Navidad en el fondo y en la forma

La Navidad en forma de luces, guirnaldas, y regalos puede ser interpretada como pura alienación comercial. Pero si aceptamos que eso solo es la forma de la celebración y tomamos conciencia de lo que en el fondo representa podemos y debemos dar la bienvenida a la celebración.

Podemos decir que el aluvión de anuncios alusivos a la Navidad, las luces de la ciudad, los árboles con guirnaldas, o el afán por los regalos, deforman el verdadero sentido de ésta. Pero esa deformación depende en realidad de nosotros.

Las luces, los adornos, o los anuncios son piezas de un folclore y de una tradición que también puede jugar su papel, si la integramos bien.

Los cristianos celebramos que Dios se ha hecho hombre. Es un misterio inexplicable, pero en el que creemos. Y es una pena que el boato de muchas celebraciones lo hayamos convertido en un aquelarre de consumo, que no revela nada de la solidaridad de Dios con nosotros, sino de nuestra insolidaridad con los otros.

Cuando llega la Navidad parece como si la vida careciera de sentido y nos viéramos empujados a llenar ese vacío consumiendo. El establo es sustituido por cualquier centro comercial y la compañía del buey y la mula por grandes comilonas y regalos. Regalos superfluos en calidad y exagerados en cantidad.

Eso es a lo que llamo quedarse en la forma y olvidarse del fondo.

Vivir la Navidad con criterio cristiano nos debe llevar a tomar conciencia de qué es lo que celebramos. Y ello debe suponer reemplazar la alegría superflua y artificial, que distorsiona el significado de lo que deberíamos celebrar, por la alegría que deriva de una vida espiritual intensa que es, precisamente, la que da sentido cristiano a la Navidad.

Vivir la Navidad con criterios de justicia, de ética y de solidaridad nos obliga a dirigir una mirada crítica a los bienes que consumimos y a pensar en tantas gentes que no pueden disfrutarlos. A valorar lo que tenemos; a poner límites a los bienes materiales que deseamos; a repensar cuales deben ser nuestras prioridades; a actuar convencidos de que ser es mucho más importante que tener. Y que hay males que no se curan con dinero sino con amor.
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