José Francisco Serrano sabe mucho. Por sí mismo, y por sus padrinos, de tiempos pasados pero que lamentablemente en España todavía cuentan con demasiados adeptos. Aunque últimamente -¿desde las elecciones a la presidencia en la Conferencia Episcopal, tal vez?- ha perdido algo de su 'galleguidad', y comienzan a verse sus querencias. Tiene sus filias y sus fobias, y se nota que no quiere a este Papa.

Hoy, Serrano se despacha en ABC con un artículo titulado 'Catocomunistas' en el que denuncia cómo "da la impresión de que se está produciendo una nueva alianza entre cristianos y comunistas que se percibe con claridad, entre otros aspectos, en los siguientes: coincidencia en las temáticas prioritarias de la agenda de actuación y de exposición pública, utilización de lenguajes compartidos y elaboración de propuestas conjuntas que contienen no poca dosis de ingenuidad y buena voluntad compartida".

"Está claro. En esta nueva constelación, quien sale perdiendo es el catolicismo, que abandona su centro, las temáticas y los lenguajes específicos y que parece olvidar las lecciones de la historia. La fe instrumentalizada por la ideología y la ideología reanimada por la fe". dice Serrano.

Y uno no puede sino acordarse de cómo hace apenas una década, y con los padrinos de Serrano a la cabeza, los obispos salían a la calle junto a los grupos ultracatólicos -sí, los mismos que ahora inflan a denuncias a Fernando Simón o el Gobierno por su gestión durante la pandemia, pero no a otros gobiernos regionales. Sí, los mismos que calificaban de 'profanación' el traslado de los restos de Franco. Sí, los mismos que piensan que el homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus fue un 'aquelarre masónico'- para protestar contra el matrimonio igualitario, Educación para la Ciudadanía y cualquier otra idea del progreso, y hacer marchas por la 'auténtica familia católica' que tenían mucho de Cruzada y muy poco de Sagrada Familia de Nazaret.

Curiosamente, sólo el actual presidente, Juan José Omella, acudía a otra manifestación, esos mismos días, por la 'Pobreza Cero'. Será un 'Catocomunista'.

El problema es que, dándole la vuelta al calcetín -en este tipo de argumentarios de blancos y negros, siempre es posible-, a los 'catocomunistas' se les podría contraponer otra tribu, compuesta por esos padrinos de Serrano, y otros muchos. Siguiendo la composición de palabras utilizada por el columnista, proponemos otra: 'Fascistólicos". Y, si hay que elegir, mucho me temo que Jesucristo estaría más cerca de los supuestos 'catocomunistas' que de estos 'fascistólicos'. Aunque, como ya decimos, las tesis de blancos y negros sólo sirven para los que no entienden de matices. Espero que no sea el caso. Buen domingo.

Y, si hay que elegir, mucho me temo que Jesucristo estaría más cerca de los supuestos 'catocomunistas' que de estos 'fascistólicos'. Aunque, como ya decimos, las tesis de blancos y negros sólo sirven para los que no entienden de matices.