpiente del paraíso. Es la casa de las mil mentiras destellando colores y luces. Es la tela de araña donde sucumben los sueños de los frágiles y los descartados.

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