En el arte de elaborar los venenos tan experto es el que los utiliza para matar como el que los utiliza para sanar. Lo dijo Aristóteles, hace ya 25 siglos.

En ambos casos quien hace esos venenos es un buen técnico. Pero ¿cuándo podemos decir que es un buen profesional?

Tener unos buenos conocimientos técnicos es una condición necesaria, pero no suficiente para ser un buen profesional.

El buen profesional además de dominar la técnica sabe a qué metas dirigirse, a qué metas va encaminada la Organización para la que trabaja. Tiene lo que Adela Cortina llama “sabiduría moral”.

El buen profesional necesita, pues, ser diestro en el arte de las técnicas. Pero es imprescindible, también, que sea sabio en el arte de las metas.

Si el técnico domina los medios el profesional, además de conocer los medios, conoce también las metas y quiere alcanzarlas.

Pero alcanzarlas no a cualquier precio. Porque sabe que no todo vale. Porque es capaz de plantearse si las metas de su Organización son las que deberían ser. Porque es capaz de analizar si esas metas son compatibles con los valores a los que no está dispuesto a renunciar.