El obispo emérito acepta su marcha para poner fin a las tensiones con Gómez Cantero González Montes abandona Almería y traslada su residencia a Madrid

Se fue. Después de largos meses de polémicas, enfrentamientos y una férrea oposición a su sucesor, el obispo emérito de Almería, Adolfo González Montes,ha escuchado las 'recomendaciones' que, tanto desde la Conferencia Episcopal como desde Roma se le habían hecho para dejar de poner palos en las ruedas a la renovación en la que fue su diócesis durante dos décadas, y desde hace unos días se ha trasladado a su nueva residencia en Madrid.

Se pone fin así, al menos por el momento, a una desagradable situación para la diócesis y para el obispo designado por Roma para solucionar la crítica situación económica y pastoral de Almería,Antonio Gómez Cantero. La marcha de González Montes puede suponer un freno a los continuos ataques recibidos por el nuevo prelado, nombrado directamente por Francisco para poner coto a una deuda millonaria, fruto de la mala gestión de su antecesor y que ha puesto en serio riesgo la viabilidad y el futuro de la Iglesia almeriense.

La salida de González Montes permitirá, también, dar una solución al edificio del seminario, que mensualmente suponía un agujero importantísimo para las ya menguadas arcas de la diócesis.

Fuentes consultadas por RD confían en que la toma de distancia del prelado también ayude a rebajar la tensión con los grupúsculos anónimos que continúan, con el apoyo de determinadas terminales mediáticas, atacando cualquier tipo de reforma. Que, recordemos Gómez Cantero toma con la aquiescencia tanto de la CEE como de la Santa Sede. La marcha del emérito servirá, confían dichas fuentes, para que no se pierdan esfuerzos ni energías en algo que no sea lo esencial: salvar la diócesis de Almería.