Condiciones de vida dignas para todos

Todas las personas deberían tener acceso a los servicios y recursos que les permitan disfrutar de unas condiciones de vida dignas. También las personas más vulnerables. Pero, lamentablemente, en muchos sitios eso no es así.

En muchos sitios las personas con discapacidad no disponen de los servicios sociales necesarios y eso las conduce al círculo de la exclusión.

A nivel ciudadano es de justicia contribuir, desde todos los frentes, a una mayor sensibilización social. Implicarnos para que se comprenda que nuestra sociedad no se puede permitir que se sigan agravando las desigualdades sociales y que cada vez haya más personas en situación vulnerable.

A nivel creyente nuestra fe nos debería interpelar a hacernos cargo del otro; a ser “guardianes” de nuestros hermanos; a cuidar los unos a los otros; a estar atentos a las necesidades del otro y a hacerles siempre el bien.

Afortunadamente hay gente que lo hace. Porque en este mundo que tantas veces nos empeñamos en ver como superficial, gris e insolidario la palabra de Dios, que nos interpela a actuar como el “buen samaritano”, sigue estando de tremenda actualidad.

Vaya aquí mi respeto, ánimo y felicitación a todos esos buenos samaritanos que trabajan por garantizar la plena inclusión social de las personas con discapacidad física y psíquica.
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