¿Nuevo ministro de Universidades? Manuel Castells: construir y proponer
Sin duda, Manuel Castells, ayudará a construir un ambiente social que pueda basar, al menos, algunas decisiones, en propuestas coherentes y razonables. Su visión de la sociedad puede suponer un avance significativo en la convivencia; pero ¿podrá convencer a sus compañeros y compañeras?
Una sociedad avanzada democráticamente, como es la nuestra, debe de basar su progreso, además de lo señalado anteriormente, en el logro de que las personas puedan tener trabajo y ser recompensados adecuadamente
Los verdaderos cambios sociales no se realizan violentamente, aunque parezca que es de esta manera como las sociedades avanzan. Cuando se produce una situación de violencia o de conflicto violento, con el pasar del tiempo, las personas reaccionan y cuestionan lo que sucedió.
Los cambios positivos se originan cuando existe un espíritu constructivo. Una sociedad solamente puede avanzar cuando las personas que la conforman son capaces de construir proyectos de manera conjunta. Esto, nunca puede darse si lo que se pretende es romper con todo aquello que ha ido configurando la sociedad a la que se quiere proponer un cambio social.
Una sociedad, como la española, tiene valores al mismo tiempo que un marco jurídico, y sobre ambas dimensiones ha configurado su sistema de convivencia. Obviar esto supone un grave peligro para la armonía social. Así, lo que peor le puede suceder a una sociedad es que no se configure un proyecto conjunto que, partiendo de la propia realidad social e histórica, solamente busque romper todo aquello que nos ha hecho crecer como país, porque existen tantos proyectos inconexos como personas.
Cuando impartía la asignatura de Sociología de la Empresa en la Universidad me apoyaba, para explicar algunos temas, en el sociólogo Manuel Castells, testigos de ello son mis alumnos. Sin duda, que pueda ser ministro del próximo gobierno de España, será una buena noticia, su carrera personal y profesional avala que aportará sensatez.
Hay que confiar que su tendencia será la de construir una sociedad a través de propuestas coherentes. En su libro "la era de la información", tiene un párrafo que a mí siempre me llamó la atención: "Sin embargo, no todo es global en la economía: de hecho, la mayor parte de la producción, el empleo y las empresas son y seguirán siendo locales y regionales. En las últimas dos décadas del siglo xx el comercio internacional creció más deprisa que la producción, pero el sector interior de la economía todavía sigue representando la mayor parte del PIB en la mayoría de las economías. La inversión exterior directa creció todavía más deprisa que el comercio en los años noventa, pero todavía sigue siendo una fracción del total de la inversión directa. Sin embargo, podemos asegurar que existe una economía global porque las economías del mundo entero dependen del rendimiento de su núcleo globalizado. Ese núcleo globalizado incluye los mercados financieros, el comercio internacional, la producción transnacional y, hasta cierto punto, la ciencia y la tecnología y el trabajo especializado. El sistema económico está globalmente interconectado a través de estos componentes globalizados y estratégicos de la economía. Por tanto, definiré de forma más precisa la economía globalcomo economía cuyos componentes nucleares tienen la capacidadinstitucional, organizativa y tecnológica de funcionar como una unidad entiempo real, o en un tiempo establecido, a escala planetaria"
Lo que señala Castells cuestiona, en buena medida, una parte de los contenidos de los acuerdos firmados entre aquellos que formaran parte del gobierno, y por quienes apoyaran desde fuera al mismo. Lo cual per se no es negativo, al contrario, se trata de que partiendo de la diversidad de quienes configuren el Consejo de Ministros el proyecto de Gobierno pueda enriquecerse. La pregunta que cabe hacerse es ¿cómo se articulara la búsqueda de criterios que no rompan la convivencia de este gran país que es España?
Siendo un fiel seguidor de Castells, que tiene una visión global del mundo y de la sociedad, me pregunto cómo podrá convivir con una visión reducida de la sociedad.
Haciendo referencia al espacio que tiene que tener el uso de la tecnología en nuestra sociedad, señala que "las nuevas tecnologías de la información no son sólo herramientas que aplicar, sino procesos que desarrollar. Los usuarios y los creadores pueden ser los mismos. De este modo, los usuarios pueden tomar el control de la tecnología, como en el caso de Internet. De esto se deduce una estrecha relación entre los procesos sociales de creación y manipulación de símbolos (la cultura de la sociedad) y la capacidad de producir y distribuir bienes y servicios (las fuerzas productivas). Por primera vez en la historia, la mente humana es una fuerza productiva directa, no sólo un elemento decisivo del sistema de producción".
Sin duda, Manuel Castells, ayudará a construir un ambiente social que pueda basar, al menos, algunas decisiones, en propuestas coherentes y razonables. Su visión de la sociedad puede suponer un avance significativo en la convivencia; pero ¿podrá convencer a sus compañeros y compañeras?
Su propuesta para cambiar la sociedad se basa en el uso adecuado de las tecnologías, a las cuales no es posible renunciar. "Así, los ordenadores, los sistemas de comunicación y la decodificación y programación genética son amplificadores y prolongaciones de la mente humana. Lo que pensamos y cómo pensamos queda expresado en bienes, servicios, producción material e intelectual, ya sea alimento, refugio, sistemas de transporte y comunicación, ordenadores, misiles, salud, educación o imágenes. La integración creciente entre mentes y máquinas, incluida la máquina del ADN, está borrando lo que Bruce Mazlish denomina la cuarta discontinuidad (la existente entre humanos y máquinas), alterando de forma fundamental el modo en que nacemos, vivimos, aprendemos, trabajamos, producimos, consumimos, soñamos, luchamos o morirnos. Por supuesto, los contextos culturales / institucionales y la acción social intencionada interactúan decisivamente con el nuevo sistema tecnológico, pero este sistema lleva incorporada su propia lógica, caracterizada por la capacidad de traducir todos los aportes a un sistema de información común y procesar esa información a una velocidad creciente, con una potencia en aumento, a un costo decreciente, en una red de recuperación y distribución potencialmente ubicua".
Es necesario trabajar para construir una sociedad que no abandone lo que nos ha ayudado, a lo largo de las últimas cuatro décadas, a vivir en convivencia. Hemos sido capaces de escucharnos y de respetarnos, no tiremos por la borda el camino realizado. Los españoles somos gente de bien. La acción social tiene que conducirnos a seguir siendo parte de un todo. No estamos en esta sociedad para darnos la espalda, necesitamos construir el futuro de manera conjunta. Una sociedad avanzada democráticamente, como es la nuestra, debe de basar su progreso, además de lo señalado anteriormente, en el logro de que las personas puedan tener trabajo y ser recompensados adecuadamente. Es una de las asignaturas pendientes en nuestro país. Esto tan solo puede hacerse proponiendo proyectos que construyan un futuro digno entre personas que reconozcan el camino realizado desde que inauguramos nuestra etapa democrática.
Castells nos recuerda que, sin este propósito, es imposible lograr una sociedad que asegure la dignificación de las personas. Dignificación que encuentra su punto de apoyo en el trabajo. Por esta razón nos señala que "no ha de deducirse que las sociedades en general estén mejorando su preparación, educación o nivel de renta, ni su sistema de estratificación. El impacto de una estructura de empleo algo superior en la estructura social dependerá de la capacidad de las instituciones para incorporar la demanda laboral a la mano de obra y para recompensar a los trabajadores de forma proporcional a sus conocimientos".
Confiemos en que la capacidad analítica y reflexiva de Castells, posible futuro Ministro, tenga muy en cuenta lo que él mismo escribe "somos tiempo encarnado, al igual que nuestras sociedades, hechas de historia. No obstante, la simplicidad de esta afirmación oculta la complejidad del concepto de tiempo, una de las categorías más polémicas tanto de las ciencias naturales como de las ciencias sociales, cuyo carácter central subrayan los debates actuales en la teoría social En efecto, la transformación del tiempo bajo el paradigma de la tecnología de la información, moldeado por las prácticas sociales, es uno de los cimientos de la nueva sociedad en la que hemos entrado"