Oscuros murmullos

Los rayos del sol que va cayendo detrás de los cerros incendian los lomos lanudos de los ganchudos carneros, grandes como montes, de los rebaños que, con la cabeza hundida entre las hierbas, triscan en las laderas del Cebreiro. Los pájaros lanzan, como un asiduo lamento, la última queja del día mientras buscan refugio parta volver a despertar mañana envueltos en la pertinaz niebla. En el aire flotan las abrasadas voces de las canteras de piedra que, poco a poco, van horadando el paisaje de la Reina Loba. El Eiroá devuelve lentamente, envuelto en la sombra invertida del cielo, el antiguo rumrum de la muela del molino. A la salida de misa por un muerto reciente los fieles hablan a media voz de los que se van a morir. La calma y la paz de este momento encienden los ecos, oscuros murmullos,  de la memoria.

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