¿Pretenden ahora hacer ver que el benedictino nunca se opuso a la acción del Estado? Los 'blanqueadores' del prior Cantera y el fin de la partida
El administrador de la Abadía del Valle de los Caídos asegura, ahora, que no opondrá una "resistencia violenta" a la orden del Supremo, y que jamás ha pretendido echar un pulso al Estado o al Vaticano
Hace apenas 48 horas, en una carta oficial, espetaba a la vicepresidenta Calvo que "la Abadía no autoriza el acceso a la Basílica con la finalidad de acceder a una sepultura", como exigió el Supremo
El Alto Tribunal tuvo que recordarle el artículo 118 de la Constitución, so pena de desacato
El Papa, que vivió en sus propias carnes una dictadura, jamás quiso tener nada que ver con la trama del prior
El desafío de la Abadía ha sido triple, y a los tres poderes del Estado: al Parlamento, que aprobó -sin un voto en contra- la salida de Franco del Valle; al Consejo de Ministros, que ordenó la exhumación del dictador; y al Tribunal Supremo, que finalmente quitó al prior la capacidad de veto a la entrada de los funcionarios del Estado
El Alto Tribunal tuvo que recordarle el artículo 118 de la Constitución, so pena de desacato
El Papa, que vivió en sus propias carnes una dictadura, jamás quiso tener nada que ver con la trama del prior
El desafío de la Abadía ha sido triple, y a los tres poderes del Estado: al Parlamento, que aprobó -sin un voto en contra- la salida de Franco del Valle; al Consejo de Ministros, que ordenó la exhumación del dictador; y al Tribunal Supremo, que finalmente quitó al prior la capacidad de veto a la entrada de los funcionarios del Estado
El desafío de la Abadía ha sido triple, y a los tres poderes del Estado: al Parlamento, que aprobó -sin un voto en contra- la salida de Franco del Valle; al Consejo de Ministros, que ordenó la exhumación del dictador; y al Tribunal Supremo, que finalmente quitó al prior la capacidad de veto a la entrada de los funcionarios del Estado
Santiago Cantera no opondrá una "resistencia violenta" al cumplimiento de la ley. No se encadenará a las puertas de la basílica, ni formará una barrera de benedictinos alrededor de la tumba de Franco. El prior -aunque aún no lo ha verbalizado expresamente- acatará la ley y permitirá el acceso de los técnicos al Valle de los Caídos para exhumar al dictador Francisco Franco.
¿Ha cambiado en algo su postura? Algunos 'blanqueadores' profesionales, los mismos que intentaron echar una mano al Nuncio cuando estuvo a punto de provocar un conflicto con el Gobierno al acusar a Pedro Sánchez de "resucitar a Franco", dicen ahora que el prior Cantera jamás quiso desobedecer, que nunca fue su intención echar un pulso al Gobierno o a la Santa Sede. Que recurrirá "según las vías legales", pero que acatará el fallo del Supremo.
Pena de desacato
Y, sin embargo, ellos mismos -y el propio prior sabe que miente cuando asegura nunca iba a "tensar la cuerda" o que no esperaba la orden de Roma para actuar- se hicieron eco de la carta que el mismo Cantera hizo llegar, ¡el miércoles! a la vicepresidenta del Gobierno, en la que anunciaba, textualmente, que "la Abadía no autoriza el acceso a la Basílica (lugar de culto) con la finalidad de acceder a una 'res sacra' (sepultura)", añadiendo que la sentencia del Supremo "no resuelve alegaciones" planteadas por la Abadía, entre las que destaca la "vulneración de la libertad religiosa" de su "comunidad al pretender actuar en un lugar sagrado" y no contar con "la preceptiva autorización eclesiástica". Hasta el Supremo tuvo que recordarle que cualquier ciudadano debe cumplir con el artículo 118 de la Constitución, so pena de desacato.
Muchos de los que hoy 'blanquean' al prior, presentándole como una víctima del sistema y un hombre de honor, aseguraban ese mismo día que "Franco no se mueve del Valle", que el Supremo se había equivocado y que nadie podía permitir que se quebrara la inviolabilidad de la basílica (que, por cierto, pertenece a Patrimonio Nacional). Muy buenos profetas, por cierto.
Ellos saben, y el prior Cantera también, que durante meses se opuso, contra viento y marea, a los intentos de todos los actores eclesiales que han tomado parte en esta trama para que depusiera su actitud. El cardenal de Madrid, Carlos Osoro; el presidente del Episcopado y su portavoz, Ricardo Blázquez y Luis Argüello; los abades de Leyre y Silos; el abad de Solesmes; la congregación para la Vida Religiosa; y la Secretaría de Estado.
El Papa ya lo vivió en Argentina
Y también saben que Cantera quería que fuera el mismo Papa quien le comunicara una orden que, por otro lado, jamás llegó... porque Roma, desde el principio, dejó claro que se trataba de un asunto que debían dilucidar los poderes públicos españoles. Y porque el Papa, que vivió en sus propias carnes una dictadura, jamás quiso tener nada que ver con la trama del prior.
Porque hay que recordar, ahora que tratan de 'blanquear' al pobre prior, que el desafío de la Abadía ha sido triple, y a los tres poderes del Estado: al Parlamento, que aprobó -sin un voto en contra- la salida de Franco del Valle; al Consejo de Ministros, que ordenó la exhumación del dictador; y al Tribunal Supremo, que finalmente quitó al prior la capacidad de veto a la entrada de los funcionarios del Estado. Los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. A todos ellos quiso enfrentarse Cantera, y con ellos al mismísimo Vaticano.
Sus días están contados
Este mediodía, el prior que ahora reniega de su pasado falangista (otro 'blanqueo más'), se mostraba compungido por la imagen que se ha dado de sí mismo, e incluso llegaba a plantear, hipotéticamente, su traslado a África para asegurar su obediencia a la Iglesia.
No le falta razón: Santiago Cantera Montenegro sabe que sus días al frente de la Abadía -como ya le ocurriera al Nuncio cesante, al que también quisieron 'blanquear'- están contados. Y que, gracias a su arriesgadísima estrategia, el futuro de la congregación en Cuelgamuros está más en entredicho que nunca. No faltará quien busque culpables fuera de sus muros. Pero Cantera, en su conciencia, sabe que el único culpable será él. Y que ese sepulcro no habrá fariseo que lo blanquee.
Mal que les pese, la democracia rige para todos. Y, tras la partida de ajedrez, Cantera no tuvo más remedio que entregar al Rey. En este caso, al dictador Franco.
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