El Año Santo, ha asegurado, es una «gracia tremenda» no solo para Madrid, sino para todo el mundo teniendo en cuenta que la evangelización hecha por España llevó la figura de san Isidro «a todos los lugares». En todos los continentes, ha resaltado, hay ermitas y santuarios dedicados a él, lo que significa que este santo «entró en las entrañas del pueblo, de todos los pueblos… Un santo universal».
De ahí que se hará todo lo posible para que «vengan gentes de todos los lugares» y se incrementarán las relaciones con las congregaciones de san Isidro dispersas por el mundo, de la mano de la Real Congregación de San Isidro de Madrid.
Además, se ha puesto en marcha una comisión integrada por instituciones de la Iglesia, y también por la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la ciudad, para empezar a preparar los actos, «porque este es un regalo para todo Madrid», y un regalo que «Madrid ofrece a toda la humanidad».
Esposo, padre y trabajador
El cardenal Osoro ha remarcado que el año se vivirá en clave de profundización en la fe y en la «adhesión a un hombre que fue esposo, padre, trabajador, que se entregó a hacer el bien a los demás, un santo popular en todos los aspectos de la vida». Si de alguien se puede decir que era santo de la puerta de al lado es de él, ha subrayado, un «ejemplo de cristiano, de adhesión a la Iglesia».
«Es un santo que necesitábamos hoy todos nosotros acercar a nuestra vida» y, además, el patrón de Madrid acerca al cristiano a aspectos que la pandemia «nos ha hecho ver con más necesidad»: la familia, «qué importancia ha tenido» en estos tiempos; el trabajo, «un derecho de todo ser humano»; la educación, «lo que supone un padre de familia educando a su hijo», y las relaciones de fraternidad, las que él tuvo con los hombres y mujeres de «aquel Madrid pequeñito de entonces». «Nos hará mucho bien acercarnos a este santo», ha concluido el arzobispo de Madrid.