"Mételo en tu bolso de viaje para tu sosiego" Un libro muy singular: "Palabras vitales"
Un libro de Margarita Saldaña, mujer de la fraternidad de Foucauld. Vive y contempla y, desde ahí, comparte la Palabra y la experiencia de Dios que ilumina, cura y salva. Muy recomendable para el espíritu, para la interioridad cuidada, sosegada y sanada. Para tenerlo cerca y dedicarle tiempos gratuitos en estas vaciones o en medio de la tarea. Os lo recomiendo, a mí me ha cautivado en su planteamiento y estructura.
| José Moreno Losada.
Un libro muy singular: “Palabras vitales”
El libro que os presento se me ha revelado como una obra llena de singularidad. Me llegó en un momento en que estaba ultimando otros trabajos míos. Lo situé en la esquina de la mesa en la que trabajo y aprovechaba momentos para adentrarme en miradas furtivas y alternas en sus capítulos. En estas idas y venidas hay un momento en que sentí la atracción que nace de la seducción por lo que transmite y se convierte en el centro de la obra. Ves nacer la Palabra, con mayúsculas, que se va apoderando de ti y te va respondiendo a las cuestiones que tú tienes como centrales en este momento de tu vida. A partir de ahí, lo he leído en el metro, en cercanías, en el parque, en el oratorio. A veces lo he dejado reposar y otras me he lanzado para ver como culminaba todo el proceso en el que me había enredado el evangelio y la vida. Palabras vitales, un título que hace honor al hilo de toda la trama planteada por la autora.
Para alimentar el espíritu
El trabajo de Margarita Saldaña Mostajo responde a lo que de ella podemos esperar los que ya la conocemos en sus escritos. Los textos recogidos, reelaborados y estructurados en un marco de espiritualidad contextualizada en el vivir de hoy respondiendo a la cultura, las dinámicas sociales y antropológicas actuales, así como a los retos urgentes y profundos que tiene la propia Iglesia como pueblo de Dios y en sus comunidades de seguidores de Jesús de Nazaret. El modo de hacerlo está regulado por lo mismo que propone, la propia lectura de los temas ofrecidos para alimentar el espíritu te va dando lo que te sugieren, sumergiéndote en el evangelio con la delicadeza del Señor. No es un libro de teoría espiritual, sino de camino vivo donde se te invita a lo que se te da. Es para sentarse en la mesa y comer con él y de él, como el propio hermano y maestro universal de Nazaret. De fondo ese estilo y fuente de la sencillez y lo oculto que sabe al hermano Foucauld, no podía ser de otra manera en esta contemplativa viva del evangelio que busca hacerse pan eucarístico en la alegría del existir entregado y compartido.
Mesa y Palabra: Menú suculento
El menú de esta mesa de pan y palabra viva, hecha libro, ofrece manjares y frutos que llegan al corazón de lo más humano, ahí donde nos hacemos personas con sentido. Para ello marca claves experienciales del cuidado que nace de la ternura verdadera y congrega en la fraternidad de los que se descubren en un nosotros universal e incluyente. Si tuviera que señalar un tema transversal de fondo es el capítulo que dedica a la reflexión sobre el sosiego, no creo que haya persona en el mundo que nos movemos que no le venga bien; aquí es donde digo que sentí que me envolvía y la misma lectura me ayudó a sosegarme en un momento vital de cambio. La sinceridad se hace pura transparencia cuando invita a la vida sobria y a la conversión como camino de profundidad y plenitud, tener menos para vivir más, en mayor libertad. Convertirnos para adentrarnos en lo más natural y sencillo de la existencia, reconciliados con nosotros mismos. Realizado este camino, aparece la propuesta de la sinodalidad, no como elemento de moda en diccionario, sino como respuesta viva a la asunción de la Palabra encarnada en la verdad apostólica compartida y anunciada en una única misión universal; ni que decir tiene que la posibilidad de esta conversión de comunión en el camino pasa por el aprendizaje de la humildad que confiesa que todos necesitamos de todos, que todos somos necesarios en nuestra debilidad y vulnerabilidad. La cuestión postrera viene marcada por la necesidad de visibilizar eclesialmente la verdad de nuestra única señal, un niño envuelto en pañales, y nuestro único poder que es el de la cruz de Jesucristo. Asunción de la debilidad propia, abrazo a la minoridad y orientación para ser testigos desde lo pequeño y con los pequeños.
Para vivirlo y dialogar con Él. Didáctico.
He comprobado que la lectura y reposo de lo ofrecido, una vez digerido, se hace eco en el propio interior y acabas en diálogo con la propia vida, la de los que te rodean, con Jesús y su evangelio. Es de destacar el modo de ofrecer los pasajes bíblicos, como trozos de pan, que con sencillez ayudan a entrar en la vida de Jesús de Nazaret y del Padre, en sus sentimientos, gestos, pensamientos, palabras, posturas, predilección, apuestas, compromisos.
Se agradece que la conexión y estructura de los temas posibilita que cada uno pueda ir troceando y comiendo según sus necesidades, su hambre y su sed, o quizá su curiosidad. Todo vale en la búsqueda de lo que realmente merece la pena en la vida. Ni que decir tiene que es un libro para repasarlo y volverlo a pasar por el corazón, que está al alcance de los sencillos y de los profundos, de los mayores y los jóvenes, de los religiosos, el clero y los laicos. Las pistas para continuar la reflexión que aparecen al final de cada capítulo hacen de este libro una herramienta valiosa para las reuniones de grupos y comunidades. Yo ya lo estoy recomendando para este verano, seguro que el que lo tenga a mano tendrá sosiego y paz para su vida.
José Moreno Losada.