Más de cien personas, entre internos, funcionarios y voluntarios, participaron en la Eucaristía, que se celebró en un ambiente de recogimiento, alegría y esperanza. Durante la celebración, Don Francisco destacó la importancia de recibir a Dios con una mirada sencilla y un corazón abierto, tal como lo hicieron los pastores al nacer Jesús. También habló de la esperanza que Dios ofrece, subrayando que nunca se avergüenza de nadie y mira a todos con amor paternal.
Después de la Eucaristía, el arzobispo visitó uno de los módulos donde las voluntarias de la Pastoral Penitenciaria habían estado trabajando en un taller de adornos navideños. Los internos tuvieron la oportunidad de compartir sus experiencias con él.
La jornada concluyó con una comida en homenaje a Xaquín Campo, un sacerdote de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, que ha dedicado más de 15 años a la Pastoral Penitenciaria y que ahora se retira por motivos de salud.