¿Sindicatos para los sacerdotes?
Cada vez más curas anglicanos se apuntan a agrupaciones debido al estrés
"Aunque sea una vocación, es también un papel muy difícil", afirma un párroco inglés
Fieles sumamente exigentes, poco tiempo libre, mucho papeleo y procesos disciplinarios poco transparentes. Son algunos de los factores que están llevando a un número cada vez mayor de sacerdotes de la Iglesia de Inglaterra a apuntarse a un sindicato, y eso pese a que, bajo las leyes británicas, estos no disfrutan de los mismos derechos que otros trabajadores.
De acuerdo con lo publicado por el RNS, casi 1.500 curas anglicanos -más algunos rabinos y imanes- se dieron de alta el año pasado en la rama religiosa de la asociación Unite, uno de los sindicatos más relevantes de Reino Unido. La cifra representa un incremento de 16% en los últimos doce meses: algo que el responsable de la rama religiosa de Unite, el reverendo Peter Hobson, achaca a una carga de trabajo "enorme".
"Aunque sea una vocación, es también un papel muy difícil", declaró Hobson. "En un mundo consumista, la gente espera que te hagas cargo de sus necesidades al instante, y el obispo, pese a que sea una figura pastoral, es también un gerente. Y ese estilo gerencial está aflorando cada vez más [en la Iglesia]", añadió.
También se suma al estrés cotidiano que sufren los párrocos anglicanos el hecho de que, en el Reino Unido, a ellos no se les considera "trabajadores" como tal, sino como funcionarios, lo que implica que no pueden llevar sus quejas en el trabajo a ningún tribunal de conciliación. Pero esto no quiere decir que sindicatos como Unite no les pueda ayudar, sino que simplemente este trabajo de apoyo se limita a palabras de consejo, aliento y la sensación de que alguien está "de su lado".
La reverenda Sarah Jones, párroca del pueblo de Ross-on-Wye, es una de los sacerdotes que se han apuntado a Unite en el último año, debido, sobre todo, a la presión que afirma que sufre.
"Puedo decir honestamente que éste es el trabajo más duro que he tenido", alegó Jones, quien dejó un trabajo en los negocios para hacerse cura. A pesar de que "solo" tiene que trabajar seis días a la semana, siente que siempre "está de guardia".
"La gente hoy en día espera y exige una respuesta rápida en cuanto se pone en contacto contigo", dijo la sacerdote. "Y hay algunos que parecen sentirse libres como para expresar su ira al clero de una forma en la que nunca lo harían a otra persona. Piensan que deberíamos poner la otra mejilla".
"Aunque sea una vocación, es también un papel muy difícil", afirma un párroco inglés
Fieles sumamente exigentes, poco tiempo libre, mucho papeleo y procesos disciplinarios poco transparentes. Son algunos de los factores que están llevando a un número cada vez mayor de sacerdotes de la Iglesia de Inglaterra a apuntarse a un sindicato, y eso pese a que, bajo las leyes británicas, estos no disfrutan de los mismos derechos que otros trabajadores.
De acuerdo con lo publicado por el RNS, casi 1.500 curas anglicanos -más algunos rabinos y imanes- se dieron de alta el año pasado en la rama religiosa de la asociación Unite, uno de los sindicatos más relevantes de Reino Unido. La cifra representa un incremento de 16% en los últimos doce meses: algo que el responsable de la rama religiosa de Unite, el reverendo Peter Hobson, achaca a una carga de trabajo "enorme".
"Aunque sea una vocación, es también un papel muy difícil", declaró Hobson. "En un mundo consumista, la gente espera que te hagas cargo de sus necesidades al instante, y el obispo, pese a que sea una figura pastoral, es también un gerente. Y ese estilo gerencial está aflorando cada vez más [en la Iglesia]", añadió.
También se suma al estrés cotidiano que sufren los párrocos anglicanos el hecho de que, en el Reino Unido, a ellos no se les considera "trabajadores" como tal, sino como funcionarios, lo que implica que no pueden llevar sus quejas en el trabajo a ningún tribunal de conciliación. Pero esto no quiere decir que sindicatos como Unite no les pueda ayudar, sino que simplemente este trabajo de apoyo se limita a palabras de consejo, aliento y la sensación de que alguien está "de su lado".
La reverenda Sarah Jones, párroca del pueblo de Ross-on-Wye, es una de los sacerdotes que se han apuntado a Unite en el último año, debido, sobre todo, a la presión que afirma que sufre.
"Puedo decir honestamente que éste es el trabajo más duro que he tenido", alegó Jones, quien dejó un trabajo en los negocios para hacerse cura. A pesar de que "solo" tiene que trabajar seis días a la semana, siente que siempre "está de guardia".
"La gente hoy en día espera y exige una respuesta rápida en cuanto se pone en contacto contigo", dijo la sacerdote. "Y hay algunos que parecen sentirse libres como para expresar su ira al clero de una forma en la que nunca lo harían a otra persona. Piensan que deberíamos poner la otra mejilla".