En la clausura del Año Santo Mariano que ha tenido lugar en la Missa d’Infants Benavent invita a todos a “mantener viva la fe que actúa por la caridad” como fruto del Centenario de la Coronación
La Iglesia “no sirve de nada si no mantiene la esperanza de la humanidad en este mundo nuevo”
"Todos, desde nuestro servicio a la sociedad, nos hemos de comprometer para que sea una realidad y no caer en la tentación de pensar que no vale la pena luchar para conseguirlo"
"La esperanza en este universo nuevo es inseparable de la fe y de la esperanza en Dios"
"La esperanza en este universo nuevo es inseparable de la fe y de la esperanza en Dios"
| Archidiócesis de Valencia
El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, ha clausurado esta mañana, durante la celebración de la Missa d’Infants en la Plaza de la Virgen, llena y rodeada de público, el Año Jubilar del Centenario de la Coronación Canónica de la Mare de Déu con un deseo: “Que el fruit del Centenari de la Coronació Canònica siga que eixa fe que actúa per la caritat es mantinga viva en nosaltres perquè així puguem aportar al nostre món l’esperança que tant necessitem i que ningú més que Crist pot donar”.
La Missa d’Infants “reuneix a tants valencians de molts pobles de la nostra Comunitat al voltant de la nostra Mare”, ha destacado monseñor Benavent, haciendo hincapié en la alegría que supone para él celebrarla por primera vez como Arzobispo en la diócesis “en la qual vaig nàixer en la fe i vaig sentir la vocació al sacerdoci, on em vaig formar baix la mirada amorosa de la Mare de Déu, és un goig vore com Ella toca cada any els vostres cors plens d’alegria”.
Al comienzo de la homilía, el Arzobispo ha pedido “de manera especial per tots el ancians i malalts, pels que esteu sols, per les families que passen dificultats: la Mare de Déu que ens porta en el cor, fa de tots nosaltres una mateixa familia de la fe”.
Continuando sus palabras en castellano, monseñor Benavent ha expresado: “el anhelo de paz, justicia, solidaridad con los débiles, la protección de las vidas humanas más indefensas, el respeto a todos, el amor y la fraternidad entre los seres humanos son los signos que anticipan el cielo y la tierra nuevos. Todos, desde nuestro servicio a la sociedad, nos hemos de comprometer para que sea una realidad y no caer en la tentación de pensar que no vale la pena luchar para conseguirlo”.
Llamados a mantener en el corazón de las personas la esperanza
“Los cristianos no podemos caer en esta desesperanza porque tenemos la certeza de saber que Dios cumple sus promesas. Somos los primeros llamados a mantener, en el corazón de las personas, esta esperanza en nuestro mundo. La Iglesia no sirve de nada si no mantiene la esperanza de la humanidad en este mundo nuevo que será obra de Dios y no una conquista de la humanidad”, ha incidido monseñor Benavent, añadiendo: “la esperanza en este universo nuevo es inseparable de la fe y de la esperanza en Dios”.
Al respecto, ha indicado que los creyentes “no debemos olvidar que la renovación de este mundo ha de comenzar por una renovación de nuestros corazones y de la Iglesia misma: sólo así podremos ser testimonios de esta esperanza ante nuestro mundo”.
“¿Qué Iglesia queremos, hacia dónde hemos de caminar? San Pablo nos ha indicado el camino: el del amor no fingido que se ha vivir en el seno de la comunidad cristiana, haciéndonos servidores los unos de los otros, viviendo alegres en el Señor, siendo hermanos, olvidándonos de nuestros propios intereses, siendo constantes en la oración y solidarios con las necesidades de todos. Un camino sencillo, lleno de humildad, y el camino que nos hace testimonios de la esperanza para la humanidad. Todos nuestros medios e instituciones no sirven de nada si no vivimos estas actitudes que dijo San Pablo”, ha explicado.
“Maria és la humanitat nova, és l'Església que tots desitgem”
Sobre la importancia de la Virgen María, el Arzobispo ha subrayado que “en aquest camí de l'Església que acompanya a la humanitat al llarg de la seua història, la Mare de Déu ens guia i sosté la nostra esperança. Maria no està només en el cel: viu a l'Església. Aquesta humanitat nova no és un somni de persones ingènues que no coneixen el món en el qual viuen. En Maria veiem realitzada de manera anticipada aqueix món nou que tots desitgem: Maria és la humanitat nova, és l'Església que tots desitgem”.
“Ella és el signe d’esperança, ens indica la meta a la qual hem d’arribar i el camí que ens porta a eixe cel i eixa terra noves que tots desitgem. Mirant a la Mare de Déu dels Desamparats, els valencians hem aprés això des de fa segles. Ella ha sigut una crida a mantindre viva la nostra fe, una fe que ha actuat per la caritat i ha sembrat d’esperança en el cor de tantes persones des de que el Pare Gelabert Jofré fundara la Confraria va más de 600 anys. Ella, que ja ha arribat a la meta, ens ajuda a mantindre viva l’esperança del cel i de la terra noves, ens ajuda a ser sembradors d’eixa esperança en el cor de les persones”, ha señalado el Arzobispo.
La misión de María desde la muerte de Cristo en la cruz “es sostener la fe de los discípulos en los momentos de dificultad y la esperanza de todos los desamparados de nuestro mundo”.
Finalmente, el Arzobispo ha concluido destacando que la Virgen de los Desamparados “és socors dels pobres, ajuda dels débils, fortalesa dels que pateixen, intercessora en favor del poble de Déu i dels seus pastors” y ha pedido su “ayuda y protección” para todos los que celebramos esta fiesta dedicada a la Patrona de todos los valencianos.
Con el Arzobispo han concelebrado la Missa d’Infants el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo emérito de Valencia; el Obispo auxiliar de Valencia, Arturo Ros; los Obispos de Orihuela-Alicante y Segorbe-Castellón, José Ignacio Munilla y Casimiro López, respectivamente; el valenciano Salvador Giménez, Obispo de Lleida; los auxiliares eméritos Javier Salinas y Esteban Escudero; y los valencianos Joan Piris, Jesús Catalá, Jesús Murgui y Juan Antonio Reig Plá.
El Arzobispo ha agradecido la presencia en la Missa d’Infants de todos los Obispos “nacidos aquí o de otros países que os unís a nosotros en esta eucaristía”, así como a todas las autoridades “que representeu a tot el poble valencià: de la Generalitat i Les Corts Valencianes, de les Diputacions Provincials, del Ajuntament, del Govern de la nació, autoritats militars, judicials i acadèmiques, institucions culturals i al servici de tota la societat”.
También ha compartido un “saludo especial a los cristianos que siguen la celebración desde los pueblos de la para mí tan estimada Diócesis de Tortosa”.
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