El presidente de los obispos chilenos abre el 26 Congreso Latinoamericano de Educación Católica Santiago Silva: “Las sociedades latinoamericanas piden a gritos cambios sustanciales”
El Nuncio leyó un mensaje del Papa en el que invita a la escuela católica a “promover una auténtica cultura del encuentro, que sea una propuesta de esperanza para nuestro tiempo”
Óscar Pérez Sayago: “¿Quién es el responsable de la sangre de nuestros hermanos y hermanas? Nadie. Hemos perdido el sentido de la responsabilidad hacia nuestros hermanos. Nos hemos vuelto insensibles al dolor del otro. En este mundo globalizado, hemos caído en la indiferencia globalizada”
| Jesús Bastante enviado especial a Santiago de Chile
Es el mayor evento mundial de la escuela católica. Más de 1.500 participantes, procedentes de todos los países de América y buena parte de Europa, se dan cita esta semana en Santiago de Chile, para participar en el 26 Congreso de la CIEC (Confederación Iberoamericana de Educación Católica), bajo el lema 'Liderazgo, comunicación y márketing'.
Una apuesta por “una iglesia del delantal”, como subrayaron los organizadores durante la presentación, que vino marcada por el mensaje del Papa Francisco, leído por el Nuncio en Chile, el español Alberto Ortega, y por el mensaje del presidente de los obispos chilenos, Santiago Silva, quien subrayó cómo “educar es dialogar con la sociedad”.
Lo que ocurre en la sociedad, ocurrió antes en los colegios
“Las sociedades latinoamericanas piden a gritos cambios sustanciales”, denunció el prelado, haciendo referencia a las protestas que en estas semanas sacuden toda Latinoamérica, desde Chile a Bolivia, de Colombia a Venezuela.
“Lo que ocurre en la sociedad es lo que ha ocurrido antes en los colegios. Tal vez no dimos lo que tuvimos que dar”, planteó Silva.
Mensaje del Papa
Por su parte, el nuncio Ortega mostró la “cercanía del Santo Padre por América Latina y por Chile”, y leyó el mensaje enviado por Francisco para este congreso, en el que Bergoglio anima a la escuela católica “en su reflexión sobre los desafíos que los responsables de la escuela católica deben afrontar para promover una auténtica cultura del encuentro, que sea una propuesta de esperanza para nuestro tiempo”.
Por su parte, Óscar Pérez Sayago, secretario general de la CIEC, invitó a la escuela católica a “encontrarse, y a avanzar en todos los niveles”, a través de una propuesta educativa “con valores que, a partir de la esperanza, tenga en cuenta las capacidades de la persona y la construcción de una sociedad equitativa y en paz”.
Buscar respuestas nuevas
“Hoy más que nunca estamos invitados a buscar respuestas nuevas, coherentes con las realidades”, glosó Pérez Sayago, quien reclamó “respuestas que responden a cambios sociales, económicos y políticos de los pueblos en los que nos hemos encarnado”.
CIEC está presente en 23 países, desde Canadá a Argentina, y en todos estos lugares “la gente busca calidad, que se expresa en una mayor competitividad, y si a eso se suman los escándalos... estamos buscando la llave donde no se ha perdido”.
Con todo, añadió, “no se trata de ser pesimistas, sino de ver las oportunidades que nos ofrece la realidad. Pensar con tranquilidad cómo convertirnos al futuro”. Este es uno de los objetivos de futuro. “El Papa nos ha invitado a ser una iglesia en salida. Él llama a educadores y congregaciones religiosas a asumir un proceso sinodal”, añadió.
¿Y quiénes deben ser los protagonistas?
“Niños y jóvenes sin escuela, en las calles, niños soldados, niños abusados, desplazados por las guerras, inmigrantes en países que los desprecian”, todos ellos “víctimas de las nuevas marginalidades: desempleo, inmigración, falta de acceso a las tecnologías, desplazamientos por causa de la violencia...”.
Globalización de la esperanza
“Hagámonos una pregunta”, lanzó, con ciertos tintes de provocación, Pérez Sayago. “¿Quién es el responsable de la sangre de nuestros hermanos y hermanas? Nadie. Hemos perdido el sentido de la responsabilidad hacia nuestros hermanos. Nos hemos vuelto insensibles al dolor del otro. En este mundo globalizado, hemos caído en la indiferencia globalizada”, denunció.
Frente a ello, el secretario general de CIEC abogó por la “globalización de la esperanza”. “Esto es lo que ofrece la propuesta educativa de la escuela católica. Es el momento para ser significativos. En nuevos escenarios, con nuevos acentos”.