En pleno confinamiento por la pandemia del coronavirus, desde su casa en San Fernando se inspiró Mariano García, a quien conocí como catequista escolar y ex coordinador de la Pastoral de la Juventud Argentina para la iglesia católica. Me sorprendió cuando un día me mandó un mensaje de WhatsApp para contarme que se había animado a interpretar los mensajes cardinales del Pontífice, mediante podcasts en las plataformas de Spotify y Youtube.
Escuché la apertura y el primer episodio de los podcasts “Modo poliédrico” y me impactó. Mariano, laico comprometido y de profunda fe católica, se animó a caminar los bordes, ir a los límites, allí donde el templo no llega y las homilías no son escuchadas.
Creo no equivocarme si sostengo que aquellos que no sean católicos, o no creyentes, pero sí sean dueños de cierta espiritualidad y vivan con la convicción de ir a lo trascendental, que busquen y trabajen por un buen vivir y un mundo mejor, van sentirse contenidos que escribió y grabó García.
El poliedro es la unidad en la diversidad. Contempla todas las voces y los rostros de quienes hablan. Todos en las mismas condiciones. Nadie más arriba, ni más abajo, ni mejor ubicado, ni más alejados. Una mesa redonda sin puntas, donde confluyen todos los diálogos, me explicó el creador de los podcasts, a quien conocía como catequista y profesor de religión, pero que tiene un basto recorrido en el mundo de los jóvenes y la fe.
“Modo poliédrico” montó un equipo fiel a esta filosofía de unidad en la diversidad, con el diseño y la gráfica de Mariano Zagari; la edición de Nelsón Espindola; la grabación en el estudio “La Fábrica” y la difusión virtual con Denise “Ninu” Mazzitello y Darío Díaz.
El creativo Mariano García es un “francisquista papal”en plena primavera eclesial, que devuelve su sapiencia acumulada de tanto andar no sólo en los colegios católicos, sino también en la experiencia acumulada en dos hechos trascendentales para los jóvenes y la Iglesia argentina: Uno fue el II Encuentro Nacional de la Juventud, realizado en año 2018 en Rosario, donde se congregaron 50 mil pibas y pibes de todo el país. Ese mismo año fue convocado al Vaticano, durante todo un mes, para ser la voz de los jóvenes latinoamericanos, en lo que se conoció como el Sínodo de los Obispos para los Jóvenes.
El Papa Francisco, líder terrenal de 1300 millones de católicos en el mundo y hermano mayor de gran parte de los líderes religiosos, expone crudamente que no va más la globalización del pensamiento único, que impulsa el Dios dinero. Por eso el modelo poliédrico es una alternativa concreta ante el más brutal sentido común de los líderes económicos y políticos.
De allí que el objetivo del primer obispo de Roma latinoamericano y jesuita es construir “el poliedro, que son varios rostros, varias opiniones, varias voces y la pluralidad de acciones”, según me dijo García, quien llegó a cebarle mate al propio Pontífice en aquel Sínodo de los Jóvenes.
Quienes se animen a los seis episodios en podcasts, o vayan por Spotify o Youtube, van a descubrir el magisterio del Pontífice no como una bajada teológica lineal, sino desde la cercanía, porque García ha evitado la permanente definición lapidaria, más bien genera un ambiente de ronda de mates online, un templo virtual donde comparte una interpretación libre de un muchacho que se rodea de jóvenes y espiritualidad.
Al igual que los podcasts espirituales, la posibilidad de montar un musical sobre el primer santo argentino, el cura Brochero, también representa un signo de estos tiempos.
Tuve la oportunidad de asistir a un teatro de Palermo para ver el musical “Brochero”, una obra que recorre la vida del sacerdote cordobés, que vivió en Traslasierra y fue declarado primer santo argentino. Entre las mesitas y sillas de la vereda se agolpaban los amigos, parejas y parientes, felices de dejar el confinamiento del Covid para tener la posibilidad de adentrarse, en clave musical, en la vida del sacerdote.
La risa y la emoción me llenaron el alma, como creo le pasó a todos. Luego, me fui a tomar una cerveza con Mariano García, el productor ejecutivo de la obra, y ahí mismo le solté una reflexión que me la apropié de otro amigo en la fe: “Los artistas nos evangelizan”.