El arzobispo de Madrid pasa "uno de los momentos más felices en esta diócesis" junto a los más pequeños Osoro a los niños: "Tenéis el don de hacer mejores a las personas que os rodean"
Diego, Gael, Javier, Kayatu, Mariana, Kevin, Patrick, Miguel, Kendrick y Sofía. Son los diez niños con los que el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, mantuvo hace unos días un encuentro navideño organizado por Cáritas Diocesana de Madrid
Sentado en un sillón y con los pequeños a su alrededor, les confesó que el belén es la tradición navideña que más le gusta: "os digo que la Navidad es el acontecimiento más grande que ha sucedido en nuestra historia"
Los niños no dejaron pasar la oportunidad de preguntarle al arzobispo de Madrid, y el purpurado reconoció ante los pequeños que para él la Navidad es una "época de alegría donde pasarlo bien"
Animó a los pequeños a cambiar el mundo: "De mi tiempo en la diócesis de Madrid, este ha sido uno de los momentos más felices. Porque los niños tenéis el don de hacer mejores a las personas que os rodean"
Los niños no dejaron pasar la oportunidad de preguntarle al arzobispo de Madrid, y el purpurado reconoció ante los pequeños que para él la Navidad es una "época de alegría donde pasarlo bien"
Animó a los pequeños a cambiar el mundo: "De mi tiempo en la diócesis de Madrid, este ha sido uno de los momentos más felices. Porque los niños tenéis el don de hacer mejores a las personas que os rodean"
(Archimadrid).- Diego, Gael, Javier, Kayatu, Mariana, Kevin, Patrick, Miguel, Kendrick y Sofía. Son los diez niños con los que el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, mantuvo hace unos días un encuentro navideño organizado por Cáritas Diocesana de Madrid. Sentado en un sillón y con los pequeños a su alrededor, les confesó que el belén es la tradición navideña que más le gusta —aparte de comer turrón, comentó divertido—, «porque me hace recordar que Dios ha venido a este mundo, en un portal, sin grandezas, con José y María como padres». El hecho de que Jesús nazca, les contó a los niños, significa «que Dios se hace presente y nos envía a su Hijo, un niño más como vosotros, que es lo más preciado que tiene, igual que vosotros sois lo que más quieren vuestros padres y madres, ¿no?».
«Ahora, crecido en edad y sabiduría —sostuvo el cardenal Osoro—, os digo que la Navidad es el acontecimiento más grande que ha sucedido en nuestra historia». Y aclaró: «Que Dios venga a esta tierra y que lo haga haciéndose hombre, y que pudiésemos conocerlo, hablar con Él y Él con nosotros, es lo más grande que ha acontecido». Con su nacimiento, «Dios instaura en esta tierra una nueva manera de vivir, que no es por la fuerza, sino por amor, y nos enseña que solo con amor verdadero se resuelven los problemas de este mundo».
Así, el Niño de Belén «dice: ama al prójimo como a ti mismo, comparte, haz equipo, no dejes a nadie solo, ama a cada persona como es, perdona». Dios, continuó el arzobispo de Madrid, «nos quiere siempre, aunque no siempre nos portemos bien». «Yo no siempre me porto bien, ¿y vosotros?», los interpela, a lo que los pequeños se sonríen tímidamente.
Los personajes del belén
En el portal que estaba instalado junto a ellos, los niños podían ver, aparte de a la Sagrada Familia, también al ángel, los Reyes Magos y los pastores; todos tienen cabida, todos tan necesarios para cambiar el mundo. Los pastores eran en la época de Jesús, les explicó el arzobispo, «personas muy humildes, que tenían muy poco, muy necesitadas de alguien que las quisiera de verdad y eran, en muchos casos, poco de fiar».
«Y, entonces, ¿por qué Dios los escogió a ellos para que fuesen los primeros en ir a ver al Niño?», le preguntó uno de los niños. «Porque es la gente sencilla, quien menos tiene, quien más necesita ser acogida y que alguien le abra el corazón; por eso Jesús, al acercarse, les demostró que confiaba en ellos y que los quería a pesar de todo, y eso cambió sus corazones».
Sobre Melchor, Gaspar y Baltasar, les dijo que «representan la diversidad de hombres y mujeres de la tierra». Venidos de lugares diversos, y cada uno de ellos diferente, «lo que Dios nos viene a decir es que a Él lo necesitamos todas las personas, aunque algunos no sepan que lo buscan o quién es, porque todos queremos ser felices, incluido este cura que está aquí hablando con vosotros», sostuvo mientras se señalaba a sí mismo y sonreía.
Sus Majestades de Oriente dejarán en la noche del 5 de enero sus regalos, pero el cardenal Osoro advirtió a los pequeños de que «la gran riqueza de este mundo no está en tener», sino «en dar y compartir con los demás». Porque son «los gestos concretos de atención hacia los demás los que cambian la vida de los hombres y el mundo», los que convierten a cada persona en un regalo.
Los niños no dejaron pasar la oportunidad de preguntarle al arzobispo de Madrid:
—¿Te hubiese gustado estar en el Nacimiento de Jesús?
—Sí, claro. A lo mejor no me hubiese enterado bien de quién era, porque llegó de una manera discreta y humilde.
—¿Y qué le habrías dicho si hubieses visto a José y a María?
—Estaría un poco asustado, por la impresión, pero a su vez, pensaría: ¡qué suerte tengo!
La Navidad, una "época de alegría"
El purpurado reconoció ante los pequeños que para él la Navidad es una «época de alegría donde pasarlo bien». Recordó a sus padres, «entonces jóvenes», y «estar todos reunidos, mis tíos, hermanos, primos… Era muy bonito porque estábamos todos juntos en casa de mis abuelos, allá en mi tierra, en Santander».
Antes de despedirse, el arzobispo animó a los pequeños: «La limpieza de vuestras miradas es el mensaje que hoy en día más necesita el ser humano. Este mundo será mejor o peor en función de lo que anide en vuestros corazones, porque tenéis una sensibilidad especial para descubrir quién os ama de verdad y para amar».
Y aseguró todo lo que le había «alegrado» estar con ellos. «De mi tiempo en la diócesis de Madrid, este ha sido uno de los momentos más felices. Porque los niños tenéis el don de hacer mejores a las personas que os rodean».
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