Multitudinaria consagración episcopal de Vicente Martín y José Antonio Álvarez en La Almudena Cobo, a sus nuevos auxiliares: "Sois obispos de todos, de unos y de otros, de los que se confiesan católicos y de los que no lo son tanto"
"Somos enviados, no desde un irreal pretendido 'grupo de perfectos', sino desde una Iglesia que se sabe, al mismo tiempo, santa y pecadora"
"Caminemos juntos, en sinodalidad, promoviendo la comunión en la diversidad y pluralidad tan rica de nuestro clero, de la vida consagrada y de nuestro pueblo. No pretendamos imponer la uniformidad. Seamos signo y estímulo de comunión eclesial. Seguramente unas veces acertaremos y otras nos equivocaremos, es cierto, porque para esto no hay recetas"
A los fieles: "Ayudadnos a ser pastores. Necesitamos aprender con vosotros el arte del discernimiento comunitario. Ayudadnos a reconocer con gozo la abundancia de carismas, vocaciones y ministerios que sirven al bien común en toda la Iglesia diocesana"
"A ser pastor se aprende. Seréis los custodios de la fe, del servicio y de la caridad en la Iglesia. Para ello debéis estar cerca. Pensad que la cercanía es el rasgo más típico de Dios. Es el pueblo de Dios quien enseña. No dejéis de aprender del Pueblo de Dios, especialmente de los más pobres y necesitados de la misericordia de Dios"
A los fieles: "Ayudadnos a ser pastores. Necesitamos aprender con vosotros el arte del discernimiento comunitario. Ayudadnos a reconocer con gozo la abundancia de carismas, vocaciones y ministerios que sirven al bien común en toda la Iglesia diocesana"
"A ser pastor se aprende. Seréis los custodios de la fe, del servicio y de la caridad en la Iglesia. Para ello debéis estar cerca. Pensad que la cercanía es el rasgo más típico de Dios. Es el pueblo de Dios quien enseña. No dejéis de aprender del Pueblo de Dios, especialmente de los más pobres y necesitados de la misericordia de Dios"
"Queremos estar de guardia permanente". El cardenal de Madrid, José Cobo, consagró este mediodía a sus dos nuevos obispos auxiliares, Vicente Martín y José Antonio Álvarez, en una abarrotada catedral de La Almudena. Tanto en los bancos de los fieles, como en el presbiterio: más de 250 sacerdotes y 72 obispos, además de media docena de cardenales. Toda una 'Asamblea Plenaria' en potencia a pocos días de que se dé la reunión extraordinaria de los obispos españoles. Habrá quien cuente los que estaban y los que no, tanto hoy como el martes.
"Sois obispos de todos, de unos y de otros, de los que se confiesan católicos y de los que no lo son tanto. Estad siempre muy pendientes, porque siempre habrá otras ovejas que no están, porque nunca estuvieron o porque estuvieron y se marcharon; a ellas somos también enviados", confesó el arzobispo de Madrid a Martín y Álvarez al término de la homilía, en la que recordó a todos que "tendremos siempre los brazos abiertos a la acogida, sin preguntar por qué se marcharon ni qué sendas recorrieron; tendremos siempre las puertas de nuestra casa de par en par abiertas, siempre esperando". Una llamada que bien podrían escuchar las ex monjas de Belorado o el cismático Viganò. Y tantos otros que viven pensando en expulsar, prohibir y condenar, en lugar de salir al paso de las ovejas sin rebaño. O del rebaño sin pastor.
El susto no se pasa nunca
Arrancó Cobo bromeando al ver el rostro de los nuevos prelados: "Veo que aún no se os ha pasado el susto". Y les auguró que "os lo aseguro, el susto no se pasa nunca". En esta "jornada de fiesta", el purpurado se centró en dos únicas palabras: "Sé pastor".
"Vosotros sois enviados a ser pastores en comunión íntima con Cristo, Buen Pastor, y al servicio de nuestro presbiterio y de este querido pueblo de Dios, gastando la vida en lo esencial: anunciar juntos y de manera creíble a Jesucristo como el Salvador y Señor de nuestra vida, pues solo él regala la vida eterna, la vida más plena", les encargó Cobo, instandoles a apoyarse en el amor de Jesús para, "experimentando nuestra debilidad, nos atrevemos a acoger el peso y la responsabilidad de servir en esta Iglesia que peregrina en Madrid. Todo ministerio pastoral nace del amor".
Y desde ahí, "mirar juntos el futuro". "Dejaremos de lado los miedos y las nostalgias de tiempos pasados que acaban paralizando y bloquean el acceso a la esperanza", pidió Cobo a los nuevos auxiliares, instando a que "nos centremos en la contemplación de la realidad de nuestro mundo (...). A este mundo, tal cual es, somos enviados por Dios para que nosotros le amemos a Él también en él, y para que lo transformemos según el sueño de Dios", porque "somos enviados, no desde un irreal pretendido 'grupo de perfectos', sino desde una Iglesia que se sabe, al mismo tiempo, santa y pecadora".
"Queredlas, por favor, a todas"
"Esta es la realidad que Dios pone en manos de su Iglesia en Madrid", confesó Cobo, apuntando que "en el santo Pueblo de Dios hay muchas ovejas en muy diversas situaciones: rebeldes, cansadas, enfermas... Unas son colaboradoras, entusiastas, generosas, diligentes... Otras están cansadas, desilusionadas, hasta resentidas... Queredlas, por favor, a todas. Miradlas como las mira Dios, con corazón de misericordia".
"Amar a la Iglesia es aceptar sus heridas, sus imperfecciones y su humanidad", subrayó el cardenal de Madrid, quien añadió que "para ser pastores es necesario despertar el amor apasionado por la Iglesia", una "comunidad grande y diversa, reconociendo que todos somos parte del único Cuerpo de Cristo, con nuestras fortalezas y debilidades".
"Sois ungidos por el Espíritu para una misión que no elegisteis vosotros, sino que os viene dada. Es la misión única que compartiremos sinodalmente y a la que servimos junto con todo el pueblo de Dios. Ungidos para trabajar desde la humildad y el amor mutuo, y para sostener siempre una mirada especial y compasiva sobre los más vulnerables", señaló.
Mientras somos ovejas, vencemos; aun cuando nos rodeen por todas partes manadas de lobos, los superamos y dominamos. Pero si nos hacemos lobos, quedamos derrotados, pues nos falta al punto mismo la ayuda del pastor. Como quiera que Él apacienta ovejas y no lobos
"Hemos de estar cerca de este olfato. Como dice San Juan Crisóstomo: “Porque mientras somos ovejas, vencemos; aun cuando nos rodeen por todas partes manadas de lobos, los superamos y dominamos. Pero si nos hacemos lobos, quedamos derrotados, pues nos falta al punto mismo la ayuda del pastor. Como quiera que Él apacienta ovejas y no lobos".
Ayudadnos a ser pastores
"Ahora vais a ser enraizados en este suelo concreto, en esta tierra, en estas losas de este presbiterio. Cualquier otro modo de ejercer la autoridad en la Iglesia que no hunda sus raíces en este suelo y en el pueblo de Dios, es una planta extraña que no pertenece al Evangelio. Deberá ser podada y arrojada fuera, como los sarmientos secos de la parábola", les advirtió, al tiempo que les pidió que no caminen "en solitario".
"Queridos José Antonio y Vicente, seamos, junto con nuestros hermanos Juan Antonio y Jesús, rostro del único Buen Pastor en medio de esta querida archidiócesis. Caminemos juntos, en sinodalidad, promoviendo la comunión en la diversidad y pluralidad tan rica de nuestro clero, de la vida consagrada y de nuestro pueblo. No pretendamos imponer la uniformidad. Seamos signo y estímulo de comunión eclesial. Seguramente unas veces acertaremos y otras nos equivocaremos, es cierto, porque para esto no hay recetas", abundó, dirigiéndose también a los fieles: "ayudadnos a ser pastores. Necesitamos aprender con vosotros el arte del discernimiento comunitario. Ayudadnos a reconocer con gozo la abundancia de carismas, vocaciones y ministerios que sirven al bien común en toda la Iglesia diocesana". Porque "sabemos que no somos sus dueños, sino que pertenecen al Espíritu que los regala 'para crecimiento de toda la Iglesia'".
¿Cómo se hace?¿ "A ser pastor se aprende. Seréis los custodios de la fe, del servicio y de la caridad en la Iglesia. Para ello debéis estar cerca. Pensad que la cercanía es el rasgo más típico de Dios. Es el pueblo de Dios quien enseña. No dejéis de aprender del Pueblo de Dios, especialmente de los más pobres y necesitados de la misericordia de Dios".
Porque "en efecto, son los pobres quienes más enseñan", culminó Cobo. "Como le gusta decir al Papa Francisco, la posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias. Recordad que, cuando la Iglesia o sus ministros se erigen en “centro”, el discipulado se funcionaliza y nos convertimos en administradores y controladores de la fe, en lugar de ser sus servidores y facilitadores".