RD entrevista al arzobispo de Compostela en la previa de la festividad de Santiago Francisco José Prieto: "Peregrinar a Santiago tiene una dimensión universal indiscutible"
"El Camino realmente comienza cuando has llegado a la meta"
"En el camino, Jesús se encuentra con el ciego, con los leprosos... En el camino nos encontramos unos a otros, y claro, nos podemos tropezar, nos podemos parar o pasar de largo"
"El 'todos, todos, todos' significa que nadie puede quedar al margen. Y como creyentes y como iglesia, debemos tener una mirada en la que nadie quede marginado. Porque todo el mundo tiene derecho a ser escuchado. A ser conocido, en el corazón y en su vida. Y que también Dios sea para él sentido en su vida. Y ahí tenemos que llegar"
"Jesús nos invita a ser sembradores, no recolectores de éxitos. Jesús nos invita a ser levadura en la masa, pero no una masa amorfa, sino esa que da y que fermenta desde los valores del evangelio. Nos invita a una presencia que tiene que ser más de escuchar que de decir"
Plan PRIVA: "Yo creo que desde una obligación moral que hemos hecho patente, un paso adelante que se ha dado necesario en este momento para ir más allá de la mera justicia, y llegar a una misericordia compasiva, que tiene que poner en el centro a quien ha sufrido, y de qué manera, a la víctima"
"Santiago nos recuerda a un discípulo con nombre propio, un testigo que nos enlaza directamente con Aquel que le dijo a ellos, venid, yo os haré pescadores, id y anunciad"
"El 'todos, todos, todos' significa que nadie puede quedar al margen. Y como creyentes y como iglesia, debemos tener una mirada en la que nadie quede marginado. Porque todo el mundo tiene derecho a ser escuchado. A ser conocido, en el corazón y en su vida. Y que también Dios sea para él sentido en su vida. Y ahí tenemos que llegar"
"Jesús nos invita a ser sembradores, no recolectores de éxitos. Jesús nos invita a ser levadura en la masa, pero no una masa amorfa, sino esa que da y que fermenta desde los valores del evangelio. Nos invita a una presencia que tiene que ser más de escuchar que de decir"
Plan PRIVA: "Yo creo que desde una obligación moral que hemos hecho patente, un paso adelante que se ha dado necesario en este momento para ir más allá de la mera justicia, y llegar a una misericordia compasiva, que tiene que poner en el centro a quien ha sufrido, y de qué manera, a la víctima"
"Santiago nos recuerda a un discípulo con nombre propio, un testigo que nos enlaza directamente con Aquel que le dijo a ellos, venid, yo os haré pescadores, id y anunciad"
Plan PRIVA: "Yo creo que desde una obligación moral que hemos hecho patente, un paso adelante que se ha dado necesario en este momento para ir más allá de la mera justicia, y llegar a una misericordia compasiva, que tiene que poner en el centro a quien ha sufrido, y de qué manera, a la víctima"
"Santiago nos recuerda a un discípulo con nombre propio, un testigo que nos enlaza directamente con Aquel que le dijo a ellos, venid, yo os haré pescadores, id y anunciad"
| Jesús Bastante enviado especial a Santiago de Compostela
Es un torbellino de palabras, que suelta como una metralleta, sin parar, pero con precisión. Y con pasión propia de quien cree en lo que dice. El arzobispo de Santiago de Compostela, Francisco J. Prieto, uno de los grandes descubrimientos entre los prelados de nuestro país, nos recibe en su despacho pocos días antes de celebrar la fiesta de Santiago Apóstol.
Son fechas de febril actividad, pero Prieto no deja de acogernos en ese "sacramento de la presencia", más necesario que nunca en estos tiempos de prisas y videollamadas, donde todo el mundo se puede parar por una error humano en una aplicación. Un convencido del Camino, y de los caminos, que suponen el encuentro con el otro, en la línea del 'Todos, todos, todos' del Papa Francisco que, explica, "significa que nadie puede quedar al margen. Y como creyentes y como iglesia, debemos tener una mirada en la que nadie quede marginado. Porque todo el mundo tiene derecho a ser escuchado. A ser conocido, en el corazón y en su vida. Y que también Dios sea para él sentido en su vida. Y ahí tenemos que llegar". Y regresar.
Estamos en Santiago de Compostela con el arzobispo de Santiago de Compostela, don Francisco. Buenos días.
Muy buenos días. Un placer compartir con vosotros.
A puntito de una fiesta más, de un día de Santiago.
Pues ciertamente. Es un año más, pero no es una fiesta cualquiera, porque el 25 de julio, significa para Santiago, para la propia Galicia, para las tierras de España, hacer memoria de lo que somos, de dónde venimos y también de lo que queremos y hacia dónde queremos ir. Por tanto, aparte de lo que es la celebración en sí misma, pero son días importantes y celebrados. Y además, confiamos que por fin soleados.
Santiago significa mucho para la historia de España, y para Europa. ¿Qué supone hoy Santiago para la Iglesia y la sociedad?
Pues Santiago ahora mismo tiene una dimensión que incluso va más allá de la propia Europa. Sin lugar a dudas, Santiago, aquella categoría, la concienciade que Europa se hizo peregrinando a Santiago. De alguna manera no cabe duda, el camino y los caminos de Santiago, han hecho posible que Europa se extenda, se expanda desde el punto de vista religioso, histórico, cultural. Pero ahora mismo Santiago, si uno se acerca ahora mismo a la Plaza del Obradoiro, comprueba la dimensión universal extraordinaria, de rostros, de lenguas. A Santiago siguen peregrinando mayoritariamente europeos, pero la presencia latinoamericana, norteamericana o del Lejano Oriente es muy notable. Aquí vienen y peregrinan coreanos, japoneses, australianos... Ahora mismo hay un polo de atracción, con distintas motivaciones: la religiosa creyente es predominante, pero cuando hablamos de camino, tenemos que hablar de experiencias vitales. La vida es un camino diario, es un camino semanal, es un camino año a año, y por tanto, vivir una experiencia de un camino físico, es lo singular de Santiago. Hay otros centros de peregrinación, pero ese llegar aquí, haciendo un camino como elemento previo a llegar a esa meta que es Santiago, es algo que tiene una dimensión universal indiscutible.
Y es un camino de ida y vuelta, porque a diferencia de otros sitios, que son más viajes que peregrinaciones, a Santiago se va, y también se suele volver caminando, o en bicicleta, o en caballo.
Yo creo que el que sale de su casa, yo creo que habrá distintos motivaciones, pero acaba, después de la experiencia del camino, compartido, solitario, pequeño, gran grupo... acaba llegando como peregrino. A mí me gusta recordar, cuando tengo oportunidad de presidir las misas del peregrino, vemos cómo a partir de ese momento comienza ese otro camino. Que en Santiago haya habido una transformación, un encuentro renovador, que cada uno haya encontrado ese motivo, esa ocasión, que quizás ha habido algo o alguien que lo ha cambiado. Y por tanto, a partir de ahora, Santiago lo que os invita es a peregrinar, y a que sigáis caminando, y volváis a vuestras casas, en ese día a día cotidiano, viváis esa transformación que habéis vivido y experimentado en Santiago. Entonces, el camino casi realmente comienza cuando has llegado a la meta.
Es un poco una parábola de la propia vida de fe. No olvidemos que Jesús y sus amigos, buena parte de la predicación, fue caminando, haciendo una peregrinación en el día a día.... Y los discípulos después regresaron, una vez resucitado Jesús, a continuar ese camino.
Es importante, sobre todo por el hecho mismo de hacerse camino. No olvidemos que Jesús se define a sí mismo como camino, verdad y vida. Y por tanto, cuando Jesús hace camino con los suyos, va de aldea a aldea, de pueblo a pueblo, pasando en medio de la gente y en medio de la vida. Hay parábolas que se hacen en el camino, recordemos la del Buen Samaritano. Y en el camino, Jesús se encuentra con el ciego, con los leprosos... En el camino nos encontramos unos a otros, y claro, nos podemos tropezar, nos podemos parar o pasar de largo. Hay dos contextos en la vida pública de Jesús que son muy importantes. Cuando hace camino con sus discípulos y cuando comparte la mesa. Pero en este caso el camino, yo creo que es algo más que una mera circunstancia de desplazarse de un lugar a otro. Es la oportunidad del encuentro, del encuentro Jesús-Salvador. Ahí también está la fuerza del camino de Santiago.
Ese nosotros que casa mucho en el todos, todos, todos del Papa Francisco. Y cuando dos o más, una y seis en mi nombre, allí estaré yo.
Recuerdo, recuerdo esas palabras de él. Allí estábamos hace un año. Recuerdo aquellas palabras cuando el Papa, en el primer encuentro que tiene con nosotros, donde había miles de jóvenes en Lisboa, hace aquel parón, con esa espontaneidad que él tiene tantas veces, y dijo aquel todos, todos, todos. Ese todos no significa una indiferencia, al contrario, es una implicación. Significa que nadie puede quedar al margen. Y como creyentes y como iglesia, debemos tener una mirada en la que nadie quede marginado. Porque todo el mundo tiene derecho a ser escuchado. A ser conocido, en el corazón y en su vida. Y que también Dios sea para él sentido en su vida. Y ahí tenemos que llegar. En esas periferias que no nos parecieran nuestras, todas lo son. Desde el centro, todas las periferias son nuestras.
Lleva un año, un poco más de un año, como arzobispo residencial. ¿Cuál es estado de salud de la Iglesia? ¿Cómo la contemplas desde su nueva situación? Porque están pasando muchas cosas.
Pasan muchas y muy rápido. Es tal la rapidez de lo que pasa, en un solo día, si uno simplemente viera la cantidad de información que nos llega, esa terminal de nuestras vidas que hoy son los teléfonos, la cantidad de información. Entonces, bueno, y también afecta a la vida de la iglesia, claro. ¿Cómo estar ahí? ¿Cómo ser significativos? La iglesia tiene que tener una presencia en medio de la sociedad que no busca destacar sobre nadie, sino ser una presencia significativa. La pedagogía es la del propio Jesús, con sus sencillas parábolas. Jesús nos invita a ser sembradores, no recolectores de éxitos. Jesús nos invita a ser levadura en la masa, pero no una masa amorfa, sino esa que da y que fermenta desde los valores del evangelio. Nos invita a una presencia que tiene que ser más de escuchar que de decir. Una presencia que tiene que ser transformadora, pero no grandes transformaciones, sino esa transformación que toca los corazones. Eso que mueve y después nos puede conmover. Pero tenemos que tener una presencia de lo que somos como Iglesia. Es una presencia que evangeliza. ¿Qué quiere decir eso? No hacer proselitismo, sino a ser significativos porque anunciamos una Buena Nueva en este mundo. En este mundo de las fake news, etcétera... quiere ser sentido para todo hombre y mujer. En el momento en el que estamos, que no es fácil. ¿Dónde sitúa uno aquí? Tensiones aquí, polarizados, extremos, tú más el otro. Digo, bueno, ¿y aquí cómo podemos nosotros, sin caer ni ser ingenuos ni caer en buenismos, una presencia que realmente tengamos una palabra profética? ¿Cómo hacer una palabra, que al fin sea una palabra, que sea gesto, que sea vida? Estamos en un momento interesante.
Vivimos un momento interesante, sabiendo que la Iglesia es una institución que es dueña del tiempo, en un momento en el que el tiempo prácticamente se ha evaporado. Las noticias, incluso las más impactantes (las monjasde Belorado, por ejemplo), desaparecen de inmediato
Hay tantas y tantas cosas cada día. Consumimos de tal manera que a veces yo creo que no tenemos suficiente tiempo para hacer ese pozo y ese reposo de lo que nos pasa.
¿Y cómo combinamos esa celeridad, esa aceleración? Usted mismo hoy va a la carrera. ¿cómo combinamos eso con el pararse, con el escuchar al otro, el dedicar tiempo a nosotros mismos y a los demás, a hacer presentes en nosotros?
Pues no hay mejor tiempo que aquel que has tenido de escuchar a otra persona con atención, de que se haya sentido escuchado. Aunque sea un saludo, un Cómo estás. Recuperemos esos gestos en que descubrimos eso que nos hace mejores personas. Puede ser algo muy simple, pero lo simple es lo más auténtico. Aquello que nos humaniza y por tanto, eso que nos evangeliza. No perdamos la capacidad en estos momentos en que tenemos posibilidades de comunicación, de que descubrimos la videollamada que me pone en contacto... Yo digo que 'el sacramento de la presencia', así le llamo, no lo podemos perder. La que estamos haciendo tú y yo. Ahora, esta presencia. Si la hacemos mediante una videollamada, bo sería lo mismo. No podemos perder esa presencia que me implica con el que tengo a mi lado. Porque precisamente ahí Jesús fue un gran maestro de la presencia, del estar con, del compartir. Venid conmigo a descansar un rato. Id, os mando. O sea, y siempre en ese plural. O sea, vida compartida.
Jesús fue un gran maestro de la presencia, del estar con, del compartir. Venid conmigo a descansar un rato. Id, os mando. O sea, y siempre en ese plural. O sea, vida compartida
La CEE acaba de aprobar el plan PRIVA sobre la indemnización a las víctimas de abusos. Qué significa para ustedes y qué significa para la Iglesia? ¿Cómo es esa relación con las víctimas?
Ha sido una larga gestación. Yo creo que desde una obligación moral que hemos hecho patente, un paso adelante que se ha dado necesario en este momento para ir más allá de la mera justicia, y llegar a una misericordia compasiva, que tiene que poner en el centro a quien ha sufrido, y de qué manera, a la víctima. Incluso cuando pretendes reparar, a lo mejor no todo lo alcanzas, pero es necesario que haya una mano tendida, una mano que está dispuesta a ayudar, una mano que está dispuesta a reparar en su sentido integral. También está la reparación económica, pero a veces hay víctimas que no es lo que buscan. Hay víctimas que lo que buscan es escúcheme, atiéndame, ayúdeme, simplemente entiéndame y reconozca la dolorosa verdad que hay en mi vida. Ha sido un paso importante. Quizás, bueno, pues muestra de lo que ha sido durante estos años el esfuerzo que se ha hecho, el reconocimiento de los propios fallos, pero dar un paso adelante. Yo creo que hemos sido, proactivos a la hora de presentar el PRIVA.
Parte de los seminarios gallegos están empezando a implementar esas peticiones que les hizo el Papa Francisco. ¿Hasta dónde se puede llegar?
En cuanto a los seminarios es una de las grandes apuestas que tenemos que hacer en este momento la Iglesia en España, desde una Ratio magnífica que tenemos, a la hora de formar discípulos misioneros. Apostemos con fuerza porque es un presente y es un futuro. Aquellos que tendrán que ejercer un ministerio de servicio pastoral, sacerdotal en sus comunidades, estamos en un momento que los desafíos son muchos, sociales y eclesiales. Necesitamos formar. Para eso necesitamos buenos equipos de formadores. Necesitamos esa 'musculatura' humana, espiritual, pastoral e intelectual. Nadie somos perfectos, pero necesitamos hacer el esfuerzo de prepararnos. El seminario es siempre la primera etapa de una vida que ha de vivirse como una formación permanente. Cuando digo formación, no solamente la intelectual, es formarnos, configurarnos en un estilo de ser también como sacerdotes, discípulos, llamados y misioneros, enviados. Es una apuesta que hemos hecho las tres diócesis, Santiago, Mondoñedo y Tui-Vigo, porque sumar, que es una de las expresiones claras de la sinodalidad también. Es una sinodalidad formativa y educativa en nuestros seminarios. Estamos muy ilusionados, un gran equipo que ya mismo ha ido a pasos importantes, ya se han ido pergeñando estatuto, reglamento, proyecto educativo, estamos con ilusión.
El Señor, cuando se dirige a los discípulos, no les dice 'Vete', dice 'Id', anunciad. Ahí está la primera sinodalidad. Y se reunían en nombre del Espíritu y caminaban juntos
La sinodalidad ha venido para quedarse, ¿no?
Es que ha estado siempre, pero ¿sabes qué pasa? Que a veces hay cosas como olvidadas. Esto es como cuando tenemos todos en el fondo del armario, o subimos a la guardilla y esto lleva el tiempo aquí. A veces yo creo que la teníamos en la buhardilla de nuestra vida eclesial, pero siempre ha estado. Siempre recuerdo algo: el Señor, cuando se dirige a los discípulos, no les dice 'Vete', dice 'Id', anunciad. Ahí está la primera sinodalidad. Y se reunían en nombre del Espíritu y caminaban juntos. A veces, ya sabes, cuando caminamos nos despistamos, a veces queremos ir más rápido, a veces dejamos a otros atrás. Pero ha venido para quedarse porque siempre ha estado entre nosotros. Solamente que ahora el Papa ha dicho, pongámoslo en primera línea. No simplemente con una programación puntual, sino como un estilo y una forma de ser Iglesia. ¿Qué nos pide Jesús? Conversión. ¡Ay amigo, claro! Ponte en camino y a caminar juntos. Eso es lo más difícil.
La última. Celebremos Santiago Apóstol. Una fiesta importantísima para Santiago, para toda España. ¿Va más allá de la figura del personaje? Si mañana, alguien demostrase que Santiago no está en el sepulcro, o que no existió realmente esta figura, ¿cómo cambiaría la devoción?
Partimos de que efectivamente hay una tradición firme y sólida de su presencia y su memoria entre nosotros. Ahí está esa fiesta que nos recuerda, una vez más, a un discípulo con nombre propio, un testigo que nos enlaza directamente con Aquel que le dijo a ellos, venid, yo os haré pescadores, id y anunciad. Creo que en el apóstol Santiago todos encontramos que esa llamada sigue siendo contemporánea para nosotros en este siglo XXI. En este año 2024, el Señor nos sigue enviando a ser Buena Noticia, como lo fue el apóstol Santiago, desde tierras lejanas hasta este Finisterre. A mí me gusta decir que aquí el mundo no acaba, aquí el horizonte comienza. Y con el apóstol Santiago el horizonte va evangelizando.
Muchísimas gracias, don Francisco. Y feliz fiesta de Santiago.
Gracias a vosotros. Feliz fiesta.