David López Royo El Ocaso
"Hoy, Francia, romperá el ritmo de las noticias, secuestradas éstas a la situación bélica que está acaeciendo en Europa. ¿Qué pasará en el país galo?"
"¿Quiénes han votado a Marie Le Pen? ¿Qué puede significar esta querencia por un programa político como el que presenta Le Pen?"
"El panorama político está cambiando. Cinco grandes fallos de los partidos políticos tradicionales pueden dar una pista"
"¿Están ante el ocaso las fuerzas tradicionales? Urge una respuesta por su parte"
"El panorama político está cambiando. Cinco grandes fallos de los partidos políticos tradicionales pueden dar una pista"
"¿Están ante el ocaso las fuerzas tradicionales? Urge una respuesta por su parte"
Seguimos envueltos en el conflicto entre Putin y Ucrania, el resultado muertes por doquier. Hoy, Francia, romperá el ritmo de las noticias, secuestradas éstas a la situación bélica que está acaeciendo en Europa.
¿Qué pasará en el país galo? Todo parece que Emmanuel Macron permanecerá en el palacio del Eliseo. Llegados a este punto los análisis que se podrán hacer son infinitos, verán Vds. que así será.
Pero la pregunta que deberá ser respondida y que muy pocos se harán es la siguiente ¿quiénes han votado a Marie Le Pen? La respuesta inicial es que muchos franceses han perdido el miedo a que les gobierne un perfil político como el que representa esta candidata a ser presidenta de la República Francesa; pero esto nos debería llevar a la siguiente pregunta ¿Qué puede significar esta querencia por un programa político como el que presenta Le Pen? La respuesta, sin duda, es el meollo de la cuestión.
Lo que es cierto es que el panorama político está cambiando. Hay que reconocer que los partidos tradicionales en Francia han desaparecido. La pregunta ante esta realidad es ¿qué ha pasado para que las fuerzas políticas que trajeron el progreso económico y social hayan sido borradas del mapa político? Lo cual nos lleva a la siguiente interrogación ¿estamos ante el ocaso de la sensatez política? De la respuesta que nos demos dependerá, en buena parte, que los países que formamos parte de la Unión Europea podamos seguir avanzando en ser más Europa con lo que esto significa o, al contrario, se vuelva a reproducir, esperemos que con menos violencia que en siglos pasados, la división que tanto daño nos hizo, encumbrada ésta en nacionalismos caducos y diacrónicamente sin sentido.
El primer gran fallo de los partidos políticos tradicionalespuede estar en la forma de cómo han hecho política. Lo de España es bastante evidente, los dos grandes partidos, no han alcanzado, salvo en muy pocos temas, acuerdos de calado en beneficio del conjunto general de la población. Siempre, siempre, esto no lo olviden, han preferido unirse a quienes desde el minuto cero han querido destruir lo que todos los españoles votamos en 1978, nuestra Constitución. Ha sido esta política la que ha ido destruyendo poco a poco a quienes ufanos se han creído que controlaban la situación. Ni siquiera habiendo tendido mayorías absolutas han querido cambiar la Ley Electoral para que, verdaderamente, existiera una representación equilibrada y proporcional.
El segundo gran error ha sido vivir en oropel de la política apartándose de la realidad. A lo largo de estos años se han convertido en partidos institucionalizados apartados de sus votantes y pensaban que generando un clientelismo político lograrían perpetuarse en el poder eternamente.
Los ciudadanos necesitamos experimentar que todos, de verdad, podemos alcanzar un trabajo digno y tener una formación adecuada que luego nos posibilite crecer como personas. Esto se ha perdido en el horizonte porque las dos grandes fuerzas políticas nunca han pactado un sistema que, ciertamente, ayude a las personas a tener un puesto laboral adecuado y retribuido justamente.
El tercer gran patinazo es el de gobernar con el mandato de los gurús de la mercadotecnia de la política. Conviene confrontar y sembrar enemigos inexistentes ¡qué equivocados están! Han pasado a servir al marketing y no al pueblo. Consecuencia, sálvense quienes puedan.
Cuarta gran equivocación el querer controlar la separación de poderes, el ejecutivo controla los poderes legislativos y judicial. La salud democrática existe porque los poderes que sostienen nuestra Constitución están perfectamente delimitados y amparados en sus justos espacios.
Nos quejamos de la Justicia. Solamente quienes están inmersos en situaciones judiciales saben lo qué esto supone. Poder responder al mandato constitucional de “repartir una justicia justa” necesita recursos y medios. La pregunta que habría que hacerse es ¿interesa a la clase política dotar de medios humanos a la Justicia? La respuesta que podemos encontrar es que no, y a las pruebas nos podríamos remitir. Lo que les interesa es controlar a la Justicia ¡qué pena! porque dotarla de los recursos necesarios les daría un mayor nivel de autonomía. Nuestro ordenamiento jurídico para que responda a nuestra suprema norma, la Constitución, no puede seguir estando arrinconado por los poderes políticos. Como ejemplo, merecería detenerse, en lo que está ocurriendo con la renovación del Consejo General del Poder Judicial; pero podrá ser objeto de una reflexión especial por mi parte en otro artículo de opinión en este medio de comunicación.
El Ejecutivo no puede pretender ser el único que marque el ritmo, es el que tiene que servir de puente; pero nunca el que manda y ordena, esto solamente se da en las dictaduras.
Quinto gran errorpensar que el poder político tiene el aura considerándose que es el nuevo santo de la modernidad y, por tanto, se le está permitido todo. Consecuencia de todo esto es que se ha generado una clase política que entiende que ha sido elegida para salvar a los pobres ciudadanos ¡qué equivocación!
Los ciudadanos somos personas maduras y la gran mayoría nos percatamos de la manipulación constante a la que nos pueden someter. Ésta la quieren imponer los políticos sembrando fantasmas. Se olvidan de que el sentido común de las personas que votamos nos hace reconocer y diferenciar la propaganda de lo que realmente es la realidad.
Estos cinco puntos deberían ser analizados por los partidos tradicionales e intentar buscar respuestas que les ayudarán a impulsar una manera de presentarse ante los ciudadanos de manera más genuina, es decir, siendo lo que son y no inventándose una imagen que no está en la esencia de sus orígenes y sensibilidades políticas.
¿Están ante el ocaso las fuerzas tradicionales? Urge una respuesta por su parte.
Si nos atenemos a lo que ha pasado recientemente en Castilla-León, el ocaso, ha sido manifestado a través de una gran sombra. Lo cierto es que ni el partido popular ni el partido socialista deberían estar satisfechos por sus resultados. En las siguientes, Andalucía, el resultado final podría ser muy similar y en las siguientes, municipales, autonómicas y generales se volverá, con toda probabilidad, se dará la misma proporción.
Los ciudadanos cada vez más escuchan a su intuición y se identifican con aquellos mensajes que consideran que son importantes para su futuro. La pregunta que se deberían hacer el PSOE y el PP es ¿por qué calan determinadas propuestas electorales de sus oponentes? Es ni más ni menos que la pregunta que se habrá hecho Macron antes las elecciones que hoy se están realizando en Francia.
Si quieren frenar el ocaso, porque se encuentran este camino, El PSOE y el PP deberían buscar consensuar una solución electoral y cambiar por fin una Ley electoral que tanto daño nos está haciendo a España y por añadidura a Europa. Pero también deberían hallar puntos que fortalecieran la democracia; como decía anteriormente dotar a la Justicia de medios y recursos y, sobre todo, no anunciar que viene VOX. Ambos partidos quieren mostrar distancia, pero lo que es cierto es que el PSOE está gobernando con unas fuerzas políticas que no creen en la Constitución y tienen muchas lagunas y al PP no le quedará más remedio que gobernar con VOX ¿Es ocaso o supervivencia?
¡Atención! ¡Qué viene VOX! Hay un buen número de ciudadanos, al voto electoral me remito de muchas circunscripciones, que ya no compra determinados mensajes.
Desde mi atalaya, observo, miro, me asombro, me cuestiono, me pregunto y, sobre todo, reflexiono e intento responderme a la siguiente pregunta ¿Adónde nos llevará el resultado de hoy en Francia y como influirá en nuestras fuerzas políticas? Al mismo tiempo que me llevan a la realidad de que el sistema electoral francés no es como el nuestro porque no existe segunda vuelta.
¿Están en el ocaso las fuerzas tradicionales de la política?
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