La pandemia sigue cebándose con la Comunidad de Madrid. Tras varios días de dudas, al fin, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha emitido una serie de normas restrictivas, que afectan a los lugares de culto, y que entrarán en vigor el 21 de septiembre, por el momento durante 15 días. La orden dice lo siguiente:
Respecto a los lugares de culto, el aforo se reduce a un tercio. En los velatorios podrán estar un máximo de 15 personas en espacios al aire libre y 10 personas en el caso de ser lugares cerrados
Junto a las restricciones a la movilidad en las zonas más afectadas, entre las medidas figura que en los lugares de culto no se supere nunca un tercio del aforo, garantizándose en todo caso la distancia mínima interpersonal de 1,5 metros. No queda muy claro si la reducción de aforo se aplica a toda la comunidad o sólo a las 37 áreas sanitarias.
Asimismo, se limitan los encuentros de grupos a un máximo de seis personas y en los velatorios podrán estar un máximo de 15 personas en espacios al aire libre o diez personas en el caso de ser lugares cerrados.
Antes de conocerse los detalles, el cardenal Carlos Osoro, en su cuenta de Twitter, es momento de «poner lo que somos y tenemos a disposición de los demás». «La pandemia nos obliga a cuidarnos unos a otros, conscientes de que somos hermanos», ha aseverado, y por ello desde el Arzobispado de Madrid se pide a laicos, presbíteros y vida consagrada que sigan las pautas higiénicas y organizativas en los templos.
Más que nunca os animo a poner lo que somos y tenemos a disposición de los demás. La pandemia nos obliga a cuidarnos unos a otros, conscientes de que somos hermanos. Rezo especialmente por todos los madrileños.
— Carlos Osoro Sierra (@cardenalosoro) September 18, 2020
En este sentido, aparte de controlarse el aforo, es obligatorio el uso de mascarilla, las pilas de agua bendita continúan vacías y se ofrece gel desinfectante. Además, el facultativo gesto de paz ha sido sustituido por uno sin contacto; la comunión se recomienda en la mano; se evitan los coros, reduciendo la música a un solo cantor; no se distribuyen hojas parroquiales ni ningún otro objeto, y el cestillo de la colecta no se pasa durante el ofertorio, sino a la salida de Misa.