Cuando las paletas cromáticas se convierten en lenguajes 'per se' La importancia de dar color a la religión: el púrpura de los reyes bíblicos
DiáLogos se adentra hoy en la importancia del estudio del color en la Arqueología Bíblica de la mano de nuestra gran amiga Cristina Expósito de Vicente, investigadora
Cristina acaba de defender su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid sobre "Color, religión y cultura" en el yacimiento de Magdala (Israel)
"Se tiende a codificar la Historia del Color como si fuera un sistema de identificación cromática Pantone, donde cada pigmento se asocia a una mezcla clara y fácilmente reproducible"
"Cristina Expósito nos invita en su reflexión a que cuando evoquemos tantas escenas bíblicas conocidas por todos, seamos capaces de imaginarlas y, sobre todo, comprenderlas con sus colores"
"No cabe ninguna duda que las ideologías religiosas no se transmitían en blanco y negro, y el color reinaba en el imaginario colectivo, siendo un factor de estudio fundamental en la actualidad
"Se tiende a codificar la Historia del Color como si fuera un sistema de identificación cromática Pantone, donde cada pigmento se asocia a una mezcla clara y fácilmente reproducible"
"Cristina Expósito nos invita en su reflexión a que cuando evoquemos tantas escenas bíblicas conocidas por todos, seamos capaces de imaginarlas y, sobre todo, comprenderlas con sus colores"
"No cabe ninguna duda que las ideologías religiosas no se transmitían en blanco y negro, y el color reinaba en el imaginario colectivo, siendo un factor de estudio fundamental en la actualidad
"No cabe ninguna duda que las ideologías religiosas no se transmitían en blanco y negro, y el color reinaba en el imaginario colectivo, siendo un factor de estudio fundamental en la actualidad
| Cristina Expósito de Vicente
“El color es la lengua materna del subconsciente” – Carl Gustav Jung
Este 2021 iniciaba con una noticia de gran repercusión en el panorama de la Historia del Arte y la Arqueología Bíblica, y que en muchos portales sensacionalistas se presentó como “el novedoso descubrimiento de telas púrpuras de los reyes bíblicos”. Pero, eliminando todo el aura artificiosa que determinados medios utilizaron, dicho hallazgo fue resultado de años de investigación y campañas arqueológicas en el Valle de Timna (al sur de Israel), donde un equipo coordinado por la arqueóloga Naama Sukenik, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, descubrió evidencias con cronologías anteriores a las identificadas de textiles teñidos con el tinte conocido como púrpura real.
El descubrimiento de Sukenik ha abierto un nuevo paradigma en los estudios de la tecnología de teñido de textiles púrpura en Israel donde, hasta el momento, ningún resto arqueológico textil de cronologías prerromanas había indicado en su composición química los parámetros del verdadero tinte púrpura. Sin embargo, gracias a la identificación del colorante púrpura extraído del molusco Murex en tres fibras del contexto arqueológico de Timna –pigmento conocido coloquialmente como Púrpura de Tiro debido a su procedencia fenicia–, resitúa estos vestigios como únicos en el contexto del Levante sur y los más antiguos.
Con la identificación química de 6-monobromoindigotina y 6,6-dibromoindigotina, que son considerados claros marcadores del uso de colorante púrpura derivado del caracol Murex, Sukenik y su equipo han iniciado una serie de investigaciones sobre el pueblo de Israel vertebradas en el púrpura: las clases sociales y el uso de determinados tejidos o tintes, el gusto de la moda, las conexiones fenicias y las rutas comerciales, el desarrollo tecnológico, la receta de la manufactura del tinte e incluso iniciar una relectura y análisis de los pasajes bíblicos donde se menciona.
Pero, ¿qué color era el púrpura para los antiguos habitantes de Israel en la Edad de Hierro? Actualmente ante la mención del “púrpura” podemos imaginarnos desde un tono oscuro como la berenjena o las moras, un tono lila de la lavanda o las malvas, un púrpura real, hasta un violeta como las uvas oscuras. Podría parecer irrelevante conocer estos detalles pero si buscamos adentrarnos en el conocimiento de las religiones, y en el caso concreto del judaísmo, no podemos pasar por alto los detalles cromáticos presentes a lo largo de todos los escritos y con un gran protagonismo en la configuración del gran témenos judío por excelencia.
En el Tabernáculo (Ex 26, 36), el Templo de Salomón (2 Cr 3, 14) y el Templo de Herodes (Bell., V, §212), la entrada al espacio sagrado judío estuvo vertebrada por los colores púrpura violácea, púrpura escarlata y carmesí. Una elección de colores cuidada y enmarcada en la Historia Cultural del color púrpura donde la dificultad en sus procesos de manufactura, de estabilización, de extracción y la complejidad en su praxis situaron a dicha gama cromática entre los materiales de lujo y las jerarquías de poder en la antigüedad.
Las paletas cromáticas se convierten en lenguajes per sey en un canal más de transmisión de ideas, sentimientos y codificaciones religiosas. Con el descubrimiento de Naama Sukenik se redefine la importancia de este tipo de investigaciones donde la interdisciplinariedad define a los equipo de trabajo: la química, la física, la arqueología, la historia del arte, la historia y las ciencias de las religiones entretejen un discurso para interpretar la mentalidad, el estatus social y las creencias.
Unos elementos simbólicos y codificados que continúan siendo importantes para el estudio de la religión actualmente, como ocurre en el ámbito judío con el mal denominado “azul bíblico”, en estrecha relación con el púrpura de Tiro. A partir del siglo XIX, el mundo judío contemporáneo experimentó un renovado interés por el cumplimiento de la observancia de la ley proliferando diversos estudios en la materia. Una de estas investigaciones abarcó la identificación material de los pigmentos del velo del Templo de Jerusalén. Gracias a los análisis físico-químicos de diferentes vestigios arqueológicos y al estudio en profundidad de las fuentes escritas, se identificó el tinte bíblico tôla'at šānîcon el escarlata de Kermes y el'argāmāncon el Púrpura de Tiro. Pero el tinte mencionado en la Biblia bajo el nombre de tekhēlet, traducido como un azul-purpúreo, desapareció de la tradición escrita judía en el siglo VIII e.c., sin dejar constancia de sus procesos de producción, provocando que se asimilara erróneamente con el Púrpura de Tiro, tanto en su materialidad, color y receta química.
Gracias a los descubrimientos arqueológicos del siglo XX y el desarrollo de los análisis arqueométricos impulsados por I. Ziderman, la hipótesis más aceptada es que el pigmento procedía del molusco Phyllonotus Trunculus y producía una variación tonal diferente entre el espectro azul y el púrpura intenso. Una investigación que favoreció el impulso de la industria de de los famosostzitzit, los flecos trenzados que penden de las esquinas de la prenda religiosa judía, talit, y que debían ser tintados con dicho pigmento (Nú 15, 37-39).
Se tiende a codificar la Historia del Color como si fuera un sistema de identificación cromática Pantone, donde cada pigmento se asocia a una mezcla clara y fácilmente reproducible, pero los procesos de manufactura del color en la antigüedad producían una materialidad cromática cambiante, nunca fija y con grandes variaciones. Pese a ello, no cabe ninguna duda que las ideologías religiosas no se transmitían en blanco y negro, y el color reinaba en el imaginario colectivo, siendo un factor de estudio fundamental en la actualidad.