Herramienta episcopal para la catequesis de adultos La Provincia Eclesiástica Valentina publica el documento “La iniciación cristiana”
"No queremos ser conservadores de un museo que guarda la memoria de las realidades del pasado, sino testigos e instrumentos del Evangelio de la alegría y del amor que siempre genera nueva vida en quienes lo acogen con fe"
"Esto exige repensar las formas, métodos y estilos a través de las cuales se hace presente el Evangelio en la historia"
El documento dedica la mayor parte de su extensión al Catecumenado de Adultos, con un itinerario muy completo y detallado, aunque habrá itinerarios simplificados para excepciones
| Baltasar Bueno, corresponsal en Valencia
La Provincia Eclesiástica Valentina, integrada por las tres diócesis de la Comunidad Valenciana y las tres de las islas Baleares, ha publicado el documento titulado “La iniciación cristiana”, un detallado y pormenorizado texto elaborado por teólogos y revisado por los Obispos, a lo largo de todo este año, y que merecerá ser muy explicado en charlas, conferencias, reuniones, cursos de pastoral y hasta masters por su densidad.
Un programa, muy teórico, ideal, que raya a gran altura en el campo de las ideas y planes, pero que, indudablemente, dadas las circunstancias actuales, parece va a ser difícil llevar a la práctica pastoralmente. También en el diseño de estos itinerarios se observa la fuerte influencia de los grupos de presión neocatecumenales o kikos, que en parte siguen esa manera reflejada en el documento, cuyo ritmo es tan distinto a los de las comunidades tradicionales de las que viven hasta litúrgicamente distanciados.
Constatan los Obispos de la Conferencia Eclesiástica Valentina en su diagnosis de la realidad presente que “baja la participación en la Eucaristía dominical, desciende el número de personas que se confiesan con frecuencia y los criterios que rigen la vida son cada vez más ajenos a los de la fe. Predicamos un poco en el desierto. Los jóvenes, cada vez desde una edad más temprana, se alejan de la fe, abandonan la oración y viven extraños al estilo de vida cristiano.”
Por ello, los prelados firmantes llaman a trabajar “para una pastoral al servicio de la iniciación cristiana y el fortalecimiento de la vida cristiana. El programa es muy amplio y todos podemos contribuir, de una manera u otra en el proyecto. Mejorar nuestras comunidades cristianas; atender y acompañar a los padres a través de una pastoral familiar; cuidar la fe, la vida espiritual y la formación de los catequistas; apoyar y acompañar a quienes desarrollan la enseñanza religiosa en la escuela y, cómo no, valorar los esfuerzos de la escuela católica, que apuesta por la formación de los más jóvenes junto con sus familias, contribuyendo a desarrollar una pastoral educativa que integra, donde es conveniente, lugares de formación cristiana. Será el domingo el lugar dónde todo esto podrá hacerse más visible, la realidad de la comunidad cristiana que participa en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía”.
"En el diseño de estos itinerarios se observa la fuerte influencia de los grupos de presión neocatecumenales o kikos"
La edición del texto ocupa 31 páginas y se desarrolla en torno a 84 puntos en el que se alude, en el principio, al “cambio epocal” subrayado por el Papa Francisco. “Vivimos tiempos nuevos para el Evangelio. El papa Francisco los señala como un cambio epocal. Estos desafíos y oportunidades interpelan a nuestras comunidades, herederas de una historia de fe que tiene la misión de iluminar y dar vida, también a los hombres y mujeres de todo tiempo. No queremos ser conservadores de un museo que guarda la memoria de las realidades del pasado, sino testigos e instrumentos del Evangelio de la alegría y del amor que siempre genera nueva vida en quienes lo acogen con fe. Sabemos que igual que los valores más grandes del pasado no pueden heredarse sin más, pues necesitan ser asumidos y renovados a través de una aceptación personal, también la fe cristiana necesita ser propuesta de nuevo y acogida con libertad y confianza para que fructifique en nueva vida.”
En la introducción, con el Papa Francisco, llama a ser una “Iglesia en salida”, "como la expresión feliz y dinámica de la misión de los cristianos en la hora presente. Es una llamada a ofrecer una respuesta desde la fe a la nueva situación que vivimos, desde la conciencia de que el Espíritu ya trabaja… Se trata de desarrollar el “dialogo de salvación” mediante el anuncio del Evangelio en relación con las aspiraciones, preguntas y heridas presentes en la vida de hombres y mujeres de nuestro tiempo. Esto exige repensar las formas, métodos y estilos a través de las cuales se hace presente el Evangelio en la historia. Una dinámica que va unida, tanto a una nueva conciencia de la acción de Dios en la historia, como al discernimiento de su llamada en las aspiraciones y heridas de los hombres de nuestro tiempo, especialmente de los más pobres —espiritual y materialmente—, en quienes quiere ser servido y alabado.”
La primera parte del documento se intitula “Una visión teológico-pastoral” donde se explica que “la iniciación cristiana se asemeja a un camino que se realiza en el seno de la Iglesia, que requiere un tiempo en el que de forma gradual, por etapas, introduce en una nueva vida que siempre estará en crecimiento” y ello exige “educar para un nuevo estilo de vida”.
Otorga especial atención al “Catecumenado bautismal es la institución eclesial que acoge a los adultos que, después de un tiempo en que han tenido la oportunidad de acoger el primer anuncio del Evangelio, piden ser cristianos. El Catecumenado tiene por finalidad ayudar a los catecúmenos, en respuesta a la iniciativa divina y en unión con una comunidad eclesial, para llevar a madurez su conversión y su fe.” Marca las distintas etapas del itinerario del catecúmeno, completo y simplificado, así como los distintos lugares de iniciación, la catequesis, los sacramentos, la urgencia de la primera evangelización.
Esta pastoral está dirigida por el Obispo diocesano a quien compete: “1. Instaurar el Catecumenado bautismal y regular su duración y organización, indicando y guiando el crecimiento y las etapas. 2. Fijar las normas para la admisión de candidatos. 3. Aprobar el programa catequético, junto a los diferentes aspectos de la formación de los catecúmenos. 4. Determinar, según las circunstancias, si se puede celebrar y cuando, el rito de iniciación fuera de los tiempos propios. 5. Dispensar, por impedimentos graves de un escrutinio y, en circunstancias extraordinarias, también de dos. 6. Presidir el rito de elección, dar por válida la admisión de los elegidos, por sí o por medio de un Delegado, y conferir los sacramentos de la iniciación cristiana. 7. Permitir que parcial o totalmente se use el Ritual abreviado. Para llevar a adelante esta misión el Obispo puede nombrar un Delegado Episcopal para el Catecumenado a quien se le encomienda el seguimiento y la aplicación de las normas que cada Diócesis establezca al respecto.”
En la segunda parte, trata de las “Líneas de acción”. “Los párrocos han de comunicar al Secretariado Diocesano del Catecumenado los nombres de los candidatos adultos que han iniciado el Catecumenado, una vez celebrado el correspondiente Rito de Admisión, para que sean inscritos en el Libro del Catecumenado que se custodiará en la Curia Diocesana.”
La regla general contempla excepciones –nulla regula sin exceptione- cuando explica: “En circunstancias extraordinarias, cuando el candidato no pueda recorrer todos los etapas o grados de la iniciación, o cuando el Ordinario del lugar, juzgando sobre la sinceridad de la conversión cristiana del candidato y sobre su madurez religiosa, dispone que reciba el Bautismo sin dilación, a él le toca permitir, para cada caso en particular, que se use el rito simplificado en el que todo se realiza en una sola ceremonia (cf. RICA, 245-273), o dando facultad para tener solamente uno de los dos ritos del catecumenado o del tiempo de la purificación e iluminación (cf. RICA, 240; 274-277). 10.- Un adulto que se encuentre en peligro de muerte puede ser bautizado si, teniendo algún conocimiento de las principales verdades de la fe, manifiesta de alguna manera la intención de recibir el Bautismo y promete que observará los mandamientos de la religión cristiana. Al Bautismo seguirá siempre la Confirmación y la Comunión Eucarística (CIC 965/2).”
Uno de los capítulos no olvida los bautizos tradicionales de los recién nacidos. “Bautismo de párvulos y Catecumenado postbautismal de los bautizado de párvulos”, trata uno de sus epígrafes. Con los epígrafes: a.- El despertar religioso (0 a 6 años). El despertar religioso es el momento en que el niño realiza su primera “conversión” a Dios Padre, a quien invoca a través del testimonio y el primer anuncio por parte del cristiano adulto. b.- Iniciación sacramental (7 a 9 años). Esta etapa introduce en la Primera Confesión y Primera Comunión. Es el tiempo del encuentro con Jesucristo dentro de la comunidad cristiana, y de sus celebraciones sacramentales. c.- Primera síntesis de fe (10 a 12 años). Es una etapa en la que el niño tiene afán por saber. Es importante impulsar esta catequesis a fin de que logre una visión armónica de la fe. En esta etapa, el sacramento de la Penitencia ocupa un lugar fundamental pues acompaña el proceso de maduración en la conciencia moral de los pre-adolescentes. d.- Personalizar la fe (13 a 15 años). Este es otro momento muy significativo del crecimiento para personalizar la fe e ir descubriendo los signos de la vocación a la que el Señor nos llama. Todo se replantea de nuevo, por eso se necesita volver a anunciar la fe sobre todo en relación con los valores vitales que configuran la experiencia de los adolescentes.
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