Crónica de la visita de Pablo VI al barrio Venecia de Bogotá el 24 de agosto de 1968 "Jesús es el defensor de la gente pobre" (Pablo VI)

Pablo VI en Bogotá
Pablo VI en Bogotá

El día que Pablo VI bendijo a la multitud desde la ventana de una humilde vivienda del barrio Venecia en Bogotá

En la parroquia de santa Cecilia en Bogotá se sintió no una Iglesia lejana que desde Roma daba sus directrices, sino una Iglesia cercana

"Soy, como vosotros, un hombre; un hombre modesto y necesitado; necesitado de la misericordia de Dios y de vuestras oraciones"

"Jesús, hijos carísimos, es el defensor de la gente pobre, ¡Jesús es la esperanza de los míseros y de los desvalidos!"

"Pues él entró solito y en la calle había mucha gente por lado y lado. Y cuando yo llegué a abrir esa ventana, entonces pues yo lo vi en la ventana echando la bendición"

Atender y proveer a las necesidades de los más pobres es el primer paso en el anuncio de la Buena Noticia. Así lo recuerda Pablo VI en la Populorum Progressio 15 meses antes de su visita a Colombia en: “Si un hermano o una hermana están desnudos —dice Santiago— si les falta el alimento cotidiano, y alguno de vosotros les dice: "andad en paz, calentaos, saciaos" sin darles lo necesario para su cuerpo, ¿para qué les sirve eso?» (St 2, 15-16). Hoy en día, nadie puede ya ignorarlo, en continentes enteros son innumerables los hombres y mujeres torturados por el hambre, son innumerables los niños subalimentados. Hasta tal punto que un buen número de ellos muere en la tierna edad; el crecimiento físico y el desarrollo mental de muchos otros se ve con ello comprometido, y regiones enteras se ven así condenadas al más triste desaliento.” (nro. 45).[1]

Esa preocupación por los pobres llevó a Pablo VI a visitar el barrio Venecia al sur de la ciudad de Bogotá a pesar de su agitada agenda de tres días en agosto de 1968 con motivo de la clausura del 39° Congreso Eucarístico Internacional y de la inauguración de la II Conferencia General del episcopado Latinoamericano que se desarrollaría durante los siguientes quince días en Medellín. La prensa de la época registra significativos momentos el paso del pontífice por ese sector marginado de Bogotá[2]: celebración de la eucaristía al aire libre en la parroquia de santa Cecilia, desayuno con los niños de primera comunión y sus padres y la visita inesperada a dos humildes viviendas; en una de las cuales, el pontífice se asoma a la ventana para saludar a la multitud. La imagen, no muy conocida, muestra al sucesor de Pedro hablando sin palabras de su cercanía con los pobres desde una nueva ventana lejos del Vaticano.

AVISO DE PRENSA PABLO VI EN VENECIA 1968

El padre Mauricio Cuéllar, párroco de santa Cecilia en 2018, 50 años después de la visita del papa, cuenta en un video para el canal Cristovisión de Colombia lo que representa aún hoy en día la visita de Pablo VI el 24 de agosto de 1968 para los laicos de su parroquia: “No hay un hecho que haya marcado más a esta comunidad de Venecia, de la parroquia santa Cecilia que la visita del papa. Porque la visita del santo Padre les dio presencia dentro de una ciudad: un pueblo, un barrio que nacía; y fue privilegiado con la visita de un sumo pontífice. La gente cuenta lo que vivió. Cuentan ellos que fue motivo de un ardor de fe; donde se sintió no una Iglesia lejana que desde Roma daba sus directrices, sino una Iglesia cercana, un Dios cercano que acompaña al pobre, que acompaña al que está alejado. El mensaje fue claro: Dios está con los pobres; el Señor está cerca de los necesitados; el Señor no olvida el dolor de los fieles, no olvida el dolor de su comunidad; y esa visita del santo Padre quiso ser eso: Dios cercano, Dios sensible, Dios que ama incluso a los que se sienten abandonados”.

VISITA PABLO VI 1968 VENECIA

Por aquella época faltando muy poco para la visita del Papa al barrio, el diario el Tiempo decidió entrevistar al párroco Carlos Sánchez de la iglesia Santa Cecilia, y retrata como era el barrio en 1968, año de la visita de Su Santidad:

"Este barrio es una construcción de ladrillo, lo que nosotros decimos en nuestra jerga colombiana, a lo machetero. El barrio cuenta con una junta parroquial compuesta por seis sectores, cada sector cuenta con 9 personas, ellos son los que han trabajado en el embellecimiento del barrio y en los otros preparativos para la visita del Papa el próximo sábado”. El padre confiesa que no ha tenido tiempo para visitar la barriada casa por casa por casa y calcula que necesitaría cerca de 3 años para realizar dicha labor pastoral. Lo cual nos daría una idea del tamaño del barrio en dicha época.

Mientras Su Santidad Pablo VI se encontraba en la Nunciatura Apostólica en el centro de la ciudad, hacia las 3 de la madrugada del sábado 24 de agosto de 1968 centenares de personas procedentes de muchas partes de Bogotá y de Colombia empezaron a reunirse en la plaza de la parroquia de Venecia y sus alrededores guardando una verdadera y paciente vigilia. El barrio Venecia se encontraba poblado en general por personas de escasos recursos económicos que esperaban con fervor la llegada del Papa.

Pablo VI atraviesa la ciudad en coche cerrado con techo transparente. Tiempo nebuloso, aire frío. Pero por todas partes fiesta, banderas, aclamaciones. A las 8:20 am llega al templo. Campanas al vuelo. Le recibe el párroco, don Jaime Sánchez. La iglesia y los alrededores llenos de fieles gozosos hasta el extremo. El emocionante espectáculo de pañuelos blancos se apoderaba de la parroquia que está llena de gente.

PABLO VI EN VENECIA 1968 1

Pablo VI hace entonces su entrada a la plaza principal, que como fondo tiene la parte trasera de la parroquia de Santa Cecilia. Se dirigió hasta la puerta principal y entró al templo a bendecir y a saludar los enfermos. Ancianos en camillas, paralíticos en sillas de ruedas y en muletas, niños en iguales circunstancias que extendieron sus manos al entrar el sumo pontífice.

PABLO VI EN VENECIA 1968 2

Una vez entró a la parroquia le fue presentado al Papa el joven párroco Carlos Sánchez, hombre de 30 años que había sido ordenado como sacerdote en el año de 1963 y que fue enviado al barrio Venecia en mayo de 1967. Le fueron presentados entonces al papa algunos enfermos y así los saludó: “Queridísimos enfermos aquí presentes, leprosos de Agua de Dios que nos escucháis, enfermos de Colombia y del mundo: Nos disponemos a celebrar, dentro de unos instantes, la Santa Misa. Antes queremos deciros que os llevamos dentro del corazón, que ocuparéis un puesto de predilección en nuestro recuerdo en el Altar porque en vosotros vemos a Cristo doliente, que vamos a pedir intensamente por vuestra mejoría y a depositar en el Cáliz de Redención vuestros sufrimientos y vuestras ansias para que en vosotros tengan el valor de un mérito que contribuye, con vuestro generoso ofrecimiento, a la santificación de la Iglesia y del mundo.

Cuando llegue el momento del Ofertorio, sabed que el Papa os presenta a Cristo; en el silencio de la Elevación, sabed que pide muchos destellos de fortaleza y de amor para vosotros y vuestros familiares; en el momento de la Comunión, sabed que os desea que Jesús, Huésped Divino, difunda para siempre su paz en vuestros corazones. Entretanto, y como prenda de esos dones, os anticipamos una cordialísima Bendición”.[3]

MISA EN VENECIA 1968 1

La misa fue presidida por el Santo Padre; durante algunos lapsos estuvo ayudado por seis párrocos de los barrios vecinos. La misa se celebró sobre un altar construido en madera especialmente para la ocasión. Tan sólo un Cristo de madera pendía de la pared blanca del templo, además 4 cirios y una copa de cristal y dos macetas de orquídeas en cestas de mimbre eran las únicas flores que había en la base de madera.

MISA EN VENECIA 1968 3

Esta es la homilía que pronunció Pablo VI durante la eucaristía:

“Carísimos Hijos: Ante todo, hagamos nuestras presentaciones. ¿Quiénes sois vosotros? Vosotros sois cristianos, católicos, hijos de la Iglesia; por tanto sois mis hijos, y como a tales yo os saludo.

Saludo al Clero presente y, en primer lugar, al Párroco. Veo en él no sólo al hijo sino también al hermano, puesto que él es sacerdote; él es el colaborador del ministerio pastoral; y yo quiero honrar el grande y devoto servicio que él lleva a cabo en esta Parroquia que es una porción de la Iglesia católica y quiero ver en su persona a todos los Párrocos, a todos los Sacerdotes entregados a la cura de almas; y deseo enviar desde aquí mi saludo y mi bendición a todos los Sacerdotes que consagran su vida al culto de Dios y a la asistencia religiosa y caritativa de la comunidad eclesial: les doy gracias, los aliento y los bendigo.

Saludo también a vosotros, fieles de esta Parroquia; a vosotras, familias cristianas; a vosotros, trabajadores y campesinos; a vosotros, jóvenes; y especialmente a vosotros, niños que recibiréis hoy la primera Comunión.

MISA EN VENECIA 1968 2

Y, ¿quién soy yo? Bien lo sabéis: soy, como vosotros, un hombre; un hombre modesto y necesitado; necesitado de la misericordia de Dios y de vuestras oraciones. Porque he sido encargado, sin mérito o elección por mi parte, de representar al Señor Jesús; soy el sucesor de San Pedro, el apóstol a quien el Señor entregó las llaves, esto es, los poderes para dirigir santificar la Iglesia y para guiar a todos los fieles hacia su salvación en el paraíso. Soy el Papa que quiere decir: padre de todos. Por ello llego a vosotros en el nombre del Señor; y querría que vosotros, al mirarme, pensaseis no en mi humilde persona sino en El, en Jesús, presente en mi ministerio.

Una sola palabra tengo que deciros: que me siento, ¡feliz de encontrarme hoy entre vosotros! ¿Por qué me siento feliz? Porque también Jesús, si estuviese aquí personal y visiblemente, como lo estaba durante su vida temporal del Evangelio, se sentiría feliz. Él amaba a los niños; Él amaba a la gente sencilla y pobre; Él amaba a quienes lo escuchaban. Vosotros, hijos queridísimos, sois los preferidos del Señor y, por tanto, los preferidos míos, del Papa, el cual tiene el gozo de hallarse entre vosotros, de conoceros, de consolaros, de honraros, de bendeciros.

Más aún, os diré que mi alegría ha de ser la vuestra, porque estáis los más cercanos a Cristo, precisamente por las condiciones de vuestra vida, y sois los que mejor podéis entender que Cristo es nuestro gozo, nuestra verdadera y suprema felicidad.

MISA EN VENECIA 1968 4

Yo querría que esta palabra quedase en vuestras almas, como recuerdo de este encuentro: Cristo es el gozo y el consuelo de la vida. Él es el gozo porque da a nuestra vida su verdadero significado, su dignidad, su seguridad. Es nuestro consuelo porque también El, el Señor, ha sufrido, ha sido pobre, ha trabajado con fatiga, y hasta fue puesto en la cruz. Él nos entiende, Él es nuestro compañero, Él es nuestro consolador. Jesús, hijos carísimos, es el defensor de la gente pobre, ¡Jesús es la esperanza de los míseros y de los desvalidos! Es Jesús quien nos hace buenos, quien nos hermana, quien nos da el sentido de la justicia, quien nos hace fuertes en el sufrir y en el querer. Es Jesús quien perdona nuestros pecados. Es El quien santifica nuestros dolores. Es El quien nos enseña a amar. Es Jesús quien nos da la paz, la verdadera paz, con el pan para esta vida y con el pan para la vida eterna, mejor que ésta. Es Jesús el profeta de las bienaventuranzas.

Pues bien. Recordad este encuentro con Jesús y también estas palabras para siempre: ¡Jesús es el gozo de nuestra vida! Está por llegar Él. Bajo las apariencias del Pan eucarístico, Jesús, dentro de poco, se encontrará aquí. ¡Estará aquí para vosotros, niños! ¡Para vosotros, enfermos! ¡Para todos vosotros, fieles de Santa Cecilia! ¡Estará aquí para decir a cada uno de vosotros: Yo soy el pan de la vida! Yo soy vuestro alimento, vuestro conforto, vuestra esperanza, vuestra felicidad. ¡Jesús es el gozo de nuestra vida![4]

MISA EN VENECIA 1968 5

Nueve niños e igual número de niñas vestidos de franciscanos y de teresitas, de color crema, recibieron junto con sus respectivos padres la comunión. Yendo al altar en grupos de tres. Una vez terminada la eucaristía Su Santidad pasó a la parte posterior de la iglesia para desayunar, como lo había dispuesto con los padres de los niños a las cuales había dado la comunión. Ellos eran 18 padres de familia procedentes de barrios obreros de Bogotá. Este simbólico desayuno era la primera comida recibida por el pontífice fuera de su residencia. El Nuncio Apostólico Eduardo Martínez Somalo, monseñor Aníbal Muñoz y el párroco de la iglesia también estuvieron presentes en el lugar.

PABLO VI DESAYUNO EN VENECIA 1968

El santo Padre se sentó a la misma mesa con los sencillos obreros bogotanos a quienes sirvieron las religiosas que habitualmente atendían los menesteres domésticos en esta sencilla capilla. El desayuno servido al pontífice consistió de una taza de caldo con pandeyucas y café y el mismo menú fue servido a todos en una vajilla regalada por pedernal Corona.

La despedida resultó verdaderamente conmovedora. El Papa se entretuvo con los padres y madres de los niños, entró de nuevo en la pequeña iglesia y, al despedirse, dejó una suma de dinero al párroco para las obras de caridad y apostolado.

El deseo del Santo Padre por recorrer el barrio una vez finalizada la eucaristía no estaba incluido en el programa oficial pero fue una demostración más de su sincero amor por los pobres. Lágrimas y gritos de júbilo y multitud de aplausos fueron expresados ante tan noble gesto.

PABLO VI EN VENECIA 1968 3

Su figura menuda y frágil aunque imponente descendió lentamente del vehículo, para sorpresa de muchos aún incluso el personal de escolta, para penetrar en forma sorpresiva en una casa en donde residían tres familias y luego repitió el mismo ritual en otra casa en donde vivían dos familias pobres, pero muy sencillas de trabajadores.[5]

PABLO VI VISITA CASA 1 VENECIA 2

Pablo VI visitó primero el hogar de Carlos y Gloria de Pinzón junto con sus hijos. Yolanda Pinzón, de las hijas así lo recuerda: “Muchísima gente, había ejército a lado y lado de la cuadra. Nosotros que éramos más pequeños pudimos estar al lado de él. Mi mamá le ofreció un tinto (café espresso) y se sentó un rato en una silla de bus para hablar con los de la casa. Nos dio la bendición; a algunos niños nos tocó la cabeza; son los recuerdos que tenemos”.

PABLO VI VISITA CASA 1 VENECIA 3

PABLO VI VISITA CASA 1 VENECIA 1968 1

Después de esa primera visita, Pablo VI sube al papamóvil, recorre tres cuadras, para, junto con su comitiva en la casa de los Liévano y toca su puerta. Así lo recuerda la señora Soledad Cortés de Liévano: “Pues él entró solito, aunque lo acompañaban tres o cuatro personas y en la calle había mucha gente por lado y lado. Y cuando yo llegué a abrir esa ventana, entonces pues yo lo vi en la ventana echando la bendición. Y me causó… dije pero a qué horas fue que hizo éso. Entonces ya rezamos una oración; eso fueron como cinco minuticos. –Nos dijo- que fuéramos en la familia muy unidos, que no olvidáramos el santo rosario, y que fuéramos muy católicos”.[6]

PABLO VI EN LA VENTANA VENECIA 2

PABLO VI VISITA CASA 2 VENECIA

PABLO VI VISITA CASA 2 VENECIA 2

En estas frases resumieron las familias privilegiadas que recibieron la visita papal toda su alegría: "Para nosotros, es lo más grande que nos ha podido pasar, nunca olvidaremos estos momentos y cada día nos esforzaremos más por tener un hogar feliz".[7]

PABLO VI EN LA VENTANA DE VENECIA EN UNA REVISTA ALEMANA

Pablo VI regala a las dos familias visitadas sendos crucifijos que conservan hasta la fecha como recuerdo de una gracia de Dios muy especial. La parroquia de santa Cecilia, del barrio Venecia, en la actualidad también conserva cuidadosamente reliquias de la visita de Pablo VI: desde los ornamentos que usó durante la celebración eucarística hasta la vajilla empleada en el desayuno con los parroquianos. Una gran cantidad de fotografías en el museo que acaba de ser restaurado y la silla de madera que continúa siendo la sede de la parroquia dan testimonio de una visita que cambió la historia de un sector marginado de la capital colombiana.

CRUCUFIJO QUE REGALÓ PABLO VI EN VENECIA

MUSEO DE LA VISITA DE PABLO VI ORNAMENTOS DE PABLO VI

PARROQUIA DE SANTA CECILIA VENECIA ACTUALMENTE

[1] https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/encyclicals/documents/hf_p-vi_enc_26031967_populorum.html

[2] https://www.wradio.com.co/multimedia/fotogalerias/fotos-16-imagenes-que-cuentan-como-fue-la-vista-de-pablo-vi-el-primer-papa-que-estuvo-en-colombia/20170829/fotogaleria/3563060.aspx#179852

[3] https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/homilies/1968/documents/hf_p-vi_hom_19680824_santa-cecilia.html

[4] https://www.vatican.va/content/paul-vi/es/homilies/1968/documents/hf_p-vi_hom_19680824_santa-cecilia.html

[5] https://historiapolicianacionaldecolombia.blogspot.com/2018/01/policia-nacional-garante-de-la.html

[6] https://www.youtube.com/watch?v=1LeionHFh_o

[7] http://barriovenecia.blogspot.com/2010/04/visita-del-papa-pablo-vi.html

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